Mil horas de clase perdidas por la Covid-19
El confinamiento, la semipresencialidad y las bajas continuas hacen, a juicio de los expertos, «un agujero» en la formación de toda una generación
Han perdido centenares de horas de clase, más de un millar en algunos casos, irrecuperables. La 'generación Covid' enfrenta estos días la enésima disrupción ... en su escolarización: centenares de bajas diarias entre los alumnos y sus docentes por el goteo constante de positivos. Un impacto similar al que se registra en otros sectores, y que no tiene su foco en los centros educativos, pero que por la naturaleza de la actividad, la educación de las próximas generaciones, tiene consecuencias a largo plazo.
Los docentes admiten ya sin ambages que la pandemia y todas las limitaciones a la actividad lectiva que ha impuesto dejarán huella en los estudiantes, que siguen adelante pero se resienten de las horas perdidas. «Será una generación de guerra. La situación que se ha planteado ha sido muy complicada, hemos seguido adelante y todos hemos aportado lo mejor para hacerlo, pero la realidad es que los alumnos llegan peor. No se traduce en los resultados porque las pruebas se han adaptado, pero es evidente que hay una repercusión en sus conocimientos y competencias», admite el director del IES Alfonso X de Murcia, Andrés Nieto.
La misma percepción comparte Olga Catasús, directora del CEIP San Isidoro y presidenta de la Asociación de Directores de Primaria, quien entiende que los menores más perjudicados son los de entornos desfavorecidos y centros rurales, con menos recursos para paliar los desfases. Para Catasús, el perjuicio hubiera sido menor si la Consejería de Educación hubiera escuchado a la comunidad educativa «y se hubieran mantenido los refuerzos Covid este curso. Esos 1.500 docentes hubieran podido dedicar los primeros meses a detectar y aminorar las lagunas y carencias de los alumnos más afectados, hacer desdobles en las materias básicas, y contener oleadas de bajas como las registradas desde la vuelta de las vacaciones». Catasús no tiene dudas: «El ritmo no puede ser el de antes de la pandemia, es imposible».
Familias y docentes temen que las competencias no adquiridas lastren a los estudiantes, que esta primavera se enfrentan a las pruebas PISA
El castigo de la pandemia a los chavales más vulnerables ha sido doble, denuncian ONG como Save the Children y la Red de Lucha contra la Pobreza EAPN, que hace unos meses presentó un informe que alerta de nuevo sobre esa brecha. «Se ha profundizado; les han faltado recursos tecnológicos, pero también de atención. Nos hemos instalado en la idea de la excepcionalidad y del corto plazo, pero en lugar de una huida hacia adelante, podría haberse articulado un plan de choque y refuerzo en vigor todo este curso», reclama la socióloga y coautora del estudio de la EAPN Marta Latorre. Con ella, muchas voces de la comunidad educativa reclaman la elaboración de un estudio de diagnóstico para calibrar el efecto de la pandemia en el rendimiento y las competencias de los estudiantes y, en base a los resultados, la puesta en marcha de un plan de refuerzo y apoyo que compense las lagunas y déficits detectados entre los estudiantes.
Las familias no comparten la idea de que la situación de emergencia vivida en las aulas estos tres cursos haya dejado la misma huella en los alumnos de toda España: «Somos la única autonomía del país que no ha mantenido los refuerzos Covid este curso, y también la única que mantuvo el sistema semipresencial todo el año pasado», interpela la secretaria de la Federación de Asociaciones de Madres y Padres de la Región (FAPA-RM), Clara García Sáenz de Tejada. Los diferentes enfoques y recursos comprometidos por las comunidades tendrán reflejo, alerta el docente de la Facultad de Educación de la Universidad de Murcia y experto en inclusión Andrés Escarbajal, en los resultados del próximo Informe PISA. El organismo de evaluación internacional realizará su trabajo de campo (los exámenes a los alumnos de 15 años en todo el mundo) esta primavera, así que los resultados servirán también para medir el impacto de la Covid en los distintos países y autonomías. «El lastre en las competencias de los alumnos murcianos es evidente; PISA es implacable, y ahí podremos ver cómo han abordado la cuestión otros países y comunidades», apunta Escarbajal, quien también echa en falta un plan de refuerzo «contundente y valiente, con apoyos y ratios reducidas».
Los directores de centros se preguntan, además, por qué la Consejería de Educación no mantiene las clases 'online' para los estudiantes, medio millar esta semana, que están en cuarentena o de baja durante varios días sin clase de forma recurrente.
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