En la mente de la víctima
En las novelas de crímenes, las víctimas no suelen contar su historia
Hace unas semanas leía una novela titulada 'Nadie salva a las rosas' de Youssef El Maimouni, editada por Roca. El arranque de la historia es ... la descripción de la tortura de una mujer transexual de origen marroquí, narrada con detalle desde el punto de vista de la mujer y entremezclada con recuerdos de su biografía. Como lectores, la conocemos, sabemos de sus anhelos, sus miedos y su dolor. El autor ha decidido que lo sepamos. Ha sido generoso al hablarnos de ella y, sin embargo, no sabemos nada de los agresores. La protagonista del capítulo es la víctima.
Tuve la oportunidad de conocer personalmente al autor, Youssef El Maimouni, y en una conversación me explicaba el porqué de tales decisiones. Y es que, en las novelas de crímenes, las víctimas no suelen contar su historia. La historia de sus asesinatos la narran los médicos forenses a partir de las heridas del cadáver, o los policías, cuando leen los informes. Las víctimas no dejan de ser seres pasivos, la excusa para que la historia arranque. Él quería ofrecer una perspectiva diferente.
Esta novela entraría en la categoría de libros incómodos de los que habla la escritora mexicana Cristina Rivera Garza. Para ella, el principal problema de la mayoría de narradores es que escriben libros cómodos y predecibles. No es el caso de Youssef El Maimouni.
Precisamente ella, Rivera Garza, hace unos días en un artículo para 'El País' hablaba sobre la escritura de la violencia contra las mujeres tanto en México como en Estados Unidos. Decía: «Me parece que en Estados Unidos, comparativamente, hay una narrativa igual de fuerte que es la de la chica muerta, algo que Hollywood ha sabido explotar continuamente, una y otra vez, poniendo tanto énfasis en la mente del asesino, o del perpetrador y menos atención en la complejidad de las vidas de las víctimas». Podemos cortar infinidad de novelas que se basan en esta premisa.
En 2020, Roca publicó el ensayo 'Las cinco mujeres: Las vidas olvidadas de las víctimas de Jack el Destripador' de Hallie Rubenhold. La autora ponía de manifiesto precisamente eso, que las víctimas habían sido tratadas como seres intercambiables que compartían las mismas características (existe la idea errónea de que eran prostitutas). Nadie había hecho el esfuerzo de investigar sus biografías. Porque quien importaba era el asesino.
Por eso quizás nos resulte tan fácil leer novelas con crímenes atroces, porque nos metemos en la mente del criminal. Porque la víctima no es más que una excusa, un personaje secundario en su propia historia.
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