Sexo con menores, irse de rositas
Una palabra tuya ·
A las así llamadas, que de todo hay, Yesenia Mercedes, Nelly Paola y Ruth Karina, más un homínido añadido que responde al nombre de Walter ... Giovani, ya le digo yo a usted que muchísimo mejor si no los conoce de nada, ni los tiene por vecinos, ni se le aparecen en sueños. Lógico que esté pensando que tienen nombre de personajes de telenovela barata, o incluso, que de todo hay de nuevo, nombres de intérpretes de telenovelas baratas, pero la realidad es que ni lo uno, ni lo otro, sino que es peor todavía: la realidad es que se han dedicado en esta misma Región que usted habita, que otra vez se ha cubierto de gloria, a ejercer de 'madames' para satisfacer los deseos sexuales, con menores de edad, de señores empresarios ya bastante entraditos en años pero poco dispuestos a andarse con escrúpulos, ni a andarse con demasiado tiento ante la ley.
La carne, que es débil; y el sentido común, que se pierde ante ese oscuro objeto de deseo que puede hacer que te olvides de que, incluso, puede que tú mismo tengas hijas de la edad de las menores a las que estás sometiendo a la tortura de tener que soportar tus babas, tu lado oscuro, tu infidelidad, tu peor cara, el asco que les provocas.
Estas personas que, lejos de llamarse simplemente María o José, se llaman como ya saben y no se dedican precisamente al comercio justo de cacao, ni a labores de voluntariado en Jesús Abandonado, facilitaron las citas carnales que, estos días, ante la Audiencia Provincial y ¡diez años después! de tener lugar unos hechos tan sórdidos, han reconocido siete empresarios y promotores de larga trayectoria profesional y calamitoso comportamiento cívico. Tuvieron a bien pagar a chicas de entre 14 y 17 años por entrelazarse con ellas, por soñar despiertos, por manosear sus cuerpos y sus años previos a ser adultas. La red de prostitución con la que contactaron –Yesenia Mercedes, Nelly Paola...– les servía por encargo el material deseado: menores de edad, carne muy fresca; tampoco hacía falta que hubiesen leído 'La casa de las bellas durmientes', porque tampoco creo que ellos sean lectores de Yasunari Kawabata, que en paz descanse.
Ellas tenían todas no más de 17 años, ellos tiene ahora entre 68 y 92 años, y supongo que también tendrán nietas y nietos, y una familia a la que dar explicaciones, una familia que quizá les haya perdonado; y que tendrán conciencia, que se habrán arrepentido, que les costará mirarse a la cara y que no conocerán el sueño de los justos, lo que puede que les traiga sin cuidado, como les trajo sin cuidado cómo les pudiera afectar a las menores el haberles conocido tan íntimamente y el lastre que les dejaron. Las menores ya tenían antes de pasar por sus manos unas vidas nada envidiables, pero todo puede empeorar.
Los acusados se enfrentaban a cuatro años de prisión por cada relación sexual mantenida con una menor. Pero, ay, debemos contar con el trabajo que llevan a cabo sus defensas, que han logrado pactar con la Fiscalía (?) una bienaventurada salida a su situación que hace posible que sigan libres mediante un acuerdo que fija, por cada uno de los delitos cometidos, una pena de cinco meses. Aunque en conjunto la suma total de las penas pudiera justificar un ingreso en prisión, el acuerdo contempla que las mismas queden en suspenso al no superar ninguna los dos años. Vaya, que se les solicita el compromiso de que no vuelvan a reincidir –el de 92 años, en principio, sería el que lo tendría más difícil–, se les impone un año de libertad vigilada, una multa y el pago de entre 500 y 2.000 euros de indemnización a cada víctima, y asunto resuelto.
Uno de los empresarios, muy conocido y que en su día tuvo importantes cargos de responsabilidad en la patronal, pagó por mantener sexo con cinco de las diez menores víctimas de esta red de prostitución que fue destapada, en 2014, gracias al buen hacer de la Policía Nacional, a la que la Fiscalía ha agradecido públicamente su labor. Genial, ¡diez años después! Una década completa ha tardado el asunto en llegar a juicio. Estará contenta la Policía Nacional, con los años transcurridos y con cómo se van a ir prácticamente de rositas los acusados. ¿Qué más da, no? Al fin y al cabo las menores ya arrastraban con familias desestructuradas o vivían en condiciones de vulnerabilidad que las convertía en carne de cañón y en presas fáciles.
La cabeza alta
Este señor empresario, que cuando sucedieron los hechos tenía 64 años, tiempo más que suficiente para madurar, salió del juzgado con la cabeza alta, la frente sin marchitar y una sonrisa en la cara que provoca escalofríos verla. A cara descubierta, sonriente. En lo primero coincidió con Gisèle Pelicot, la francesa a la que su exmarido drogaba para ofrecérsela dormida a otros hombres que le pagaban por mantener sexo con ella, ajena, pasiva, lo siguiente ya es montárselo con un cadáver. Más de 50 homínidos han ido a juicio para hablar de su participación en esta locura de sexo macabro. Juicio al que ella decidió comparecer, como toda una señora, a cara descubierta. Pero Gisèle Pelicot no sonríe, este empresario sí. Esta causa de prostitución de menores en esta Región ha tardado ¡diez años! en llegar a juicio, motivo que contribuye notablemente a estas rebajas penales que te dejan perplejo.
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