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La traca final, el golpe de efecto al sainete político del frustrado debate de investidura de López Miras, lo puso el portavoz de Vox, José ... Ángel Antelo, pidiendo por escrito cuarto y mitad de las consejerías del futuro gobierno regional, si llega a tal destino. No precisó cuáles, aunque luego expuso lo evidente: quieren Agricultura y Familia, además de la vicepresidencia. En estos momentos, y a la vista de las exigencias de la formación de Abascal, la Región de Murcia está más cerca de una repetición electoral que de un posible acuerdo PP-Vox después del 23-J. Llegados a este punto, los de Vox tratan de responsabilizar a los populares de que haya que volver a las urnas, esgrimiendo un ultimátum imposible en el último minuto del partido. Una maniobra que 'canta' por sí sola.
En segundo lugar, no veo dónde está el supuesto acuerdo oculto entre ambos partidos que se insinuaba hasta ahora, ya que los voxistas subieron ayer hasta el límite máximo el listón de sus exigencias. Esto, o que en este vodevil parlamentario estemos rodeados de actores que sean unos consumados fabuladores. El candidato López Miras, que ha interpretado a la perfección el papel asignado desde la cúpula nacional de su partido, presentándose a una investidura sin apoyos, aludió a la «posibilidad real de una nuevas elecciones». Es una opción que va ganando enteros debido al órdago lanzado por Antelo, que no tiene parangón en ninguna otra comunidad autónoma en las que han negociado ambos partidos. El nivel de exigencias está fuera de lo razonable a tenor del resultado del PP en las elecciones del 28-M. Vox ha subido su apuesta precisamente en la región donde menos debía hacerlo, dentro también de su estrategia nacional de hacerse respetar para no ser un monaguillo de los populares.
Resulta evidente que el pasado fin de semana no había nada, ni ganas, que negociar, pese al reto público de ambas formaciones de emplazarse en pos de un pacto en 72 horas. Para mayor servicio de los intereses patrios de unos y otros, el fracaso de la investidura estaba cantado, pero lo que pocos esperaban era el documento de Vox con 12 puntos redactado a modo de preacuerdo con el PP. Un 'preacuerdo de mínimos', ojo, lanzado de sopetón por Antelo desde la tribuna de oradores, sabiendo de antemano que López Miras no iba a aceptar. Un capítulo más de esta historia. En lugar de negociar durante el fin de semana, al menos para guardar las apariencias, los de Abascal sueltan la bomba para dinamitar cualquier posibilidad. Un bloqueo del pivot Antelo.
Mirando hacia adelante, ¿se va a desdecir Vox de las condiciones que ha puesto por escrito, con los tres sillones incluidos, si se produce un nuevo intento de negociación después del 23-J? Y si por una extraña carambola llegaran a un acuerdo, ¿qué cuatros años de 'gobernabilidad' le espera a la Región de Murcia con tal asociación? Claro que, llegado el momento, se podrían convocar elecciones anticipadas a mitad de legislatura.
El primer punto de ese preacuerdo imposible va directo al grano: derogar-modificar-reformar la ley de recuperación y protección del Mar Menor, sin entrar en detalle. Da igual, Vox quiere mangonear la ley con una política de involución medioambiental. Curiosamente, este partido difundió después en las redes sociales un documento de doce puntos con algunas variaciones: suprimía la palabra' derogar', dejando solo 'reformar'. Tampoco hacía referencia a la vicepresidencia y las dos consejerías.
Al portavoz popular Joaquín Segado le falló el subconsciente al señalar que «derogar y modificar son dos cosas diferentes», como si los populares fueran proclives a retocar la ley. Las pretensiones de Vox hacia el Mar Menor parecen olvidar que fue el PP el que ganó el 28-M en todos los municipios de la cuenca vertiente, excepto en Los Alcázares. ¿Qué van a cambiar en un ecosistema y su entorno que están bajo la lupa de la UE y toda su carga normativa, de la Fiscalía, del Ministerio, de la OCDE, de la mayoría de la comunidad científica, y hasta de grandes cadenas de supermercados europeas, de las que viven los agricultores, que proponen exactamente lo contrario que Vox?
En el segundo punto, los de Abascal apuestan por fomentar el aumento de las superficies de regadío, cuando deberían saber que los planes de cuenca del Segura no aceptan tal incremento, salvo algunos cultivos sociales en Albacete. Es como estar en otro mundo.
El 'no es no' de Vox llevado a sus últimas consecuencias mostró que varios de sus diputados no parecían muy convencidos o entusiasmados votando junto con el PSOE y Podemos. Se consumó el primer capítulo de este juego que algunos se llevan con la Región.
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