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Efectivos de la UME trabajan en la cañada de Letur, este viernes. A la derecha, Juan Ortiz, uno de los desaparecidos. EFE / LV

Un operario municipal eleva a tres los murcianos desaparecidos en la riada de Letur

Juan Ortiz fue arrastrado por la riada cuando viajaba con su compañero en un coche y se une a las otras cuatro personas, dos de la Región, «no localizadas»

Viernes, 1 de noviembre 2024, 12:23

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Juan Ortiz, uno de los dos operarios municipales que se encuentran entre los cinco desaparecidos tras la riada de Letur, es originario de Murcia. Juan, de 34 años, nació en Argentina, pero creció en Murcia, de donde es gran parte de su familia. Una amiga explica que se conocieron cuando eran pequeños, en el colegio. «Vivía con su madre en Murcia, en la pedanía de Santiago y Zaraíche. Luego se mudó al barrio de Santa María de Gracia y tiempo después residió en Vistalegre. Pero su madre, que es de Letur, se marchó a vivir allí y él se fue con ella». Y hace tan solo dos meses se incorporó a la plantilla del Ayuntamiento de Letur como operario. Según la información oficial, el pasado martes Juan formaba parte de un dispositivo de vigilancia con cuatro operarios municipales. Se dirigían hacia la cuesta que conecta el casco histórico de Letur con la zona alta del pueblo. Les habían informado de que el arroyo se había desbordado en el inicio del cauce, en la zona del camping de La Fuente, por las fuertes lluvias, que dejaron más de 200 litros por metro cuadrado en la Sierra del Segura.

Los cuatro trabajadores municipales iban por parejas a bordo de dos vehículos y comenzaron a subir por la pendiente y un torrente de agua les sorprendió en mitad del trayecto. El coche que iba primera pudo esquivar el agua y ponerse a salvo, pero el vehículo que iba detrás, en el que viajaba Juan, fue arrastrado por la riada, arroyo abajo.

Las labores de búsqueda de las cinco personas desaparecidas en Letur, entre las que se encuentran Jonathan Martínez, natural de Archena y de 37 años; Antonia López, de 72 años y vecina de Molina de Segura, y Juan Ortiz, de 34 años y originario de Murcia, continuaron este viernes intensamente. Hasta ahora, se ha confirmado una víctima mortal -una mujer- a causa de la riada que afectó a esta localidad de Albacete el pasado martes.

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Tres unidades cinológicas trabajan en la localización del resto de desaparecidos. Dos de la Unidad Militar de Emergencias (UME) que llegaron a última hora del pasado jueves, y otra de la Guardia Civil. Según informó la Diputación de Albacete, hasta 190 efectivos están implicados en la prioridad de encontrar a esas cinco personas «no localizadas». Para ayudar en esa labor, este viernes se incorporaron nuevas maquinarias al operativo, como una tipo pulpo para quitar vegetación de las distintas zonas, y la pasarela que va a permitir acceder con maquinaria dentro del municipio, al área de la plaza donde más sedimentos hay y donde más viviendas han quedado destruidas está prácticamente terminada. Asimismo, fuentes de la Diputación aseguran que se han dado «y se seguirán dando falsos positivos», ya que el agua se ha llevado casas enteras y se encuentran restos por todos lados.

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Prendas de Jonathan

Entre los restos de prendas aparecidas, se encuentran los del matrimonio formado por la letureña Mónica Martínez, de 38 años, Jonathan Muñoz, el vecino de Archena, de 37 años. Su hermana Tamara asegura que los perros del Servicio Cinológico de la Guardia Civil localizaron este jueves escombro de la vivienda y ropa de su hermano a menos de un kilómetro de donde estaba su casa, que fue arrastrada por la riada.

Por su parte, Andrea, sobrina de Antonia López, la vecina de Molina de Segura que residía desde hace dos años en Letur, afirma que no ha descansado desde el pasado martes. La casa de su tía, conocida como 'El molino del centro' fue arrasada por la riada. El agua entró en la vivienda y arrastró a Antonia fuera cuando cayó uno de los muros de la parte trasera.

Parte de la casa sigue en pie, pero ha desaparecido el muro que da a la parte trasera del domicilio que da a una pendiente, que con el paso del agua se convirtió en un río. «La esperanza es lo último que perdemos, pero solo queremos que la localicen, sea como sea, pero que aparezca y que termine este sinvivir que tenemos», señaló.

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