La mancha blanca en el Mar Menor, un fenómeno «único» en el mundo por su duración
Los científicos analizan si la falta de lluvias en la cuenca y el descenso del freático podría ayudar a la desaparición de este fenómeno
La mancha blanca del Mar Menor, que se extiende frente a las playas de Los Alcázares y Los Urrutias, no es un fenómeno exclusivo de ... la laguna salada. Esta concentración de carbonato cálcico cristalizado, que le da un aspecto lechoso al agua, ya se ha registrado en otras masas de agua del mundo. Lo que sí lo hace singular, «muy excepcional y único» es su larga duración. La bibliografía científica consultada por los investigadores que monitorizan esta forma blanquecina muestra que otros episodios similares han durado menos tiempo.
Esta es una de las conclusiones que pudieron explicar este martes Gonzalo González Barberá, científico del Centro de Edafología y Biología Aplicada del Segura (CEBAS) y Jesús Mercado, profesor e investigador del Instituto Español de Oceanografía en Málaga, en una jornada informativa sobre la mancha blanca organizada por la Consejería de Medio Ambiente. Ambos, junto a una veintena de compañeros de distintos centros estatales y regionales, integran el proyecto Belich del Mar Menor, financiado por el Ministerio para la Transición Ecológica, y que intenta dar respuesta al origen y composición de este fenómeno.
Todos los datos y resultados son tomados por los científicos como preliminares, sin tener todavía conclusiones firmes. Sin embargo, hay una hipótesis en el aire que coge fuerza por momentos. Esta tendría que ver con el acuífero del Campo de Cartagena y con los periodos de precipitaciones en la cuenca de la laguna. «La cuenca ha tenido una alteración hidrogeológica profunda por el uso de grandes cantidades de agua para riego, lo que ha generado mayores aportes de agua continental con tierra rica en bicarbonato», ya sea tanto por vía superficial como subterránea, explica Barberá a LA VERDAD.
Noticia relacionada
Vázquez no descarta una intervención en la mancha blanca del Mar Menor
Tras el ciclo húmedo por lluvias registradas en el Campo de Cartagena entre 2016 y 2022, el acuífero se ha recargado y ha subido su nivel freático, lo que ha derivado en mayores descargas directas en la laguna, bajo el suelo. El bicarbonato, junto con la subida del pH del agua del que ya ha alertado el IEO, habría provocado la aparición de este evento que no deja pasar la luz hasta el fondo marino, por lo que ha acabado con la vida de algas y plantas. Su ubicación dentro del Mar Menor responde a la mayor presión que ejerce en esta zona el acuífero cargado de agua, al estar el nivel piezométrico más alto que en el norte de la laguna.
La rambla del Albujón podría tener también un papel complementario en este fenómeno, pero no sería la causa principal, según las primeras observaciones. «Las descargas de agua subterráneas son estables, las del Albujón suelen oscilar», remarca Gonzalo González, que añade que la cantidad de agua que desemboca en la laguna tendría que ser hasta 200 veces mayor que la de ahora para formar esta mancha blanca.
Posible intervención
El consejero de Medio Ambiente, Juan María Vázquez, remarcó ayer, durante la jornada, que no descarta una intervención directa sobre la mancha blanca en función de las conclusiones a las que lleguen los expertos. «Vamos a ver si es posible, cómo se puede hacer», mencionó Vázquez, aunque no señaló qué tipo de actuación sería. Sin embargo, sí aclaró que este tema se tratará en la Comisión Interadministrativa del Mar Menor, entre los gobiernos central y regional. A partir de ahí, se podría «establecer la mejor estrategia».
González Barberá apunta a dos posibles escenarios. Uno es apostar por una «gestión integral del acuífero» que permita rebajar su nivel. La Confederación Hidrográfica del Segura está elaborando, precisamente, un plan encaminado a ordenar los usos del agua del subsuelo. Otra es esperar a que el nuevo ciclo seco de precipitaciones que se ha instalado en la comarca provoque una rebaja del freático, al no haber recargas, por la falta de lluvias. «Así podrían desaparecer las descargas directas porque habrá menos presión» en esa conexión entre la masa de agua subterránea y la laguna. Esto motivaría la desaparición de la mancha, puede que incluso «en unos meses».
Tras exponer la hipótesis del proyecto Belich, «a nadie le pareció descabellado, aunque habría que comprobar algunos aspectos; esto no quiere decir que se excluyan otras razones», subraya el experto del Cebas. Un aspecto que podría ayudar a comprobar esta conclusión científica es que el nivel del acuífero parece comenzar a descender, aunque no se sabe si es una tendencia.
«No es pasajero»
El investigador de la Universidad Politécnica de Cartagena, Javier Gilabert, experto en la hidrodinámica del Mar Menor, estudia también desde su campo de conocimiento la situación de la mancha blanca. Gilabert fue uno de los ponentes este martes en la jornada, y cree que este fenómeno ha terminado por consolidarse en la columna de agua, que es un problema estructural y «no pasajero», y que no se diluirá con tormentas o fuertes vientos.
El centro en San Pedro del Pinatar del Instituto Español de Oceanografía data la existencia de la mancha desde hace dos años y que abarca un área de forma «más o menos definida» entre Los Alcázares, la Isla Perdiguera y Los Urrutias. Las últimas comprobaciones destacan que esta se ha acercado a la línea de costa y que su concentración de clorofila llega a ser de hasta cuatro veces mayor que las muestras obtenidas en el resto de la laguna, «lo que indica la participación del componente fitoplanctónico». Estas diferencias en la abundancia y composición del fitoplancton con respecto a otros puntos del Mar Menor «no parecen explicar la turbidez extrema ni el aspecto blanquecino del agua».
Por otro lado, los trabajos realizados por el grupo de investigación del catedrático de Ecología, Ángel Pérez Ruzafa, con la participación de Francisco Torrella, profesor emérito de la Universidad de Murcia, destacan que «este tipo de manchas, aunque en ocasiones va asociado a proliferaciones de cianobacterias, en el caso del Mar Menor las observaciones preliminares indican que se trata de materiales inorgánicos de muy pequeño diámetro, lo que propicia su mantenimiento en la columna de agua durante largos periodos sin que sedimenten».
-
La Región y Valencia avanzanen una ruta sobre adaptación climática y biodiversidad
La Región de Murcia y la Comunidad Valenciana quieren avanzar en una ruta común sobre adaptación climática y biodiversidad. Con la finalidad de establecer nuevos puentes, el consejero de Medio Ambiente, Universidades, Investigación y Mar Menor, Juan María Vázquez, se reunió ayer con su homóloga valenciana, Salomé Pradas.
Ambas comunidades autónomas trabajan en programas de recuperación de fauna como el proyecto europeo 'Life Cerceta Pardilla', y el programa 'Territorio Tortuga', con el apoyo añadido en los procesos de 'head-starting' (acciones que permiten la cría en cautividad temporal de las tortugas neonatas de cada nido para aumentar su supervivencia y probabilidad de retorno a las playas de nacimiento una vez superado el primer año) y el propio seguimiento técnico de la especie. Esto supone la oportunidad de obtener datos científicos entre los equipos veterinarios de ambas comunidades.
Asimismo, colaboran en proyectos de educación ambiental. Recientemente, técnicos valencianos visitaron el centro murciano de Educación Ambiental. La idea es hacer intercambios entre expertos y organizar jornadas conjuntas.
Vázquez y Pradas visitaron las instalaciones del Área de Recuperación y Conservación de Animales del Mar del Oceanogràfic de Valencia, que veinticuatro horas antes había recibido dieciséis tortugas bobas ('Caretta caretta') procedentes del Centro de Recuperación de Fauna Silvestre El Valle (Murcia).
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión