El agua y el Foro de Davos, lo que faltaba

La intervención del secretario de Estado fue tan previsible como desilusionante, en el sentido de que no se apartó del guion que dejó marcado Teresa Ribera. No aportó nada nuevo ante la inquietud creciente por el escenario que se presenta en 2027, y tiró por elevación acogiéndose a unas previsiones económicas del Foro de Davos sobre el impacto del cambio climático. Además, Morán subestimó el problema de la rampante sequía crónica del territorio del Segura señalando que en zonas del Duero y el Ebro también hay falta de agua (será más bien de infraestructuras hídricas). En cualquier caso, pretender igualar la situación que se vive aquí con la de otras demarcaciones no aguanta un análisis serio.

Lo que se está pidiendo es una garantía de recursos hídricos que compense la doble merma que sufrirá la cuenca con el recorte del Trasvase y de las extracciones subterráneas. Y eso representa un volumen muy pequeño en comparación con los recursos totales de España, naturales y de nueva generación. Resolver esta demanda localizada del agro levantino no creo que altere las magnas predicciones del Foro de Davos.

El secretario de Estado relató las actuaciones ya conocidas para ampliar la desalación y conectarla al Postrasvase (una conexión que por ahora el Ministerio es incapaz de sacar adelante), pero no dijo cómo va a cubrir ese volumen que se perderá a partir de 2027 (se estima que 100 hectómetros del Trasvase y 200 de los pozos). Parece que ni siquiera la CHS tiene cuantificada dicha pérdida, ya que prevé evaluar cada acuífero y su futura explotación. El mensaje que dejó Morán es que no se piensa en otra moratoria ni en excepciones.

Respecto al Trasvase, el Ministerio ha ganado hasta ahora todos los recursos contra el Plan del Tajo y la subida de caudales ecológicos. Falta la impugnación del Scrats, que aún no ha sido formalizada pero que quizás sea rechazada como las anteriores, vista doctrina. El Tribunal Supremo avala el proceso que ha llevado a cabo el Ministerio, si bien opino que el fallo habría sido probablemente el mismo con independencia del caudal que se hubiera fijado. Un caudal muy controvertido científicamente. La cuestión de fondo es si el Plan del Tajo perjudica o no al del Segura, con todo lo que conlleva (población, usos socioeconómicos, medio ambiente, etc). Siendo el agua un bien público, es evidente que no ha existido una concertación, como establece la ley, entre ambos planes. Se ha puesto el carro delante de los bueyes: primero recortar el Trasvase, y luego vendrán las medidas y actuaciones compensatorias, cuando debería ser al revés (en el Tajo hay que modernizar mucho regadío). Hugo Morán comentó que «tranquilidad» ante lo que se espera con las nuevas reglas.