Pornografía emocional para vender discos
Ahora no hace falta el 'Hola' para conocer el estado sentimental de un artista
Una mujer desgreñada entra correteando en una habitación donde duerme un hombre. Parece la habitación de un hotel lujoso, una habitación impersonal, con las mesillas ... descolocadas y mil cosas desparramadas por el suelo y los escasos muebles. La mujer empieza a dar saltitos sobre la cama para despertar al durmiente. La acróbata es Rosalía y la víctima, su novio, un cantante llamado Rauw Alejandro.
Es el arranque del último videoclip de Rosalía, compuesto por imágenes que la pareja ha ido grabando a lo largo de su relación. Son momentos íntimos, con besos, paseos de la mano, baños de espuma, abrazos, risas... Lo más impactante llega al final del vídeo. Una Rosalía emocionada sujeta con una mano el móvil y con la otra una cajita de la que ha sacado el anillo que luce en el dedo anular. Dice: «Ay, Dios, mío, y tol rímel aquí corrío». Duda, lanza un te amo y besa al recién prometido.
Lo primero que pienso es que estas dos personas son cíborgs con un móvil incorporado a la mano y que siempre tienen, incluso en la intimidad, a alguien dispuesto a echarles un rec.
Hace años, no tantos, a los artistas de masas se les imponía no mostrar su vida íntima, porque se quería transmitir la idea de que estaban disponibles y que sus fans tenían una oportunidad de enamorarles. Si se hubiera sabido que Ricky Martin era homosexual esto habría dado al traste con la fantasía de muchas de sus seguidoras. Hoy esta consigna solo se mantiene en el pop coreano, donde los artistas son esclavos, con vidas dictadas por los sellos musicales.
Por estos lares estamos en otra fase. Ahora no hace falta el 'Hola' para conocer el estado sentimental de un artista. Ellos y ellas se encargan de vocearlo en sus canciones y de compartirlo en redes sociales. O en sus videoclips. Esto, que podría ser visto por las mentes cándidas como un signo de avance, de naturalidad o de apertura de mente, no lo es.
El ideal de amor pasional y romántico irrumpe de nuevo de manera sibilina. Ya no basta con tener un físico, ropa y casa estupendas, se impone estar en pareja y que esta relación sea maravillosa. Una nueva trampa para la infelicidad, una nueva vía de negocio.
Porque no nos engañemos, nadie en su sano juicio recibe una noticia impactante o está viviendo un momento extraordinario y lo deja todo para grabar un vídeo con el objetivo de compartirlo con millones de personas a las que no conoce.
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