Francisco Torrente Moreno: «Los agricultores no debemos ser el problema, sino la solución»

–¿Cómo es su comunidad de regantes?

–La Comunidad de Regantes del Esparragal de Abajo, que es su nombre real, se abastece de río Segura. Colabora con la CHS [Confederación Hidrográfica del Segura] cediendo el cauce de su acequia para la conducción del agua de los pozos del Sinclinal de Calasparra en años de sequía. Consta de 90 comuneros con una superficie de 150 hectáreas, dedicadas en un 90% a la producción de arroz, comercializado en su totalidad por la Cooperativa del Campo Virgen de la Esperanza, y el resto a frutales (melocotón, albaricoque, ciruelo) y un poco de hortaliza (brócoli y coliflor).

–¿Por qué se considera a esta comunidad de regantes un ejemplo de sostenibilidad?

–Mientras que en España la superficie ecológica es del 10%, según los datos oficiales, nosotros pasamos del 50%, y el objetivo es incrementar ese porcentaje. También estamos en estrecha colaboración con la Asociación de Naturalistas del Sureste (ANSE). Los agricultores no somos ajenos al cambio climático. Nosotros no debemos ser el problema, sino la solución.

–¿Qué costes les supone ser sostenibles?

–Absolutamente ningún coste. La producción ecológica se comercializa mejor que la convencional.

–¿Es compatible con la agricultura actual?

–Debemos concienciarnos de que lo que hagamos con el medio ambiente es lo que le dejaremos a futuras generaciones

–¿Qué ventajas obtienen de esa sostenibilidad?

–Aparte de las ventajas económicas, para nosotros las más importantes son las ventajas medioambientales. Teníamos un serio problema con la proliferación de mosquitos que estamos combatiendo junto con Anse, a través del biólogo Jorge Sánchez, colocando casas-nido para murciélagos, que dan muy buenos resultados. Además, el entorno que nos rodea, junto a la cara norte de la Sierra del Molino, el cañón de Almadenes y el río Segura, es propicio para el hábitat de águilas, cernícalos, nutrias, ginetas, tejones y otras especies.

–Ustedes obtienen incluso su propia energía renovable, ¿cómo lo hacen?

–No la producimos directamente, sino que tenemos un convenio que data de 1905 con el grupo Enercoop, de Crevillente, a través de una minicentral hidroeléctrica en el cauce de la comunidad de regantes.

–¿Qué dificultades y ventajas obtienen con ello?

–No tenemos inconveniente alguno, solo ventajas. Nos ayudan en parte del mantenimiento de la acequia, nos abastece a los comuneros de electricidad y, a través de su obra social, colaboran con algunas entidades deportivas culturales y sociales del municipio de Calasparra.

–¿Qué les implica formar parte de la red ecológica europea de conservación de la biodiversidad Natura 2000?

–El entorno en el que nos encontramos es ZEPA –Zona de Espacial Protección e Aves– y LIC –Lugar de Importancia Comunitaria–. Cuando nos dijeron que íbamos a formar parte de la red Natura 2000 nos sonó a chino. Con el paso del tiempo nos hemos concienciado de que la agricultura debe ser básica en el mantenimiento de los ecosistemas. Tengo que decir que en 2018 fuimos la única comunidad de regantes adherida al plan [de recuperación ambiental financiado por Europa] Segura-Riverlink.

–¿De dónde le viene a usted esta conciencia medioambiental?

–Como todos en mi generación, de pequeño veía 'El hombre y la Tierra' con Félix Rodríguez de la Fuente. Me gusta ver documentales de fauna ibérica, y a eso le sumamos el paisaje de la Sierra del Molino, donde he pasado la mayor parte de mi vida, como toda mi familia.

–¿Qué rincón natural de la Región de Murcia es su preferido?

–Para un murciano es muy difícil elegir un lugar. Calblanque, Sierra Espuña, Moratalla, el cañón de Almadenes... Tenemos suerte de vivir en esta bendita tierra.