María Dolores Oñate: «La pornografía tiene un componente machista»
«Los adolescentes corren el riesgo de volverse adictos; hay que regular el consumo de contenido adulto para proteger al menor»
La preocupación por el consumo de pornografía entre menores de edad es máxima. Padres, profesores, psicólogos, pediatras y asociaciones de defensa de la infancia llevan ... años dando la voz de alarma. El círculo viciado en el que han quedado atrapados niños y adolescentes que ven contenido sexual adulto puede comprometer de forma duradera aspectos esenciales de su personalidad y su comportamiento. El informe de la ONG Save the Children '(Des)información sexual: pornografía y adolescencia', de 2020, alertó de que los adolescentes ven pornografía por primera vez a los 12 años y casi 7 de cada 10 (el 68%) la consumen de forma frecuente.
El estudio reveló además una cuestión preocupante: más de la mitad de los que ven contenidos pornográficos se inspiran en ellos para sus propias experiencias y para el 30% estos vídeos son su única fuente de información sobre sexualidad. La coordinadora del Grupo de Adicciones del Colegio de Psicología de la Región, María Dolores Oñate, asegura que el acceso en edades tempranas a estos contenidos sexuales, en muchos casos violentos, produce una adaptación no deseable y una normalización en un momento en el que cerebro está inmaduro.
–¿Cómo afecta el consumo de pornografía a una edad temprana?
–La pornografía provoca una imagen distorsionada de lo que es el sexo en una relación sentimental. Es el sexo por el sexo, si ningún otro componente afectivo. Cuando un adolescente ejerce violencia en un videojuego, sabe que no es una conducta normal en la vida real. El problema es que a esas edades tan tempranas, los adolescentes tienden a pensar que la pornografía es la realidad de una relación sexual, cuando no lo es.
A esas edades lo que hay que transmitirles es que el sexo es solo una parte más de una relación sentimental, pero no lo único, como ocurre en la pornografía.
«Tienden a distorsionar y a confundir lo que debe ser una relación»
–¿Cuáles son los aspectos más nocivos de la pornografía?
–En primer lugar, la ausencia de cualquier otra cosa que no sea sexo, porque el sexo debe de estar integrado en una relación de pareja, pero debe haber también afecto, respeto, por ejemplo.
–El 68% de los adolescentes ve porno, según un reciente estudio de Save the Shildren. ¿Por qué es tan habitual ese consumo entre los adolescentes?
–El mensaje del sexo por el sexo está implantado en la sociedad, desde la música (como el reguetón), las redes sociales, la publicidad o las series juveniles, donde hay sexo fortuito y explícito. Es una tendencia. Por ejemplo, se utilizan aplicaciones como Tinder no para conocer a una persona, sino para tener solo sexo. Luego hay políticas que se han implementado que impulsan ese mensaje, como la venta de la píldora anticonceptiva a menores de edad sin ningún tipo de autorización médica. De alguna forma, lo que se les está diciendo a los menores es que es normal a los 16 años tener relaciones sexuales sin protección, quedarse embarazada y poder abortar. Desde muchos ámbitos de la sociedad el mensaje es: 'tengamos sexo'. Esto va a contracorriente de lo que se enseña en casa o los profesores y crea confusión.
–¿En qué lugar queda la mujer en el porno?
–La pornografía tiene un componente machista, que de alguna forma perpetúa el dominio del hombre sobre la mujer, la cosifica como si fuera un objeto sexual.
«El porno tiene un componente que perpetúa el dominio del hombre sobre la mujer»
–¿De qué manera la pornografía puede alterar la personalidad y la conducta de un menor?
–Hay muchas probabilidades de que el adolescente se haga adicto a ese tipo de contenido. A esas edades, el cerebro adolescente no está terminado, los centros del placer son mucho más sensibles, y lo que transmite la pornografía son supraestímulos, que al igual que la violencia, el juego o la comida basura provocan una liberación de dopaminérgica muy alta. Esto hace que los adolescentes sean mucho más vulnerables a desarrollar una adicción a estos contenidos, por ese motivo, biológicamente a estas edades deben de estar protegidos. Además, muchas veces el consumo de pornografía acaba en una incapacidad para tener sexo normal, porque lo que ven e imaginan luego no se corresponde en nada con la realidad, es decir, ni estéticamente ni sensorialmente. Un adolescente que va a tener una relación sexual con una adolescente, le crea unas expectativas que luego es muy difícil que se cumplan.
–Desde el Gobierno se ha anunciado la próxima aprobación de una ley integral destinada a la protección de los menores en la Red, abordando el desafío de manera integral y multidisciplinar. ¿Qué medidas serían necesarias para atajar el problema?
–Regulando ese consumo porque hay que proteger al menor en esa edad del desarrollo y luego orientando todo lo que son las políticas que tienen que ver con la prevención. Se debe enfocar el problema, desde el ámbito educativo y de la igualdad, a través de la educación afectivo-sexual, pero también desde la salud sexual que se ha abandonado un poco en virtud de la libertad sexual. Se deben poner en marcha de nuevo campañas de prevención de enfermedades de transmisión sexual, como la del uso del preservativo. Existe un impacto nocivo en el aspecto social, pero también lo hay en el apartado sanitario. Todo debe ir a favor de concebir el sexo como una parte de la relación y no como el fin de la misma.
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