Multar por vapear: el controvertido intento por frenar un consumo disparado entre los adolescentes
La mitad de los escolares murcianos de 14 años ya han probado el vapeo, un porcentaje que llega al 63% entre los de 17
Alba, una estudiante de 16 años del IES El Carmen, en Murcia, probó el vapeo cuando tenía 14. «Me gustó, me resultó atractivo, pero me ... dije: si empiezo no voy a parar, porque noto que esto engancha», cuenta. Otros compañeros no tuvieron esa fuerza de voluntad. «Muchos vapean. También hay quien fuma, pero se ven más 'vapers'. Tienen aromas, colores diferentes, y son más asequibles que el tabaco. La gente se los compra desechables en los bazares».
Como Alba, el 49,2% de los escolares murcianos de 14 años han probado ya los cigarrillos electrónicos. Entre los de 17, el porcentaje se eleva al 63,4%. Muchos terminan convirtiendo el consumo esporádico en un hábito. Le ha ocurrido, en concreto, a tres de cada diez escolares de 14 a 18 años. Son datos de la última Encuesta sobre Uso de Drogas en Enseñanza Secundaria (Estudes), correspondiente a 2023.
La Región de Murcia es la tercera comunidad con mayor penetración del cigarrillo electrónico entre sus adolescentes, pero el incremento de esta práctica es generalizada en toda España. En contraposición, el tabaco cae, aunque no en la misma proporción en que se dispara el vapeo. El 18,7% de los escolares murcianos de entre 14 y 18 años siguen fumando habitualmente. Muchos alternan el tabaco con los vapeadores. «Yo probé el primer cigarro con 12 años, y al final me enganché. Ahora vapeo porque así fumo menos», explica Lucía, que ya ha cumplido 20 años y estudia en la Universidad de Murcia.
La rápida generalización del cigarrillo electrónico como un elemento cotidiano en el ocio de los adolescentes está detrás de la decisión del Ministerio de Sanidad de prohibir ya no solo su venta a menores, como ocurría hasta ahora, sino también su consumo. Así se recoge en el anteproyecto de Ley Antitabaco presentado esta semana. Si un menor es descubierto mientras vapea, fuma tabaco o consume productos como bolsitas de nicotina para uso oral, recibirá una sanción que puede rondar los 100 euros, y que tendrán que pagar sus padres.
«A mí me parece absurdo, porque la gente no va a dejar de vapear o fumar por eso. Se ocultarán para que no les vean y ya está», reflexiona Lucía mientras inhala su cigarrillo electrónico en la plaza de la Universidad junto a unos amigos. Algunos de ellos disienten. «Creo que sí se reducirá el consumo. Al final, lo que hacen es equipararlo a los porros, que ya están prohibidos», apunta uno de ellos, Darío.
Las mismas restricciones
De entrada, lo que hace la Ley Antitabaco es aplicar al vapeo, las bolsas de nicotina o los dispositivos para el consumo de productos calentados las mismas restricciones legales que al tabaco convencional. Esta estrategia cuenta con un amplio consenso científico y nace con el respaldo de las principales sociedades médicas. «El tabaco y el vapeo deben equipararse conceptualmente. Para empezar, porque con los cigarrillos electrónicos estamos generando adictos a una sustancia, a la nicotina», advierte Asensio López, coordinador del Programa de Actividades Preventivas de la Sociedad Española de Medicina de Familia (Semfyc). Para muchos adolescentes, el vapeo se convierte en la puerta de entrada al tabaco. Frente a la negativa imagen que se ha ido creando en torno al cigarro, vapear se contrapone como una práctica supuestamente limpia que aporta cierto atractivo. Hay una estética, y se juega con colores y con aromas. «Hay una estrategia de mercado que ha tenido mucho éxito, y que ha jugado con la búsqueda de identidad por parte de los adolescentes», avisa Asensio López.
La equiparación de tabaco y vapeo busca frenar esa tendencia. Pero hacerlo mediante la imposición de multas a los padres de los menores resulta más controvertido. El responsable de actividades preventivas de Semfyc muestra sus dudas: «No tengo claro que vaya a contribuir al fin que buscamos. Va a generar conductas de ocultación, y no podemos partir de la idea de que los padres tienen siempre la capacidad de evitar que sus hijos fumen».
Para Asensio López, hay que incidir más en los precios, incrementando el coste como barrera de acceso a los adolescentes. Y también hay que explicar por qué no es saludable. La Sociedad Murciana de Patología Respiratoria (Somupar) lleva tiempo advirtiendo de que el vapeo no es, ni mucho menos, inocuo. «Queda todavía mucho por estudiar, pero ya se han visto daños equiparables al tabaco, como el riesgo de cáncer de pulmón, de enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) o de fibrosis», enumera Olga Meca, presidenta de Somupar. En el caso de la fibrosis, puede desarrollarse de forma incluso más rápida que con el tabaco «por la combustión, el calor y la forma de inhalar».
Además, ya se han descrito lesiones pulmonares asociadas al uso de cigarrillos electrónicos o vapeo que pueden aparecer no tras un consumo prolongado, sino de forma rápida.
La patronal hostelera tacha de «excesiva» la prohibición en terrazas
La Federación Regional de Empresarios de Hostelería y Turismo de la Región de Murcia (HoyTú) considera que «prohibir fumar en las terrazas es una medida excesiva e incomprensible que, además, el Gobierno de España debería consensuar con el sector». El presidente de HoyTú, Bartolomé Vera, cuestiona la eficacia de la medida y señala que «en las terrazas hay por norma una buena convivencia entre fumadores y no fumadores». La ampliación de espacios sin humo es sin embargo apoyada por las principales sociedades científicas, como la Sociedad Española de Medicina de Familia (Semfyc), y por organizaciones como la Asociación Española contra el Cáncer.
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