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Caronte aguarda

NADA ES LO QUE PARECE ·

Menéndez y Pelayo se quejaba amargamente por la fatal circunstancia de tener que morirse, con tantos libros que aún le quedaban por leer

Viernes, 19 de marzo 2021, 01:32

Imagino que serán muy pocas las personas que llevan sus lecturas al día. Con todo lo que se publica y con lo mucho y bueno ... que hay por leer, resulta una empresa poco menos que imposible, ni siquiera al alcance de quienes disponen de todo el tiempo del mundo. Creo que fue don Marcelino Menéndez y Pelayo, uno de nuestros más insignes sabios, ahora en completo olvido, quien en el lecho de muerte, rodeado de todos sus deudos, poco antes de expirar, se quejaba amargamente por la fatal circunstancia de tener que morirse, con tantos libros que aún le quedaban por leer, muchos de ellos sobre su mesita de noche, esperando su turno ante la mirada agónica y lánguida de este personaje. Asimismo, en una de las mejores novelas de Almudena Grandes, 'El lector de Julio Verne', el narrador, un niño llamado Nino, manifiesta que, a pesar de la clase de vida que llevaba durante la sufrida posguerra, «no tenía ganas de morirme mientras me quedaran tantos libros por leer, tantas historias por escuchar».

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