Los ganaderos de la Región de Murcia se plantean sacrificar animales en un mes ante la falta de pienso de Ucrania
Los sindicatos agrarios alertan de un posible cese de actividad del campo y exigen al Gobierno central «medidas de guerra» para garantizar la alimentación
La guerra desatada por Rusia está pasando factura al sector agrícola y ganadero de la Región, cuyos dirigentes lanzaron este jueves la voz de alarma ante un posible desabastecimiento de cereales para piensos, debido a la interrupción del suministro desde Ucrania. Advirtieron de que quedan reservas para un mes y, a partir de ahí, habrá que sacrificar cabezas de ganado si el Gobierno central y la UE no toman medidas urgentes para importar grano de otros países. Junto a esto, denunciaron que el encarecimiento de los combustibles y la escalada del precio de la energía alcanzan niveles «inasumibles» para el sector. Todo ello puede desembocar en un «cese de actividad» en el campo, cuyas consecuencias repercutirían en el abastecimiento humano, por lo que reclamaron al Gobierno central «medidas de guerra» para garantizar la alimentación.
En una rueda de prensa conjunta en la Cámara de Comercio de Murcia, los dirigentes de Coag, Asaja y UPA, José Miguel Marín, Alfonso Gálvez y Marcos Alarcón, respectivamente, denunciaron la situación límite en la que se encuentra el sector agroalimentario, que ha empeorado a raíz de la guerra en Ucrania. El principal peligro se cierne en estos momentos sobre la cabaña ganadera, hasta el punto de que se están preparando «planes de contingencia para sacrificar animales» ante la imposibilidad de poder alimentarlos dentro de un mes, una vez que se agoten las existencias de piensos y cereales procedentes de Ucrania.
La cabaña ganadera de la Región de Murcia está compuesta por 4.440.000 cabezas, según los datos de la Comunidad Autónoma de abril del año pasado. La mitad es porcino, seguido de aves (1,4 millones de cabezas), ovino (617.000), caprino (213.000) y bovino (83.800). La cabaña se ha incrementado en un 35% en un decenio, sobre todo en aves.
La cabaña regional tiene 4,4 millones de cabezas de ganado, sobre todo porcino, y se ha incrementado un 35% en el último decenio
Los sindicatos agrarios comparecieron junto a los responsables de los regadíos del Trasvase, la Federación de Cooperativas y Proexport para realizar un llamamiento a la manifestación que tendrá lugar el día 20 en Madrid en defensa del campo, aunque el protagonismo lo acaparó la «preocupante» situación generada por la invasión de Ucrania.
Alfonso Gálvez señaló que, «si no hay respuestas urgentes del Gobierno central, se plantearán el cese de actividad en el campo, que puede causar desabastecimiento en los mercados», y detalló que «ya hay explotaciones que se plantean dejar de regar y de aparcar su actividad, lo cual repercutirá también en el empleo del sector». Destacó que la guerra ha puesto de relieve que la Unión Europea no es autosuficiente para producir los alimentos que necesita su población.
Coag, Asaja y UPA indican que el conflicto ha empeorado los problemas por la carestía de la energía y los combustibles
Marcos Alarcón solicitó que se adopten «medidas propias de un estado de guerra», debido a la situación excepcional que se vive actualmente. Reclamó «un plan de choque» para garantizar los alimentos y la reducción de todo tipo de impuestos.
Reservas en los puertos
José Miguel Marín incidió en que la ganadería se enfrenta a «una situación gravísima por la guerra. Estamos abocados al desabastecimiento si la situación no cambia pronto». La UE debe autorizar la importación de cereales y oleaginosas de Estados Unidos, Canadá, Brasil y Argentina, detalló. Estimó que, en estos momentos, en los puertos españoles, sobre todo en el de Tarragona, hay reservas de maíz, trigo y oleaginosas procedentes de Ucrania para 25 días o un mes. «A partir de ahí, si no hay soluciones, tendremos un problema muy serio», advirtió.
Indicó que la gravedad no estriba tanto en el incremento de precios como en el hecho de que la ganadería se quede sin comida para los animales. «Estamos abocados al desabastecimiento si la situación no cambia, para lo cual es necesario que podamos importar cereales de otros países», aunque operen con requisitos fitosanitarios distintos a los de los Estados miembros de la UE.
Marín indicó, asimismo, que los precios de los combustibles «ya son inasumibles». Estamos a punto de no poder pagar los carburantes en algunas actividades», manifestó.
UPA: «Los campesinos ucranianos han dejado los tractores y han cogido el fusil»
Para el secretario general de UPA, Marcos Alarcón, el desabastecimiento de grano de Ucrania no será estacional, sino que se puede prolongar más en el tiempo debido a que la guerra va a afectar ya a una primera siembra en el país. «Los campesinos ucranianos han dejado los tractores y han cogido el fusil» por lo que los campos no se están cultivando, dice.
Otro efecto derivado de la guerra en Ucrania es el encarecimiento de los fertilizantes nitrogenados, en tanto que se precisa gas natural para su producción.
Marcos Alarcón solicita que la Unión Europea «flexibilice» las medidas de la Política Agraria Común (PAC) relativas al cupo de cultivo de cereales y leguminosas en suelo de la UE. Considera «urgente garantizar la soberanía alimentaria». En este sentido, reclama «medidas ágiles y extraordinarias para lograr dicho objetivo y evitar desabastecimiento a la población. E insiste en que hay que tomar «medidas de guerra». El dirigente de UPA advierte, asimismo, de la estrategia de grandes multinacionales, sobre todo en el sector eléctrico, que a su juicio se están beneficiando de esta situación.
El secretario de Asaja, Alfonso Gálvez, recuerda las propuestas lanzadas la semana pasada por los ministros de Agricultura, así como por el comisario del sector, dirigidas a revisar la PAC y los objetivos del Pacto Verde europeo, en lo relativo, dijo, al uso de fertilizantes y abonos.
Gálvez también considera necesario revisar los acuerdos con terceros países que representan una «competencia desleal» con respecto a los productores locales. El dirigente de Asaja arremete contra «la política medioambiental basada en el ecologismo de moqueta, que pretende dejar la naturaleza intacta».
