Navantia acelerará en 2024 las obras de los tres últimos submarinos S-80

La fabricación del segundo buque de la serie va dirigida a celebrar su botadura en un año. Fuentes de la compañía pública confirmaron a LA VERDAD que el cierre del casco del 'Narciso Monturiol' tendrá lugar en enero. A nivel de ingeniería es un hito importante, ya que queda constituido como un buque completo. A partir de ese momento, comienza el montaje del casco exterior, así como la instalación de sistemas y sensores electrónicos. La previsión es ponerlo a flote en el último trimestre de 2024, hacer las pruebas de mar y entregarlo a la Armada a mediados de 2025. Aunque, según las mismas fuentes, esperan acortar días de trabajo respecto al S-81 con la experiencia acumulada por la plantilla del astillero y los trabajadores de las industrias auxiliares.

En cuanto a las otras dos unidades, Navantia termina de montar equipos en las cinco secciones en las que se divide el S-83 y ultima la fabricación del casco resistente, igualmente por secciones, del S-84 para iniciar la instalación de tuberías, cables y aparatos en los primeros meses de 2024.

Estos dos últimos buques portarán de serie el sistema de propulsión independiente de aire (AIP, por sus siglas en inglés), una de las grandes singularidades de estos buques diésel-eléctricos convencionales. Estos equipos permitirán navegar en inmersión hasta tres semanas sin necesidad de salir a cota periscópica –donde es más detectable por el enemigo– para tomar del exterior el aire necesario en la recarga de baterías. El pasado septiembre, Navantia anunció que había finalizado con éxito todas las pruebas de aceptación en fábrica de ese sistema AIP que funciona a partir de bioetanol.

El 'Cosme García' y el 'Mateo García de los Reyes' serán entregados a la Armada por Navantia a mediados de 2027 y en noviembre de 2028, respectivamente, si no hay más imprevistos.

Fuentes de la Armada destacaron que «se han mejorado mucho los procesos constructivos» con el S-81, por lo que «será cada vez más fácil y rápida la construcción de los siguientes submarinos». Los ingenieros de Navantia y los de la Armada que controlan el proceso han cambiado formas de construcción y gestión que afectan a los tres restantes.

El desarrollo del proyecto y la construcción del S-81 ha necesitado tres millones de horas de trabajo en Navantia Cartagena, frente a las 50.000 horas que se necesitan para en el caso de un avión. El resultado de ese trabajo es un submarino convencional (diésel-eléctrico) de 81 metros de eslora, 7,3 de diámetro y tres mil toneladas de desplazamiento, con seis tubos lanzatorpedos y un sistema de combate de tecnología estadounidense capaz de integrar también misiles tácticos para objetivos navales y terrestres. Respecto a los viejos submarinos S-70, de los que solo queda uno en servicio, destaca por su elevado nivel de digitalización. Eso le permite reducir su dotación a 32 efectivos, menos de la mitad de los que llevan los más pequeños S-70.