Las trampas de los fondos EDIL
Una ayuda millonaria puede ser el impulso definitivo para transformar tu ciudad... o el error que te haga perder las próximas elecciones
Once ayuntamientos de la Región de Murcia se repartirán más de 72 millones de euros para impulsar proyectos de transformación urbana en sus barrios, abordando ... retos medioambientales, económicos y sociales. Cada uno recibirá entre 4 y 8 millones de euros de los fondos EDIL (Estrategias de Desarrollo Urbano Integrado Local), financiados por el Feder de la Unión Europea.
Se trata de los municipios de Cartagena, Molina de Segura, Cieza, Jumilla, Alhama de Murcia, Las Torres de Cotillas, San Javier, Alcantarilla, San Pedro del Pinatar, Torre Pacheco y Yecla, junto con la Mancomunidad Turística de Sierra Espuña. Una gran noticia para todos ellos, pero que llega con letra pequeña.
Porque estos fondos no son un ingreso garantizado, sino una senda financiera: una ayuda que se hará efectiva si los ayuntamientos demuestran capacidad de gestión. Quien no consiga ejecutar en los tiempos marcados, perderá parte o la totalidad de los fondos. Y quien lo haga bien, podrá recibir más. Así, la buena gestión será premiada; la mala, penalizada.
Teniendo esto en cuenta, esta ayuda millonaria puede ser, para cualquier alcalde, el impulso definitivo para transformar su ciudad... o el error que le haga perder las próximas elecciones. Todo dependerá de cómo la gestione y cómo plantee su comunicación.
Los ayuntamientos han entrado en modo examen, y si quieren superarlo hay algunas claves que conviene tener presentes.
La primera es la organización interna. Gestionar los fondos EDIL implica cumplir plazos exigentes, redactar, licitar y ejecutar proyectos con rapidez. Y eso solo será posible si todos los departamentos implicados —obras y servicios, contratación, intervención, comunicación, cultura, comercio...— trabajan de forma coordinada.
Una opción será crear un grupo de trabajo que alinee a todos los servicios. Pero lo esencial de este grupo no será su composición, sino quién lo lidera. En la mayoría de los municipios, solo el alcalde o alcaldesa tendrá la capacidad de movilizar a toda la estructura municipal y garantizar que los proyectos avancen con la prioridad que merecen. En ciudades más grandes, esta función puede delegarse en otra persona, siempre que cuente con autoridad suficiente y el reconocimiento interno necesario para impulsar un proyecto de esta magnitud.
A esta clave de gestión se le suma una condición política ineludible: aprobar los presupuestos. El Ministerio puede asignar los fondos, pero si no se recogen en los presupuestos locales, no podrán ejecutarse. Y este es un riesgo real en la Región de Murcia, donde 9 de los 11 ayuntamientos beneficiarios no cuentan con mayoría absoluta y algunos de ellos, como Cieza, Yecla o Jumilla, mantienen una relación complicada con la oposición, lo que dificultará su aprobación.
Si los presupuestos se bloquean por táctica partidista, las inversiones se perderán. Y el principal coste no lo asumirá el gobierno local, sino el municipio, los barrios afectados y, en última instancia, los vecinos. Sería una irresponsabilidad imperdonable dejar escapar esta oportunidad por una estrategia política equivocada.
Por otro lado, la gestión de los fondos EDIL supone un reto que va más allá de lo técnico. Porque no se trata de ejecutar una subvención, sino de plantear un proyecto de futuro, que exige liderazgo, dirección y visión.
Eso implica construir una visión de conjunto que dé sentido a cada actuación, conectando todas las inversiones con un propósito común: mejorar la vida de los vecinos y revitalizar los barrios. Esta visión política cobra más sentido si tenemos en cuenta que en mayo de 2027 tenemos elecciones municipales, pues obligará a los alcaldes a tener claro qué van a comunicar, qué van a hacer y qué resultados podrán o querrán mostrar para esa fecha.
La comunicación debe ser clara, cercana e ilusionante, enfocada en lo que de verdad importa a los vecinos. A nadie le interesa si se han conseguido más o menos fondos, sino qué se va a hacer con ellos y qué cambios van a notar en su barrio.
Del mismo modo, las actuaciones que se pongan en marcha en estos primeros meses deben estar bien enfocadas. Conviene centrarse en la activación social, la participación e implicación de la ciudadanía en el proyecto. Y que se genere así un sentimiento de 'ir juntos para mejorar nuestro barrio'. De esta forma, dará igual que las grandes actuaciones se materialicen en la siguiente legislatura. Porque lo importante es que los vecinos compartan el proyecto con el ayuntamiento y perciban que avanzan juntos.
Y esto me lleva a la reflexión final: dejar atrás la obsesión por las inauguraciones. La política de cortar cintas no funciona como palanca electoral. Lo que genera apoyo es un gobierno que combina visión de futuro y credibilidad. Que los vecinos perciban que el ayuntamiento tiene un rumbo claro y que quien lo lidera tiene la capacidad de hacerlo realidad. Eso es lo que cuenta. Y eso es lo que arrastra voto.
Los fondos EDIL son una gran oportunidad, pero también una trampa para quienes no estén preparados. Los líderes locales que no sean capaces de transformar estos fondos en confianza, participación y visión de futuro, habrán desaprovechado la mayor oportunidad de la legislatura. En política municipal, no importa cuántos millones tengas, sino qué ciudad serás capaz de levantar con ellos... y si sabrás contarlo bien.
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