En Bullas critican la falta de apoyo del Gobierno regional

Las lluvias del pasado invierno hicieron prever a la Denominación de Origen Protegida de Bullas que la cosecha de 2017 sería superior a la de 2016, pero las previsiones se fueron al garete por la sequía del verano y las altas temperaturas que marcaron el inicio de esta vendimia. La recolección finalizó con 3 millones de kilos de uva, un 12% menos que el año anterior y que con respecto a una campaña normal supone un 40% menos de producto. No obstante, el Consejo Regulador de la DOP Bullas subraya que la principal conclusión es que «ha habido menor cantidad, pero de extraordinaria calidad».

La vendimia se ha adelantado ligeramente este año y también se ha constatado que el tamaño de los racimos en la mayoría de las parcelas de la Denominación de Origen Protegida Bullas ha sido «más pequeño de lo habitual y menos compacto».

Por el contrario, no se han detectado plagas. De esta forma, las primeras uvas vendimiadas fueron las variedades blancas Malvasía y Macabeo, junto con las tintas más tempranas como Syrah, Merlot, Tempranillo y Cabernet Sauvignon. La tinta Monastrell, variedad principal en la DOP Bullas, se comenzó a vendimiar en altitudes de 500 a 600 metros, en parcelas de Mula, Bullas y Cehegín, y prosiguió a 900 metros sobre el nivel del mar a los pies de la sierra, en Caravaca, Moratalla y pedanías altas de Lorca.

Al margen de la incidencia de la meteorología, el Consejo Regulador lamenta «la falta de apoyo» del Gobierno regional, sobre todo en términos comparativos, cuando en el resto de regiones españolas y sus administraciones cuidan y miman las figuras de calidad». Francisco Carreño, presidente de la DOP Bullas, lamenta que «no podemos hacernos visibles cuando no competimos en igualdad de condiciones, al menos respecto al apoyo para comercialización y promoción de otras comunidades autónomas».

El otro problema del sector, según Carreño, es el abandono del cultivo del viñedo. «Necesitamos un plan integral para salvaguardar un sector de enorme interés desde el punto de vista socieconómico y medioambiental en unas tierras frágiles donde además tienen una función relevante en el cuidado de un patrimonio cultural y natural de primera magnitud».