Una condesa negra y criminal
NADA ES LO QUE PARECE ·
La última y sorprendente noticia de un descubrimiento literario de verdadero interés lleva adjunto el nombre de Pardo BazánEl campo de la Literatura, como ocurre con cierta frecuencia en el mundo de la Ciencia, también nos depara, de vez en cuando, verdaderas y ... gratas sorpresas. No es habitual que aparezcan manuscritos inéditos, mensajes hallados en una botella, poemas que se creyeron perdidos para siempre, novelas que dormían el sueño de los justos en el fondo de un cajón o en un archivo en el que nadie había reparado desde hacía siglos. Pero a veces sucede.
No son pocos los hispanistas que, desde hace décadas, andan a la caza y captura de una edición del 'Lazarillo de Tormes' anterior a la de 1554, que sigue siendo considerada como la primera. Siempre quedará la sospecha de un manuscrito precedente en el que se haya basado el texto con el que hoy contamos, teniendo en cuenta, además, que, aunque ya existía la imprenta, era habitual que circularan las copias a mano. Y mucho más si el contenido, además de ameno, resultaba un tanto heterodoxo, maldito, discrepante con el Estado o con la Iglesia, que no tenía piedad con los impíos y los pecadores.
Lo que daríamos por hallar un esbozo del 'Quijote', llevado a cabo por el propio Cervantes, en el que ya se perfilara la estructura y el desarrollo de la novela más universal de la historia de la Literatura. Pero sólo son conjeturas. Deseos, más que realidades. Sin embargo, aún quedan muchos rincones por explorar. Verdaderos tesoros ocultos, sobre todo, en bibliotecas y archivos, casi todos ellos eclesiásticos, en donde no se ha permitido poner un pie por lo que pudiera pasar.
La última y sorprendente noticia de un descubrimiento literario de verdadero interés lleva adjunto el nombre de la condesa de Pardo Bazán, de la que ahora, justo el pasado 12 de mayo, se ha cumplido el primer centenario de su muerte. En los años setenta, su hija María de las Nieves donó a la Real Academia Gallega una parte importante del legado de su madre. Muchos papeles de los que nunca se sabe qué hacer con ellos. Entre todo ese material había una maleta. Y dentro de la misma, casi dos centenares de cuartillas mecanografiadas de las que nadie conocía su existencia. Se trata de un borrador en un estado lamentable. Repleto de tachones, atacado de borrones y manchas de humedad. Y lo que es aún peor: sin orden ni concierto, como una baraja que se hubiera desparramado por el suelo.
Con mucha paciencia, el profesor José María Paz Gago, que es un reconocido catedrático gallego, paisano, pues, de la escritora en cuestión, amén de poeta y amigo personal de Umberto Eco, que tanto entendía de estos laberintos, ha logrado sacar en claro el contenido de esos folios. El resultado no ha sido otro que la novela titulada 'Selva' que es la continuación de otro relato de carácter policiaco de doña Emilia Pardo Bazán, 'La gota de sangre', que salió a la luz en 1911.
La escritora gallega era, como se sabe, un culo de mal asiento. Una mujer, además de inteligente y harto curiosa, que siempre estuvo al tanto de lo que sucedía en Europa. Se interesó antes que nadie por los escritores rusos, a los que tradujo del francés. Y viajó –alguna vez en la secreta compañía de Galdós– por buena parte del Continente en donde conoció personalmente a los más reputados escritores de su tiempo. La novela negra comenzaba a tomar cuerpo, y ella no quería quedarse atrás, por lo que decidió hacer sus pinitos. Una manera de demostrarse a sí misma y a todos los que la rodeaban que ella también disponía de la imaginación suficiente como para abordar este género. No fue su inventora, pero sí insistió en diseñar la figura y darle continuidad a un detective al que llamó Selva. Un tipo perspicaz, avispado e intuitivo que hacía las delicias del lector.
Doña Emilia, a la vista de los hechos, se adelantó a la mismísima Agatha Christie en este asunto, aunque muchos no estén dispuestos a reconocerlo. Mientras que la escritora británica puso en pie a su famoso Poirot –el detective de magníficos bigotes y cara de huevo– en 1920, con la aparición de 'El misterioso caso Styles', la Pardo Bazán, casi una década antes, ya había transitado por ese camino con insólita calidad y enorme elegancia. La novela española negra y criminal, que se creía por completo huérfana, espuria, importada y mestiza, ya tiene un espejo en el que mirarse.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión