El Taibilla reforzará los controles en los vertidos al mar de sus desaladoras
La Mancomunidad realizará inspecciones mensuales sobre los excedentes de salmuera que se rechazan hacia el mar Mediterráneo
La Mancomunidad de Canales del Taibilla va a reforzar la vigilancia ambiental sobre los emisarios de sus desaladoras para que los vertidos de excedentes ... al mar no supongan un problema para la fauna y flora subacuática. Las plantas desalobradoras de San Pedro del Pinatar y de Alicante cuentan con conducciones al mar Mediterráneo por los que vierten, tras realizar un tratamiento previo, las aguas de rechazo (salmuera) y los efluentes procedentes del lavado de filtros y membranas de ambas infraestructuras.
La empresa que se hará cargo del programa de inspección ambiental de dichos vertidos deberá llevar a cabo un control mensual de la salinidad y la temperatura en el punto de expulsión al mar de dichos excedentes de las plantas. Hasta ahora, esta vigilancia conllevaba repasar estos datos de forma trimestral, pero el nuevo contrato que ha sacado el departamento dirigido por Francisca Baraza busca monitorizar de forma más continua el estado del mar en el tramo final de los emisarios.
En el caso de la desalinizadora de San Pedro del Pinatar, se procederá al análisis del agua mediante una docena de estaciones de monitoreo. Los datos permitirán llevar a cabo un informe cada tres meses donde se especifique el cumplimiento de los límites de salinidad permitidos para los vertidos en entornos marinos. La nueva contrata también deberá caracterizar los sedimentos marinos en la zona; y, semestralmente, la densidad de organismos marinos mediante la realización de transectos y toma de muestras.
Praderas marinas
Frente a la costa mediterránea se extiende una gran pradera de 'Posidonia oceanica', sobre la que pesa una protección ambiental que obliga a revisar los impactos que recibe. En este contexto, la Mancomunidad pretende realizar muestreos en las ubicaciones próximas de esta planta acuática a los emisarios para comprobar que los efectos de unos excedentes con altos contenidos en sales no dañan la especie ni ponen en peligro el suelo marino donde se asienta.
La empresa encargada de la vigilancia deberá controlar el estado de la posidonia en el fondo marino
El muestreo en las estaciones para analizar los efectos sobre la posidonia se llevará a cabo con una periodicidad anual, establece Canales del Taibilla, y preferiblemente en los meses de invierno, procurando realizarse cada año en las mismas fechas. Se estudiará la evolución de la pradera determinando la densidad de haces de la planta, la cobertura en porcentaje, la biomasa foliar, la superficie del ejemplar, el número de hojas por haz, la actividad de los herbívoros y densidad de plantas que crecen sobre otras plantas. Además, se evaluará el impacto sobre los invertebrados marinos.
La tubería de la planta desalinizadora tiene una longitud de 5,8 kilómetros y un diámetro de casi metro y medio
El conducto marino de San Pedro tiene una longitud de 5,8 kilómetros y un diámetro de casi metro y medio. Esta tubería se divide en dos partes. Por un lado, hay un tramo terrestre que sale de la planta y llega hasta la ribera del mar, compuesto de poliéster reforzado con fibra de vidrio y está construido, en parte, bajo el canal perimetral del parque regional de las Salinas de San Pedro del Pinatar. Por otro lado, existe un tramo submarino de poco más de cinco kilómetros. Con el objetivo de no dañar la posidonia, la tubería se planteó para que no la atravesara, y llega a superar en más de un kilómetro su límite inferior en el mar.
La Mancomunidad debe renovar el permiso que concedió el Gobierno regional para el vertido tierra-mar desde sus instalaciones, de ahí la necesidad de plantear este nuevo contrato, para intensificar la vigilancia ambiental del suelo marino por donde discurre el emisario.
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Los emisarios submarinos, a más de 2,5 km de la costa
Diferentes directivas europeas prohíben realizar vertidos en áreas marinas donde haya posidonia, sin embargo, no estipula a qué distancia de sus praderas está permitido hacerlo y, ante este vacío legal, ha existido el consenso generalmente aceptado entre científicos y gestores de aplicar una distancia de seguridad de 500 metros.
Sin embargo, el Grupo de Ecología de Angiospermas Marinas del Instituto Español de Oceanografía demostró este año, junto al departamento de Ciencias del Mar de la Universidad de Alicante, que las praderas de posidonia se ven afectadas por vertidos realizados mucho más allá de esta distancia de seguridad. En concreto, los investigadores aconsejaron que, al menos, se respete una distancia de 2,5 kilómetros del punto de emisión.
El estudio donde están estas conclusiones, publicado en la revista 'Plants', mostraba que las plantas dentro de esta área de influencia del vertido experimentan cambios morfológicos y fisiológicos que afectan a su crecimiento y supervivencia, llegando a causar una alteración significativa del hábitat. Por tanto, pese a los esfuerzos de alejar los vertidos del litoral hacia áreas marinas más abiertas y profundas, estos resultados ponen en evidencia la vulnerabilidad de las praderas de posidonia más profundas.
Para llegar a esta conclusión, el equipo científico estudió durante un año la salud de las praderas en cuatro puntos de la costa entre el sur de la provincia de Alicante y el norte de Murcia y ubicados entre 1 y 12 kilómetros a puntos de vertidos urbanos y de granjas acuícolas. Durante este tiempo, se tomaron muestras de tejidos de las praderas y se utilizaron marcadores moleculares con el fin de discernir qué nutrientes tienen su origen en la propia planta y cuáles son incorporados de los vertidos antrópicos.
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