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La isla

Rabal, Asunción y el PP

Jueves, 23 de mayo 2024, 00:56

Cuenta Stefan Zweig en 'El mundo de ayer' que Rainer Maria Rilke, al que conoció en París, además de gran poeta, era un hombre cuidadoso ... y pulcro en extremo, y no solo en un sentido estético, sino de vida. Elegante, silencioso, educado y alérgico a lo estridente, tenía un buen gusto general y un sentido especial de la belleza que se manifestaba en todo lo que hacía. Y cuenta una anécdota. Tan esmerado era que, si se equivocaba en una página, era incapaz de hacer un tachón y seguir con ella: escribía el poema entero de nuevo. Hasta ese punto llegaba.

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