El sardinero amante de la Semana Santa

Les sobra razón a los amigos de Pedro Caballero (Murcia, 23 de julio de 1978) cuando lo definen como «un hombre profundamente murciano y amante de las tradiciones de esta tierra». Así lo atestigua su doble condición de nazareno y sardinero. El Lunes Santo, una jornada que disfruta al máximo en San Antolín con besapié y vermú en el castizo bar de 'Luis el de la Rosario' incluidos, se enfunda su túnica magenta para cargar el paso de 'Los Ángeles de la Pasión' en la procesión de la Cofradía del Perdón. Y este año, por primera vez, desfilará la tarde del Martes Santo con la Cofradía de la Salud, una ilusión que le quedaba por cumplir desde niño y que no quiere postergar más en el tiempo. Y, para rematar su devoción, cada Jueves Santo se desplaza a Hellín, de donde es originaria su madre, para colgarse el tambor y entregarse en cuerpo y alma a los redobles en honor a la Virgen del Dolor.

Tampoco perdona el nuevo presidente de los dentistas de la Región los señalados eventos de las Fiestas de Primavera. Desde hace doce años pertenece al grupo sardinero Marte, al que se apuntó con uno de sus mejores amigos y en el que disfruta en un ambiente «muy familiar», asegura Pedro Caballero. «El estereotipo de sardinero que muchos puedan tener -explica- no se corresponde en absoluto con el perfil de nuestro grupo. Las mujeres y los niños participan de todas nuestras actividades».

La familia representa otro de los pilares irrenunciables para el 'delfín' de Óscar Castro. Casado con la también dentista Cristina Calderón, Caballero es padre de tres niños de 7, 5 y 3 años (Pedro, Juan y Miguel) y se le llena la boca cuando habla orgulloso de sus padres, dos maestros llegados a Murcia -vecinos de la calle Rector Loustau- desde Cehegín y Hellín, y de sus tres hermanos -él es el segundo-, dos chicas y un chico.

Nacido el mismo año que vio la luz la Constitución Española, Pedro Caballero hizo la EGB en el colegio Maristas de la Fuensanta y cursó BUP y COU en el Instituto Alfonso X. A la hora de dar el salto a los estudios superiores, solicitó plaza en varias facultades de Medicina de España, entre ellas la de Murcia, pero la nota de Selectividad, pese a ser alta, no le alcanzó para su admisión aquí. Sacó plaza en Cádiz, pero prefirió quedarse en su tierra y matricularse en la que siempre barajó como una segunda opción, la carrera de Odontología, en la UMU. Luego realizó dos másteres -de Cirugía Oral, Implantología y Periodoncia y de Investigación en Ciencias Sociosanitarias- y abrió su actual consulta en la calle de La Merced, en pleno centro de la capital.

A pesar de que el trabajo, las tareas en el Colegio y el cuidado de sus retoños apenas le dejan tiempo libre, el presidente de los dentistas ha sido capaz de terminar con éxito el grado de Antropología Social y Cultural en la UCAM. Siempre se ha considerado un estudiante de letras, pero su padre le inculcó desde pequeño que no debía cerrar la mente a las ciencias, lo que sin duda le ha servido para poder dedicarse a la odontología, la profesión de la que vive y la que le ha dado la posibilidad de poder viajar por todo el mundo, porque le encanta hacer turismo, conocer nuevos países y culturas, así como buscar en persona lugares (tiendas, museos, plazas, restaurantes...) que aparecen en las novelas que lee, sobre todo en las de Pérez-Reverte.

Amante de la buena cocina -le chiflan la olla de cerdo, el gazpacho manchego y el arroz con conejo- y de las canciones de Queen, U2 y El último de la fila, el fútbol figura entre sus principales aficiones. Murcianista de pura cepa, mantiene su abono y la fe en que algún día el conjunto grana vuelva a militar en Primera División y se enfrente al otro equipo de sus amores, el Real Madrid, al que vio en las gradas del Millennium Stadium de Cardiff conquistar, en 2016, la duodécima Champions ante la Juventus de Turín. Ese viaje relámpago nunca lo olvidará: consiguió las entradas el día antes, sacó el billete en un avión casi por casualidad y se hospedó en la capital galesa en un 'hostel' compartiendo habitación con otros diez inquilinos. Menos mal que las pintas de cerveza le ayudaron a sobrellevar la situación.

Consciente de que su predecesor le ha dejado el listón muy alto, Pedro Caballero se marca como principal objetivo de la nueva era en el Colegio de Dentistas recuperar en toda su extensión el plan de salud bucodental infantil que, lastrado por los años de la crisis, solo se aplica a medio gas en la Región. Quiere que la franja de edad para acceder a esta asistencia gratuita se adelante y abarque desde los 4 o 5 años (actualmente arranca a los 6) y se amplíe hasta los 14, seis más del límite que la recesión económica obligó a fijar.

Entretanto, intenta relajarse con clases de pilates y saliendo a correr al menos una vez a la semana. Le espera una etapa apasionante, aunque nada sencilla.