Catalina Buendía García: «Si alteramos los cuentos tradicionales estamos sobreprotegiendo a los niños»
«Las nuevas generaciones son digitales, así que hay que promover actividades para crearles raíces con el territorio», dice la cuentoterapeuta ambiental
Elegir Mandarina Caracol como alias en sus actuaciones da buenas pistas sobre Catalina Buendía (Alhama, 1969), y su amor por la naturaleza y los niños. ... Nuestra protagonista no solo vive del cuento, como ocurre por su oficio, sino que vive el cuento con notable pasión. Se ha formado en la escuela murciana de cuentoterapia, creada por Lorenzo Pallares y Paco Jorquera, de la Asociación Iberoamericana de Cuentoterapia. Se define como activista ambiental-social, y aplica sus conocimientos para la sensibilización y la concienciación con la naturaleza en colaboración con asociaciones de defensa y conservación de la naturaleza como ANSE y Meles. Si la naturaleza es un libro abierto, los cuentos también pueden funcionar como una ventana a la naturaleza.
–¿Qué busca al contar cuentos basados en la naturaleza?
–Quiero transmitir a través de los cuentos valores esenciales y despertar la emoción y curiosidad innata en los niños y en las niñas, y con ello abrir la necesidad vital de descubrir y explorar la naturaleza para sentirla, amarla y cuidarla.
«Necesitamos una revolución verde para vertebrar el territorio y a sus gentes»
–¿Cómo se especializó en esta singular faceta que practica de los cuentos ambientales?
–He llegado a ello por mis referencias vivenciales de infancia. Los valores de coraje y verdad de mi abuela pastora, Catalina, fueron claves. Y también la divulgación clara y potente de Félix Rodríguez de la Fuente. Fueron semillas de amor y respeto hacia lo natural.
–¿Lo de cuentoterapeuta qué es?
–Los cuentos son la llave para expresar emociones en los niños y las niñas de manera natural. Sirven para sanar experiencias traumáticas o para el aprendizaje de manera lúdica. El cuento es un lugar seguro para el niño y la niña: tiene cierre, el colorín colorado, y libera el inconsciente para sanarlo o dar aprendizaje significativo a través de la simbología que existe en ellos.
«Tenemos que salir de nuestra zona de confort; la comodidad es la tumba del ser humano»
–¿Tenían más mensaje los cuentos clásicos que los a veces muy edulcorados de la actualidad?
–Los cuentos tradicionales o cuentos maravillosos, como los llamamos en cuentoterapia, tienen un origen antropológico y han llegado hasta nuestros tiempos por su estructura y su mensaje simbólico (son patrimonio cultural inmaterial de humanidad por la Unesco). A los niños y las niñas estos cuentos les llega de manera natural por su pensamiento simbólico, por lo que si los cambiamos o alteramos sobreprotegemos e infantilizamos a los niños y niñas.
–¿Qué debe tener un cuento para que ayude a los niños a concienciarse con la naturaleza?
–Emoción, verdad y la magia de la naturaleza sin moralina. La enseñanza debe ser desde el disfrute. Los cuentos deben hacer protagonistas a los niños y las niñas e interactuar con ellos para que empaticen con los animales y el paisaje que les rodea.
«Los cuentos deben tener la emoción, la verdad y la magia de la naturaleza sin moralina»
–Da la impresión de que a los niños de ahora se les habla mucho del cuidado del medio ambiente, pero salen menos al campo. ¿Cómo lo ve usted?
–Los niños y las niñas necesitan interactuar con la naturaleza desde edades tempranas para su desarrollo integral. Tacto y emoción van unidos, y respirar paisajes naturales, tocar y cultivar tierra aporta bienestar físico y emocional: mano y corazón para aprender y despertar la sonrisa infantil sana.
–Y a los adultos, ¿qué nos hace falta para entender que cuidar el planeta es vital?
–Tenemos que salir de nuestra zona de confort: la comodidad es la tumba del ser humano. Formamos parte del paisaje y debemos crear oportunidades y posibilidades dentro de nuestro territorio. Es de vital importancia, necesitamos una revolución verde para vertebrar el territorio y a sus gentes.
«Estos relatos sirven para sanar experiencias traumáticas y el aprendizaje lúdico»
–¿Hay esperanza con las nuevas generaciones respecto al cuidado del medio ambiente?
–Esperanza siempre. Tengo un cuento pendiente: 'Paisajes o pantallas, ¿qué eliges?'. Las nuevas generaciones son digitales, promover desde las instituciones públicas, en los ámbitos educativos y sociales, actividades y puntos de encuentros en los espacios rurales y naturales, crearía raíces y vínculos de pertenencia al territorio. Se trata de la escuela desde lo vivencial, lo que crea conciencia y pertenencia a nuestra tierra 'murcianica'.
–¿Qué rincón natural de la Región de Murcia es su preferido?
–Por cercano, local y amado, la Sierra de la Muela en Alhama de Murcia. Hay un sabio del lugar al que consulto y cuento mis cuentos: 'El Pino Gordo', un pino centenario y singular. También destaco Puntas de Calnegre, en Lorca, porque allí hice mi recuperación de cuerpo y alma tras una operación de cadera.
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