Juana López Pagán: «Tal vez esta pandemia acabe con el estigma de lo rural»

–¿Qué ideas tiene en mente para poner freno al problema demográfico al que se enfrentan muchos territorios de España?

–Mi primer reto es lograr que seamos capaces de distinguir bien los conceptos de reto demográfico y lucha contra la despoblación. Porque son dos fenómenos distintos, aunque se complementen. Aquí no se trata solo de que haya pueblos que se estén quedando sin vecinos, ya que también existe reto demográfico en las ciudades. La emigración interior se produce básicamente porque los ciudadanos buscan fuera de sus espacios de convivencia las oportunidades que no encuentran en ellos, por lo que estamos ante una cuestión de desigualdad. Tenemos que afrontar este problema de la despoblación desde una verdadera política de Estado, que a su vez esté alineada con los objetivos de la Agenda 2030, orientados a acabar con la desigualdad.

–¿Considera que la pandemia, que nos está acostumbrando a alejarnos de las grandes aglomeraciones, se puede convertir en una aliada para la supervivencia del mundo rural?

–Esta pandemia, como casi todas las grandes crisis, nos está dejando y nos dejará muchos aprendizajes, sin lugar a dudas. Uno de ellos es que ha quedado demostrado que el modelo económico seguido durante las últimas décadas es insostenible. Ahora nos damos cuenta de la importancia de cuidar nuestro entorno, de lo pequeño. Y vemos que, gracias a las nuevas tecnologías, ya es perfectamente posible vivir en espacios más pequeños y rurales, en los que podemos desarrollar de la misma forma nuestra actividad profesional gozando a la misma vez de una mayor calidad de vida. Le cuento mi experiencia personal. Viví la primera ola de la pandemia, el confinamiento, en la casa de mi madre –en una pedanía de Murcia– y aprendí a valorar muchas cosas que quizás antes no apreciaba tanto. Tal vez la pandemia contribuya a acabar con el estigma de lo rural.

–La Región no alcanza el nivel de las dos Castillas en cuanto a despoblación, pero sí que cuenta con comarcas, como el Noroeste y el Altiplano, amenazadas por esta problemática. ¿Qué políticas ha pensado para esta tierra que la vio nacer?

–No creo que el hecho de que el problema de la despoblación sea inferior en nuestra Región que en otras comunidades autónomas signifique que tengamos que actuar con menor contundencia. Todo lo contrario. El hecho de que la Región no esté en un contexto tan grave nos ofrece una oportunidad de anticiparnos, de establecer determinadas medidas cuyo impacto vamos a poder comprobar mucho antes. En Murcia me preocupa mucho la conectividad. Lo he hablado mucho con Diego [Conesa, el secretario general del PSRM]. Tenemos que mejorar la conectividad digital, que es lo que hace que nos relacionemos de otra forma y que aprovechemos la inteligencia de los territorios, que está en las personas. Si somos capaces de proporcionar las conectividades y los procesos de participación ciudadana para construir un proyecto común de lucha contra la despoblación, tendremos la oportunidad de tener resultados mucho antes. Personalmente, soy una defensora de los proyectos públicos en colaboración con la ciudadanía, por lo que mi intención es trabajar mucho sobre el terreno. Pero en este reto nos tenemos que implicar todos, no solo el Gobierno central. Resulta imprescindible la participación de las comunidades autónomas y de los ayuntamientos.

–Ha hablado antes de que el reto demográfico también es cosa de las ciudades. ¿En qué sentido? ¿Qué implicaría en el caso concreto de Murcia?

–Por ejemplo, en las ciudades nos encontramos con problemas como el descenso de la natalidad, que también tiene relación directa con la desigualdad y por eso insisto tanto en la importancia de guiarnos bajo las premisas de la Agenda 2030 en las políticas que desarrollemos. Los jóvenes se incorporan más tarde al mundo laboral y eso retrasa los proyectos familiares que pudieran tener en mente, con el consiguiente problema para la natalidad. Las políticas públicas que planificamos en el Ministerio tienden precisamente a ayudar a que esas oportunidades se puedan producir. En el caso de la ciudad de Murcia, quizás el problema ha sido el modelo de desarrollo que se ha llevado a cabo desde hace décadas. En general, en España hemos construido ciudades con mucha concentración y baja calidad de vida, con diferencias muy grandes en función del barrio en el que te toque vivir.

–¿Y qué se puede hacer desde el Ministerio para fomentar la natalidad, más en estos tiempos de incertidumbre que vivimos?

–Tenemos en marcha la Estrategia Nacional 2030 frente al Reto Demográfico, que persigue generar las condiciones que permitan a las personas y las familias tener los hijos que desean y lograr la conciliación entre el trabajo, la vida familiar y la vida personal. Entre otras medidas, pretendemos aumentar las guarderías, facilitar el acceso a la vivienda y potenciar la transición rápida al mercado laboral estable de los jóvenes. Todo a través de la colaboración con las demás administraciones y el sector privado. Nuestro indicador coyuntural de fecundidad (número medio de hijos por mujer) bajó tres centésimas en 2018 con respecto a 2018, situando nuestra media en 1,23. Somos uno de los países de la UE con más baja natalidad.