La UCAM deberá levantar El Corralazo en medio de su gran área de expansión
La Consejería de Cultura rechaza las alegaciones de la Universidad Católica, que tendrá que modificar el plan especial sobre un terreno de 135.577 m2
El Corralazo tendrá que ser reconstruido sobre el exacto lugar en el que fue levantado en el siglo XVIII y sobre el que, en ... 2011, fue demolido durante los primeros trabajos de las obras de ampliación de la Universidad Católica San Antonio (UCAM). Así lo ha establecido la Consejería de Educación y Cultura, a través de una resolución recientemente dictada por la Dirección General de Patrimonio Cultural, que ha rechazado las alegaciones efectuadas por la institución docente privada para que se le permitiera levantar el inmueble histórico en otra ubicación diferente.
La decisión, contra la que aún cabe un recurso de alzada ante la consejera María José Campuzano, supone un severo contratiempo para los planes de expansión del campus que desde hace años impulsa el presidente de la Fundación San Antonio, José Luis Mendoza. Y es que la ubicación sobre la que deberá reedificarse El Corralazo coincide de lleno con el área en el que la UCAM tenía previsto construir un salón de actos, un club social y una guardería, entre otros inmuebles, tal y como se recoge en el plan especial de ordenación de esos terrenos, que fueron cedidos por el Ayuntamiento a la institución docente y cuentan con una superficie de 135.577 metros cuadrados.
El pasado enero, la Sala de lo Contencioso-Administrativo del Tribunal Superior de Justicia de la Región de Murcia (TSJRM) ya confirmó la sanción de 126.000 euros a la UCAM por el derribo sin autorización de El Corralazo, que estaba catalogado por sus valores culturales, y además ratificó que tenía la obligación de reconstruir el inmueble demolido.
El inmueble afecta de lleno a una zona en la que iban un salón de actos, un club social y una guardería, entre otras edificaciones
Aunque la Universidad Católica ha tratado de convencer a la Dirección General de Patrimonio Cultural para que le autorice a levantar el edificio en otro lugar, la resolución ahora dictada no deja margen a la interpretación: «Se exige la restitución del volumen arquitectónico perdido por la demolición del edificio catalogado denominado El Corralazo, en el lugar original de ubicación», además de obligar a reponer el escudo heráldico original, que actualmente se encuentra en otra finca. Y ello, añade la orden, «sin perjuicio de las modificaciones geomorfológicas que se hayan realizado», ya que el terreno fue totalmente aplanado y ha desaparecido el pequeño promontorio sobre el que se ubicaba.
Una zona de exclusión
Además de los 972 metros cuadrados que ocupaba la edificación catalogada, contando el patio o corral, se deberá dejar en torno al mismo un área de exclusión de 55 metros de radio, en el que no podrá situarse edificación o elemento singular alguno, de manera «que se evite la alteración de las condiciones de percepción del bien y el carácter del espacio que lo rodea».
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La Administración regional recuerda que «los hechos sancionados trascienden de la mera desaparición de un bien del patrimonio cultural, ya que el resultado de esa infracción grave no ha sido únicamente esa pérdida, sino la alteración paisajística, histórica y arquitectónica» del entorno BIC del monasterio de los Jerónimos, en el que se encontraba ubicado.
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