La Guardia Civil inspecciona granjas porcinas junto al Mar Menor por los vertidos de purines

Agentes de la Unidad Central Operativa Medioambiental (Ucoma) de la Guardia Civil, un grupo de ámbito nacional encuadrado en el Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona), realizan desde hace unos días una batida por explotaciones de varios municipios de la zona, entre ellos Fuente Álamo y Torre Pacheco. Y, en un despliegue que tiene el apoyo del Seprona de la Región de Murcia, han detectado anomalías como la existencia de balsas con deficiencias en la impermeabilización y lixiviados de purines (formados por orines y excrementos porcinos) hacia terrenos cercanos a los cebaderos.

Así lo aseguraron a LA VERDAD fuentes de toda solvencia, y explicaron que los funcionarios ya han visitado al menos una decena de granjas, dentro de una investigación encaminada a detectar situaciones de riesgo para el medio ambiente y, en concreto, para el Mar Menor y su cuenca vertiente, ecosistemas protegidos por diversas normativas de ámbito regional, estatal y europeo.

Uno de los objetivos del Ucoma es comprobar la trazabilidad de los purines, es decir, su origen y destino, para conocer si son ya un foco de contaminación o suponen un riesgo para terrenos agrícolas, ramblas y otros cauces públicos, el acuífero y, en última instancia, la laguna. Además de solicitar la preceptiva documentación, los funcionarios recorren las explotaciones para cotejar si estas cumplen con exigencias administrativas como el volumen máximo de producción de purines, vinculado al número de cabezas de ganado declarado; la superficie destinada a depositar de forma provisional esos residuos; la entrega de estos a gestores autorizados; y su uso final como enmienda orgánica en cultivos autorizados.

En esta campaña, con la que ampliará y completará las inspecciones regulares que realiza desde hace años el Seprona, el Instituto Armado lleva a cabo minuciosas inspecciones oculares. Entre otros indicios de irregularidades, que podrían tener efectos penales si hubiera un eventual daño al medio ambiente, los investigadores han encontrado con regueros de deyecciones animales y balsas con la láminas de plástico rotas o de tamaño insuficiente.

Las pesquisas se han centrado, en estos primeros días, en granjas con más de 2.000 cerdos. En todas ellas se tienen en cuenta las disposiciones de la Ley de recuperación y protección del Mar Menor, aprobada por la Asamblea Regional en 2020.

Además, a raíz de la muerte de toneladas de peces en la laguna por un episodio de anoxia, el Consejo de Gobierno de la Comunidad Autónoma modificó esa norma en agosto del año pasado. En un decreto ley, incluyó una referencia explícita a los purines. El texto recoge que, junto a la potencial «afección» a la laguna de la agricultura, por el uso de fertilizantes y productos fitosanitarios, «se ha de considerar a la ganadería, ya que una gestión inadecuada de estiércoles y purines puede causar directa o indirectamente un aporte de más nutrientes al Mar Menor».

La Guardia Civil auxilia de forma habitual a la Fiscalía y a los juzgados en las investigaciones abiertas por la contaminación del Mar Menor, tanto de origen agrícola, como minero, urbano y de otro tipo. En este caso, las fuentes consultadas indicaron que la presencia de la Ucoma hace presumir que las inspecciones en las granjas están vinculadas a diligencias de ámbito nacional.

El despliegue policial en el entorno de la laguna llega en plena polémica sobre el control del sector porcino. A las declaraciones del ministro de Consumo, Alberto Garzón, sobre la mala calidad de la carne de las macrogranjas en España se sumó el asalto al Ayuntamiento de Lorca por un grupo de ganaderos. Esto último por una moción que plantea una distancia mínima de las nuevas granjas y de las ampliaciones a las viviendas, por el ruido y los olores.