Arranca la fumigación con drones en los arrozales de Calasparra
Estos aparatos permiten ventajas ambientales que evitan el uso de energías fósiles y la compactación de los terrenos
Los arrozales de Calasparra siguen modernizándose. La última novedad es la utilización de drones para proceder a la fumigación de estos cultivos. «Su empleo ofrece ventajas ambientales como la no utilización de energías fósiles, la nula compactación del suelo y menor contaminación, además de reducir riesgo sobre los operarios», destacó el consejero de Agricultura, Antonio Luengo, que visitó una de las fincas de mayor producción en el coto arrocero.
Allí reivindicó el uso de estos dispositivos «como una herramienta muy útil para la agricultura, sobre todo para determinados tratamientos, por lo que los estudios comparativos entre las aplicaciones con drones y terrestres que se vienen realizando deben conducir a que la Comisión Europea autorice que el uso agrícola deje de considerarse tratamiento aéreo, como sucede con la legislación actual».
Además de la aplicación de fitosanitarios, los drones pueden usarse en el campo para la toma de imágenes multiespectrales, que miden el vigor vegetal a partir de la radiación que las plantas emiten o reflejan, o incluso imágenes térmicas para detectar el estrés hídrico en las plantas, por lo que se optimiza el uso de agua y se aplican estrategias de riego de precisión.
Tres millones de kilos
Por otra parte, y una vez que ha concluido la siembra de este año en una superficie de unas 500 hectáreas, los agricultores esperan una producción de entre 2,5 y 3 millones de kilos de las variedades Balilla x Sollana y Bomba, tanto en cultivo convencional como ecológico.
El Grupo Operativo ArrozInnova, formado por el Consejo Regulador de la Denominación de Origen Calasparra, la Cooperativa del Campo Virgen de la Esperanza, la Finca Pomabel y María Dolores Guirao Ródenas, trabaja con el Imida y el Centro Tecnológico Nacional de la Conserva. En esta campaña ha procedido a la siembra de tres parcelas experimentales en diferentes zonas del coto arrocero con el propósito de realizar algunos ajustes respecto a las pruebas del año pasado y avanzar para mejorar rendimientos, ahorrar fertilizantes y crecer en sostenibilidad.