Borrar
La isla

Insomnio

Jueves, 6 de junio 2024, 01:22

Hay insomnios de todos los colores. Algunos son buscados, como los de Sabina, quien, nocherniego por naturaleza, decía que se levantaba a la hora de ... comer y se acostaba a las seis de la mañana, «cuando es pronto para el deseo y tarde para el amor», como él mismo canta. Hay insomnios famosos y memorables como el de Balzac, de quien se dice que tomaba hasta cincuenta tazas de café al día para poder trabajar de noche; y hay otros de pacotilla como el mío de los últimos tiempos, que no es buscado, sino impuesto. Últimamente me encuentro con una batahola tal de ruidos nocturnos que no hay forma de pegar ojo y cuanto más lo intentas es peor. Así, te dan las tres de la mañana y no es que estés despierto, es que estás tan despierto que parece que nunca fueras a dormir. ¿Han sufrido esa sensación desagradable? Seguro que sí. No sé si seré yo solo en el edificio o será cosa de todos, al estilo de García Márquez, cuando en 'Cien años de soledad' habla de la epidemia de insomnio que una vez invadió Macondo, de forma que nadie en el pueblo podía dormir. El caso es que el despipote de ruidos empieza por los que llegan de marcha y son incapaces de recorgerse en silencio. Ya se sabe: a las tantas de la mañana no hay aficionados nocturnos, sino hinchas de la noche.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

laverdad Insomnio