Nuevo curso, viejos retos en la universidad

El plan plurianual de financiación anterior venció en 2020, pero la coyuntura de la pandemia de la covid, los cambios de Gobierno y la inminencia de la aprobación de nuevas leyes universitarias han ido demorando la aprobación del nuevo. Las dos universidades públicas se han cansado en los tres últimos años de reivindicar a la Comunidad Autónoma la urgencia de disponer de un horizonte financiero estable y garantizado.

El retraso inquieta a los rectores, que se han visto obligados a mantener en el limbo sus planes más ambiciosos por la ausencia de garantías. Además, llevan meses alertando de su delicada situación económica, y reclamando celeridad a la Administración regional. Llegados a este punto, el rector de la UMU, José Luján, se ha marcado como prioritario «sacar adelante el presupuesto de 2024. El plan es un instrumento eficaz y necesario, pero es el Gobierno regional quien tiene en sus manos decidir hacia dónde quiere que se dirijan y qué espera de sus dos universidades públicas». La rectora de la UPCT, Beatriz Miguel, lamenta la complicación de «hacer política universitaria y diseñar a largo plazo sin un plan plurianual. Actualmente, disponemos de presupuesto para pagar las nóminas y poco más, y así no se puede funcionar».

Las dos universidades públicas han centrado sus gastos extra de los últimos años en atender emergencias: la pandemia supuso un grave descalabro para las dos, y el encarecimiento del precio de la luz pasó una factura millonaria a los campus. Además, el anterior plan de financiación, muy valorado por Luján y Miguel en otros aspectos, adolecía de un déficit: apenas reservó dinero para inversiones, confiando en que en anualidades siguientes se cubriría esa carencia.

El tiempo ha ido pasado por las infraestructuras de las dos universidades, que sin partida para inversiones, van acumulando deterioro: «El Paraninfo tuvo que cerrarse por la caída de un techo, la Convalecencia necesita una reforma, el edificio de la antigua Facultad de Medicina también... Los edificios acusan el tiempo», lamenta Luján.

La rectora de la UPCT lleva años alertando de que la escasez de fondos está agravando el mal estado de la mayor parte de edificios de la UPCT, con desperfectos en fachadas y tejados de sus tres campus universitarios, que dejan al descubierto la falta de recursos para mantener los históricos inmuebles. Miguel además lamenta la eterna «falta de instalaciones deportivas. Somos un proyecto inconcluso».

La LOSU obliga, a partir del 31 de diciembre de 2024, a la reducción del límite de horas de clase que imparten los profesores asociados de 180 a 120 horas. Ese cambio llevará a las dos universidades a rediseñar sus plantillas, con un coste elevado que tendrá que atender la Comunidad. «La LOSU es un brindis al sol en muchos afectos, que aplica la máxima de 'yo legislo y tú pagas'», lamenta el rector. En la UMU, serán más de 400 los contratados a tiempo parcial los que tendrán que reducir su horario para adaptarlo a los nuevos requerimientos. Por cada tres de ellos, calcula Luján, será necesaria la contratación de un profesor ayudante. «Es fundamental planificar la contratación de los ayudantes», coincide Beatriz Miguel.

El nuevo estatuto que regulará las prácticas de los becarios, que contempla una serie de derechos para los estudiantes y obligaciones para las empresas e instituciones que los contraten, también supone un reto para la UMU y la UPCT que, una vez han modificado sus convenios y reordenado la oferta de prácticas, confían en que la Comunidad se haga cargo del coste de la aplicación de la medida. Las dos universidades esperan además la aprobación de la nueva ley regional de universidades.

La Universidad de Murcia y la Politécnica de Cartagena tienen grandes planes para seguir avanzando en transferencia de conocimiento, investigación e internacionalización. En tierra de nadie queda de momento el impulso al campus de excelencia internacional Campus Mare Nostrum, que el actual consejero de Universidades, Juan María Vázquez, se ha comprometido a propiciar. «O se arma o se deja. Sigue siendo un instrumento en manos del Gobierno regional, que debe dotarlo», reclama Luján. La rectora de la Politécnica coincide: «El propósito es relanzarlo, pero sin dotación no avanzamos», reclama.

La formación a lo largo de la vida a través de microcréditos centrará también esfuerzos para las dos universidades, que deben plantear su oferta este mismo curso. En el horizonte, la reordenación de titulaciones, sobre todo en la Universidad de Murcia, para adaptar el catálogo de grados y la oferta de plazas a la nueva realidad del mercado laboral y académico.