Isabel Martínez Gil: «Sin el río, la Región de Murcia sería una continuación de los desiertos del Magreb»

–Que buena parte de la recuperación que se está realizando en el río Segura la estén realizando voluntarios, ¿es buena noticia porque demuestra el compromiso social por estos asuntos o es mala porque evidencia una cierta desidia de la Administración, que es la que debería encargarse?

–Es buena y es mala. Es buena porque es una forma de concienciar a la gente de que el río Segura es la vena aorta de la comunidad de Murcia, gracias a la cual se ha creado el entorno de nuestra Comunidad, que ha crecido en sus márgenes como todos los pueblos inteligentes de la historia. Sin el pequeño caudal de este río y sus vías de regadío de acequias y brazales, legado por los árabes durante su estancia en la península, no nos quepa la menor duda, de que Murcia sería un desierto continuación de los del Magreb. Y también es porque demuestra la dejadez y falta de interés de las instituciones y distintas administraciones que forman la comunidad y entidades estatales. La Confederación Hidrográfica del Segura ha mostrado falta de empatía con estas características del río. A mi parecer, la burocracia y el ejercicio de los despachos es lo que ha centrado su actividad en las últimas décadas hasta el día de hoy. Los ayuntamientos o entidades locales han hecho dejadez de funciones permitiendo verter en su cauce cantidad de deshechos y aguas putrefactas de depuradoras, y han dejado construir al lado de su cauce, sin tener en cuenta el valor ecológico de la huerta ni sus desastrosas consecuencias de esta acción. Imperdonable.

–En su caso, ¿qué le llevó a ser voluntaria en las tareas de recuperación del río?

–La última DANA de 2019. Pero, pese a todo el desastre de esa avenida, el pueblo de la Ribera y yo, en particular, tenemos un especial respeto por el río. Mi padre fue un gran cantor de sus aguas y de su muerte ecológica, desde los años 60 hasta los 2000, en sus poemas de 'A semejanza del río' y 'Al río Segura en otro tiempo llamado Thader'. Hoy se sentiría feliz de ver su lenta recuperación. Él me guía.

–¿Qué trabajos realiza en su labor como voluntaria?

–Como presidenta de la Asociación de vecinos me encargo de coordinar los días de voluntariado y de proporcionar material y demás a los voluntarios. Aunque sin mi vicepresidenta, Tere García, ni el actual pedáneo Bartolo, ni los demás miembros de mi directiva no podría hacer nada. Como equipo estamos recuperando el paraje de la playa fluvial de las Peñetas. Hemos cortado las cañas en una extensión de unos 150 metros cuadrados, a la vez que hemos replantado árboles de ribera proporcionados por el departamento de Medio Ambiente del Ayuntamiento de Molina de Segura. El Ayuntamiento nos está ayudando a sacar las cañas que vamos cortando y nos da las infraestructuras que necesitamos. También nos ha ayudado en el empeño de quitar cañas la asociación medioambiental ANSE. Todo esto con el beneplácito de la Confederación Hidrográfica del Segura, cuyos ingenieros nos han apoyado en todo momento.

–¿Desde cuándo realiza estas acciones?

–Desde la DANA de 2019. Hemos aprovechado la pandemia en sus momentos bajos, entre ola y ola, para hacer los trabajos.

–¿Percibió cuando era maestra un crecimiento en el interés de las nuevas generaciones por estos temas?

–Hace años que no ejerzo, pero, cuando la DANA, se presentaron chavales jóvenes para limpiar y ayudar a los damnificados de la huerta. Durante la convocatoria de replantación de árboles, muchos padres vinieron con sus hijos. Pero a nivel de colegio no he observado ningún interés, aunque nos ha pillado la pandemia, que no nos ha permitido hacer ningún tipo de actividad de estas características con escolares.

–Además de ser voluntaria en la recuperación del río, ¿qué otras acciones hace en favor de protección del medio ambiente?

–Pues intentamos mantener limpio, dentro de lo posible, nuestro pueblo. También recorremos las ramblas que atraviesan el pueblo acompañadas de técnicos con el fin de limpiarlas y evitar las accionas tan desastrosas que producen sus avenidas cuando llueve. En este aspecto hemos conseguido bastante menos. Las administraciones se echan la patata caliente la una a la otra. En las ramblas se necesita una limpieza de plantas invasoras que cierran el cauce, dragar otras para impedir que rompan las infraestructuras que tanto cuesta conseguir, arreglar algunas minipresas que están estropeadas por la virulencia de los caudales que arrastras estas aguas salvajes... Se ha invertido cero euros en este aspecto dentro de las ramblas desde la última DANA.

–¿Cuál es su rincón preferido del río?

–Sin lugar a dudas las Peñetas; aunque, en general, la Ribera es un pedacito de edén mal cuidado y abandonado de la mano de Dios durante los últimos 50 años.