Tres veranos sin pequeños de Chernóbil en Lorca

Por tercer verano consecutivo, los niños afectados por la catástrofe de Chernóbil no han podido venir a Lorca. «Llevamos tres años con problemas de todo tipo», explica a este periódico Pedro Javier Guevara, presidente de la Asociación de Familias Solidarias con el Pueblo Bielorruso. «Hemos luchado todo lo posible, hasta el mes de julio, a través de la Federación de asociaciones, en continuas conversaciones con el Gobierno español, la administración bielorrusa y la Comunidad Europea, pero ha sido imposible conseguir las autorizaciones pertinentes», lamenta. «Es una pena, porque teníamos mucha ilusión».

La acogida en diciembre de 2019 fue la última de los pequeños en el municipio lorquino para que respiraran aire puro. Cien niños ese verano y alrededor de cincuenta en Navidad, consiguieron escapar unos meses de la radioactividad que, a día de hoy, 36 años después del accidente, sigue habiendo en la zona. Con cada uno de estos viajes reduce la posibilidad de que estos niños contraigan enfermedades como el cáncer de tiroides (el más común en la zona afectada).

Tanto a su llegada como a su salida, se lleva a cabo una medición del índice de la radiación de su cuerpo y, según cifras de la asociación, esta se reduce un 40% durante los meses que pasan aquí.

Un conflicto diplomático ajeno a estos niños inocentes les ha afectado de lleno: las restricciones impuestas por la Unión Europea a Bielorrusia. El espacio aéreo está cerrado con motivo de la invasión de Rusia a Ucrania, si bien ya existían sanciones por parte de la UE desde junio de 2021.

Por eso, una de las posibilidades que manejaron en la asociación para traerlos de nuevo estos meses era sacarlos del país en autobús, pero «no los dejaron». Guevara nos cuenta que están «luchando para que los niños, por fin, puedan venir esta Navidad».

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