El voto regional, un avance de las europeas

Esta estimación no debe resultar extraña si se considera que las predisposiciones electorales de los ciudadanos y ciudadanas de la Región están fuertemente influenciadas por el escenario nacional. Esta situación viene precedida de la publicación por parte del CIS de su Barómetro de marzo, donde se estimaba, según el modelo Alaminos-Tezanos, que el PP tendría un importante incremento de votos, obteniendo el 34% de los votos a nivel nacional, tres puntos por encima del PSOE. Esta fuerte subida es aún más importante si con esos mismos datos se atiende a estimaciones independientes más ortodoxas, que sitúan el incremento del voto del PP hasta llegar al 37%, con una distancia de hasta nueve puntos con respecto al PSOE (28%).En este Barómetro de marzo del CIS, el desplome del PSOE no es tan significativo ni tampoco hace grandes transferencias hacia el PP. Sin embargo, el buen resultado nacional de la formación popular en el Barómetro del CIS se explica por la alta fidelidad de sus electores (83,4% frente al 65,1% del PSOE), así como por la alta transferencia de electores que recibe desde Vox, cercanos a los 700 mil en términos netos.

Este escenario nacional que el CIS preveía en marzo se traslada casi de manera mimética al ámbito de competición regional. El PP sube casi seis puntos desde el Barómetro de Invierno, y no es gracias a una transferencia masiva de votantes socialistas. Es más, el porcentaje de voto estimado para los socialistas apenas se modifica desde sus resultados en las elecciones de mayo de 2023.La fuerte subida del PP se debe, como sucede en el ámbito nacional, tanto a un electorado extremadamente fiel, como a la captación de electores de Vox, añadiéndose un factor en este caso regional, la absorción casi completa del electorado de Ciudadanos.

El PP afianza su posición en la Región con el apoyo de un electorado leal,con la tracción de votantes socialistas (unos seis mil electores netos), con la fuerte captación de electores de Vox (unos trece mil electores netos) y de otros partidos sin representación institucional (cinco mil electores netos) y, finalmente, con la aportación de unos veinte mil votos activados desde los abstencionistas de 2023. Por su parte Vox, además de las fuertes transferencias que realiza hacia el PP, posiblemente las más importantes desde las elecciones de 2019, desmoviliza más votantes netos que los que moviliza (saldo negativo de unos cinco mil electores) y tiene un bajo nivel de fidelidad (59,5%, frente al 71,1% del PP). Aún sumando a la fidelidad del voto la simpatía hacia la formación, el PP se distancia notablemente del resto de partidos, con un 82,4% de fidelidad + simpatía, frente al 68,5% de Vox, al 70,1% del PSOE o al 67,9% de Podemos.

Estos magníficos resultados del Partido Popular deben ser comprendidos desde la lógica de la competencia electoral nacional,y de la cercanía del «plebiscito» que supondrá las Elecciones Europeas a la política de Sánchez y su gobierno de coalición, y no deben por tanto cegar ni al PP ni al gobierno regional. Este último debe considerar también las dinámicas regionales internas y las percepciones de los electores, los propios y los ajenos: uno de cada dos electoresdel PP califica la labor del gobierno regional como regular, mala o muy mala. Esta valoración es aún peor entre los electores de su socio de gobierno: solo uno de cada cuatro votantes de esta formación califica la labor del gobierno como buena o muy buena.

El gobierno regional debe ahora analizar estos datos, los positivos y los menos positivos, en un contexto donde por primera vez en muchos años las predisposiciones políticas de los ciudadanos y ciudadanas convierten de nuevo a esta formaciónen un partido dominante.Mejorar la acción de gobierno y actuar sobre la comunicación de la misma para las y los residentes en la Región es un reto muy interesante para que el apoyo de estos no quede al albur de las dinámicas y sucesos nacionales, y tenga una consistencia propia en el marco de la política regional.