Paseo triunfal de Miras
Sin autocrítica y con el PSOE noqueado, el presidente se recreó con un balance optimista de su gestión
Con los socialistas noqueados y con el Gobierno de la nación en el alambre, poco tenía que esforzarse López Miras a la hora de rendir cuentas ... de su último año de gestión, confiado probablemente en que queda PP para rato en la Región. También se ha comprobado que los populares y los de Vox circulan mejor solos que coaligados, aunque nada se dijo del pacto presupuestario, con algunos tintes ideológicos, salvo el agradecimiento del presidente a la predisposición de los voxistas en algunos asuntos. No mencionó la inmigración y los menas, quizás para no meterse en charcos con sus socios coyunturales.
Aunque dijo que no quería ser triunfalista, López Miras se recreó precisamente en la complacencia de lo que consideró logros de su gobierno, junto a otro manojo de planes, algo habitual en este tipo de debates. Lo resumió todo en que la Región «está mejor que hace un año». No hubo un ápice de autocrítica y ofreció una radiografía quizás demasiado dulce de la Región. El presidente identificó muchos problemas, pero haciendo un ejercicio a la inversa: ante las deficiencias que persisten, presentó nuevas medidas para tratar de atajarlas, como el acceso a la vivienda, las listas de espera sanitarias y de dependencia, la pobreza y vulnerabilidad de ciertos sectores, las desigualdades o las necesidades educativas. No son problemas nuevos, sino que se van deslizando de una legislatura a otra, algunos con ciertos progresos, en estos treinta años de ejercicio popular. Además de una gestión mejorable de los recursos, no hay que olvidar el ingrediente principal: la infrafinanciación que sufre la Región, cuya población al alza se encuentra claramente en desigualdad ante otros territorios.
Estamos en una comunidad (uniprovincial, conviene remarcarlo) muy dinámica, con cifras macro favorables (crecimiento del PIB, empleo, inversión, exportaciones...) aunque con desequilibrios y desajustes que urge corregir.
López Miras puso el acento en la vivienda, la sanidad y la educación, lanzando nuevos planes y ayudas cuyos resultados deben verse pronto si el objetivo, como dijo, es ofrecer un futuro mejor a los jóvenes. Las apuestas por los sectores de la industria y la energía, del turismo sostenible, y de la defensa van en la dirección adecuada, ya que abren nuevos e importantes nichos tecnológicos, de empleos cualificados y de atracción. Tenemos los medios y el entorno adecuados: ahí están el Valle de Escombreras, Navantia con el programa de submarinos y el clúster empresarial y científico que crece alrededor. Pocas regiones cuentan con tales elementos a su favor.
Como dijo el presidente, el estado de la nación no se puede desligar del de la Región, por lo que el clima de deterioro político nacional estuvo en el trasfondo de la sesión, que Miras aprovechó para destacar que su gobierno funciona frente a la parálisis de Sánchez. El discurso del agravio permanente del ejecutivo de la nación que enarbola el PP tiene su justificación en la pobre financiación que se arrastra desde principios de siglo, pero no se puede extender a las inversiones del Estado y al rociado de ayudas sectoriales. El conjunto de la inversión estatal es muy notable en ferrocarril y carreteras, así como en la desalación (guste o no), el Mar Menor o la construcción de submarinos. Cierto que hay proyectos pendientes, pero el empuje inversor del Gobierno de Sánchez en estos años no admite comparación con el de la Comunidad.
Con el agua, que dejó para el final, la invitación al consenso sigue cayendo en saco roto.
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