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El exconsejero Cerdá y el excomisario Aldeguer. Javier Carrión / agm / LV
El fiscal pide un año y nueve meses a Cerdá y Aldeguer por su «inacción» hacia el Mar Menor

El fiscal pide un año y nueve meses a Cerdá y Aldeguer por su «inacción» hacia el Mar Menor

Los agricultores acusados del uso de desaladoras clandestinas asumen penas de entre cinco meses y seis años

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Miércoles, 19 de enero 2022, 09:05

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El fiscal de delitos ambientales, Miguel de Mata, reclama penas de un año y nueve meses de prisión y nueve años de inhabilitación para el exconsejero de Agricultura Antonio Cerdá y para el excomisario de Aguas de la Confederación Hidrográfica del Segura (CHS) Manuel Aldeguer, ambos procesados en el 'Caso Topillo', en el que se investigan delitos contra el medio ambiente por la degradación «irreversible y catastrófica» del Mar Menor.

El Ministerio Público también solicita penas de cárcel que van desde los cinco meses -para los casos de contaminación más leves- y los seis años -para los más graves-, además de multas multimillonarias, para 41 empresarios y administradores de explotaciones agrícolas de la comarca del Mar Menor, a quienes se atribuye haber contaminado ese espacio natural con los vertidos de nitratos procedentes de sus desaladoras ilegales.

En su escrito provisional de conclusiones, que consta de 91 folios y al que LA VERDAD ha tenido acceso, se elude acusar a quien fue presidenta de la CHS, María Rosario Quesada, por considerar que su actuación no fue lo suficientemente relevante como para constituir delito.

«Una realidad indiscutible»

En su relato de hechos, el fiscal especial de delitos contra el medio ambiente llega a afirmar, como punto de partida, que «la contaminación del acuífero por nitratos es una realidad indiscutible». Y añade seguidamente que «las cifras de aporte de nitratos, acumulación y descarga subterránea al Mar Menor dan idea de la magnitud del problema», pues solamente a través de la rambla del Albujón «estarían entrando al Mar Menor unas 3.300 toneladas de nitratos/año de forma directa, procedentes de desalobración de aguas subterráneas».

De Mata reseña que «una de las formas de llegada al Mar Menor de las aguas de rechazo cargadas de salmuera y nitratos, procedentes de las desaladoras carentes de autorización utilizadas por algunos de los agricultores acusados en este escrito, era a través del entronque de las tuberías de salida del rechazo de las desaladoras, que acababan en la red de salmueroconductos existente en el campo de Cartagena, y que, en gran medida, venían a confluir a una conducción que desembocaba en la rambla del Albujón, bajo el puente y a unos 50 metros de su desembocadura. Otro de los ramales principales de esa red de tuberías que formaban el salmueroconducto desembocaba en la rambla de Miranda».

«Utilidad casi nula»

Pese a que recuerda que «esas infraestructuras se llevaron a cabo con el fin de recoger el sobrante de la red de drenaje, para impulsarlo a través de dos estaciones de bombeo hasta la desalobradora del Mojón, y de allí reutilizar lo tratado de nuevo para el regadío y el sobrante expulsarlo en el mar Mediterráneo», seguidamente afirma que «lamentablemente la utilidad de toda esta cara infraestructura (desaladora, bombas de impulsión, red de drenajes de sobrantes de riego y salmueroconductos) ha sido prácticamente nula».

El fiscal de delitos contra el medio ambiente, Miguel de Mata, en unas jornadas celebradas en 2017.
El fiscal de delitos contra el medio ambiente, Miguel de Mata, en unas jornadas celebradas en 2017. nacho garcía / agm

Así, deja constancia de que ese colector «se recepcionó definitivamente por el Estado en 2002, pero se cedió su uso provisionalmente a la Comunidad de Regantes del Campo de Cartagena y no funcionó con regularidad, ni se estableció un régimen de aprovechamiento ni cánones por su uso, ni se ha mantenido en buen estado por parte de nadie. Ello ha supuesto que gran parte de los vertidos superficiales procedentes de la red de drenaje del riego de los agricultores, y del drenaje del propio acuífero, hayan ido a parar al Mar Menor. Pero más grave aún es que el salmueroconducto desembocaba unos metros más abajo de la infraestructura diseñada para la reutilización del agua, de forma que ya, desde su construcción, se sabía que los vertidos, inexorablemente, irían al Mar Menor».

El representante del Ministerio Público enumera otros factores que se sumaron a los anteriores, sobre todo «el aumento paulatino de desaladoras carentes de autorización en el Campo de Cartagena, que se conectaban al salmueroconducto y que provocaron una sobreexplotación del mismo, produciéndose roturas que no fueron arregladas por nadie y que hacían que parte del contenido de salmueras aflorara a la superficie y terminara filtrándose al acuífero».

Continúa el fiscal De Mata señalando que «esta aportación progresiva y masiva de nitratos de origen agrícola ha coadyuvado con otros factores, como la aportación de potasio o fósforo de origen urbano, para producir un fenómeno de eutrofización de la laguna, que naturalmente ha venido siendo considerada un ecosistema atrófico». Una situación que acabó desembocando en dos grandes episodios de mortandad de peces y crustáceos en la albufera, y que se tradujo en una gran alarma social y en amplias manifestaciones de rechazo e indignación de la población.

De Mata asegura que las pruebas de carácter científico y técnico sobre el efecto de los nitratos son «apabullantes»

Para dejar constancia de que su relato no tiene nada de novelesco y que se ciñe a argumentos estrictamente científicos, el representante de la Fiscalía Superior advierte de que «es apabullante la cantidad de documentación científica y técnica que se puede encontrar al respecto y que sustenta la tesis expuesta», y cita hasta once grandes informes científicos que avalan su tesis.

Sensación de impunidad

A la hora de establecer posibles responsabilidades penales por esta degradación ambiental de la albufera, se refiere a la supuesta permisividad y omisión de sus deberes de supervisión y control por parte de quienes durante años fueron responsables de la Consejería de Agricultura y la CHS, una permisividad que generaba una sensación de impunidad de los agricultores, «pues veían cómo a pesar de haber suministrado datos para la geolocalización de sus máquinas a COAG y al personal de la CHS, aunque no se les legalizaran esas instalaciones tampoco se les sancionaba».

Dice que los responsables de las fincas agrícolas «se despreocuparon del destino final de la salmuera que vertían»

Sobre estas instalaciones de desalobración, asegura que existió «plena consciencia de que su uso, y el vertido de rechazo que generaban, requerían de la previa autorización administrativa por parte de la Confederación Hidrográfica del Segura», por más que luego, al echar los vertidos al salmueroconducto construido desde la CHS, «se despreocuparan del destino final de la salmuera que vertían».

«Una mínima diligencia»

De Mata cree posible que algunos de estos empresarios de la agricultura llegaran a ignorar que ese rechazo se vertía finalmente al Mar Menor, pero alerta de que «la observancia de la mínima diligencia, como hubiera sido pedir autorización de las instalaciones, pozo y vertido, esto es, cumplir la norma, hubiera evitado el resultado de la contaminación no directamente querida».

Los hechos son calificados por la acusación pública como constitutivos de delitos contra el medio ambiente y al exconsejero Cerdá y al excomisario Aldeguer les atribuye haber vulnerado el artículo 329.1 del Código Penal, que reseña que «la autoridad o funcionario público que, a sabiendas, con motivo de sus inspecciones hubiere silenciado la infracción de leyes o disposiciones normativas de carácter general que las regulen, o que hubiere omitido la realización de inspecciones de carácter obligatorio, será castigado con la pena establecida en el artículo 404 de este Código y, además, con la de prisión de seis meses a tres años y la de multa de ocho a veinticuatro meses».

De esta manera, lo que acaba pidiendo para ambos ex altos cargos son penas de un año y nueve meses de prisión y nueve años de inhabilitación para cargo público.

Para el resto de los 41 agricultores y encargados de explotaciones agrícolas procesados, De Mata reclama penas de prisión de entre seis meses y seis años de prisión, inhabilitación para administrar empresas agrícolas y el abono de indemnizaciones por responsabilidad civil que en los casos más graves superan los dos millones y medio de euros.

Podemos: «Los culpables del daño a la laguna estaban en las Consejerías y la CHS»

El secretario regional de Organización de Podemos, Ángel Luis Hernández, aseguró ayer, tras conocer la sentencia del 'caso Topillo' que los responsables de la situación del Mar Menor «estaban en las Consejerías del PP y en la CHS», según informaron fuentes de la formación polítca en un comunicado. Desde Podemos reprocharon a López Miras que «utilice» la Feria Internacional del Turismo (Fitur) para culpar de la catástrofe ambiental al Gobierno de España, «cuando los tribunales están señalando directamente a la Comunidad Autónoma». Para la formación 'morada' el PP ha seguido la táctica de «ventiladores a toda potencia ante el cerco judicial al que se está viendo sometido por su responsabilidad en la catástrofe del Mar Menor». Hernández destacó que ante esta noticia la reacción del presidente regional «ha sido cargar las culpas sobre el Gobierno de España, algo ya habitual en su estrategia comunicativa», una actitud que consideró «vergonzosa» cuando «le están imputando exconsejeros día sí, día también».

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