Rebajas

Pero lo que sí digo es que nos están 'vendiendo' unas rebajas como si fuera brisa fresca de la primavera ahora que empieza el frío de verdad. Porque a ver quién se resiste a comprarse la blusita liviana de la 'new collection' o la chaquetilla de punto fino cuando aún quedan las heladas de febrero, los chaparrones de marzo y las ventoleras de abril por delante. Tales prendas están colocadas con cierto primor al lado de los montones informes de prendas feas y vulgares sobrantes de la temporada otoño-invierno, como si de un mercadillo dominical se tratase. Que aparecen fardos llenos de prendas anodinas y baratas que nadie había visto hasta anteayer con la etiqueta del precio en grande y/o en fosforito para hacernos creer que nos llevamos un chollo comprando por pocos euros lo que supuestamente costaba el doble durante los festejos navideños.

Para obtener buenos descuentos hay que ir al pequeño comercio de nuestros centros urbanos. Ese que trabaja con márgenes de este mundo y no del espacio sideral; ese que vende el material a un precio razonable y que, en rebajas, no puede dejarlo a un 70% de su PVP oficial. ¿Quiere eso decir que un abrigo –por poner un ejemplo– cuya etiqueta marca como precio original 395 euros (ejemplo real), me lo están rebajando la friolera de 276,5 euros ? ¿Y siguen ganando? Si Pitágoras no miente y pago por él 118,5 euros, estoy manteniendo un negocio que se lleva márgenes de un tanto por cierto bastante obsceno. Da que pensar.