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José Luis Galán González, más conocido como Yusuf Galán, en una fotografía de archivo. EFE
Ocho años de cárcel para Yusuf Galán, el español afincado en San Javier que fue condenado por el 11-S

Ocho años de cárcel para Yusuf Galán, el español afincado en San Javier que fue condenado por el 11-S

La Audiencia Nacional lo defien como un «soldado virtual», que se encargaba de labores de «adoctrinamiento, mediante la divulgación masiva y directa de vídeos e imágenes»

EFE

Madrid

Viernes, 10 de mayo 2019, 17:27

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La Audiencia Nacional condena a 8 años de cárcel por colaborar con Daesh y promover la yihad «virtual» a José Luis Galán González, conocido como Yusuf Galán. Se trata del único español, afincado en San Javier, miembro de la célula de Al Qaeda condenado en España por los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos.

La Fiscalía pedía para él 13 años por integración en organización terrorista en concurso con otro de colaboración con actividades terroristas, autoadoctrinamiento y exaltación del terrorismo, si bien la sección cuarta de la Sala de lo Penal le absuelve por integración y le condena por el delito de participación en organización terrorista.

Esto es porque da por probada, «sin fisuras», su adhesión a los postulados del Daesh, pero no pudo dar por acreditado que engrosara sus filas «como militante y no como mero simpatizante». El tribunal, que le define como «soldado virtual», no duda tampoco «de su labor de adoctrinamiento, mediante la divulgación masiva y directa de vídeos e imágenes relacionados con la citada organización terrorista, con contenidos de altísimo potencial captador».

A esto se añade, también, «su admiración por las sangrientas y crueles acciones» de los miembros del Daesh, «no apreciándose en momento alguno el más mínimo reproche o crítica a la espiral de violencia».

De hecho, añade la sentencia, «su rol de alentador de actividades terroristas se evidencia enmarcándose su conducta en el campo del terrorismo individual y urbano, al servicio» de Dáesh, «para quien realiza actos relevantes, no neutrales (...) para adentrarse en granjera nuevos adeptos a la causa terrorista».

Desde 2015, cuando su actividad en internet fue detectada y monitorizada por la policía, existe constancia de «una constante labor divulgativa de los fundamentos en los que se asienta aquella organización terrorista, encaminada a obtener la incorporación de nuevos militantes, incitándolos a la realización de la yihad»

Desde esa fecha hasta su detención, se dedicó a la distribución «de las diversas publicaciones de ideología terrorista de signo yihadista, de las que hizo acopio» accediendo «a la fuente primaria de cada publicación o mensaje de Daesh» y de «fuentes derivadas».

Participó en una docena de grupos virtuales yihadistas como 'Muslim Prisioners' (Prisioneros Musulmanes), del que él era uno de los administradores y contaba con 16.638 miembros, así como en 'La Llamada del Islam' o 'Syria is bleeding' (Siria está sangrando), compuesto por 2.038 miembros, entre otros.

También mantenía contacto en Facebook, cuyo perfil tenía 2.308 seguidores, con detenidos por terrorismo yihadista, y aparece registrado en canales de comunicación del Daesh como la Agencia Kali Yuga, un blog escrito en castellano con noticias «preferentemente del Daesh y otros grupos yihadistas»

Recuerda la Sala que en el juicio Galán reconoció la práctica totalidad de estos hechos, pero negó que lo hiciera porque participara en la estrategia propagandística de Daesh, sino que lo hizo «movido por un supuesto de deseo de buscar la paz entre los pueblos», en pro de «los derechos humanos».

Sin embargo, para la Sala, «muy al contrario de lo que ha alegado, del resultado de la prueba practicada se infiere que el acusado tenía la misión de difusión de la ideología radical yihadista encomendada por Daesh con objeto de atraer potenciales partidarios en favor de la yihad violenta».

En este sentido, la sentencia destaca que los contenidos que difundía incluían «propaganda a favor del Estado Islámico, tales como combatientes que eran tratados como si fueran héroes o mártires; ejecuciones de infieles o traidores del mundo occidental; llamamientos a favor de la yihad; campos de entrenamiento; muyahidines y cánticos en favor de quienes practicaban la yihad violenta por la causa de Dios, mereciendo así el paraíso».

Por ello concluyen los magistrados que su conducta «se enmarcaba en una clara actividad de colaboración informática hacia el objetivo de captar adeptos a la causa terrorista de la yihad».

Galán fue detenido por estos hechos en 2017 en el distrito madrileño de Carabanchel. Se convirtió al islam en 1991 y en 2011, tras cumplir nueve años y medio encarcelado por su vinculación a la célula española de Al Qaeda desarticulada tras el 11-S, salió de prisión y se afincó en San Javier.

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