La fiebre náutica provoca listas de espera en los puertos deportivos y encarece los barcos
Las matriculaciones, incluidas las de motos, aumentan un 20% y el año pasado se emitieron 2.386 licencias de patrón
Encontrar un punto de amarre se ha vuelto tan difícil como hallar un fondeadero en una tormenta. En los puertos murcianos ya no caben ... más barcos, así que dársenas en el Mar Menor o en el Mediterráneo han registrado plenos de ocupación con listas de espera. La expansión silenciosa del sector náutico ha generado una demanda de puntos de atraque, por definición limitados, lo que ha tensionado los precios. «Para un barco de 12 metros, puede llegar a los 50.000 euros, y para uno de 8 metros, unos 20.000 euros, y subiendo, porque influye que tenemos la concesión renovada y hemos modernizado las instalaciones», explica el presidente del puerto deportivo Villa de San Pedro, Diego José López.
Con la costa en 'overbooking', se ha activado el mercado de cesiones de uso con precios en ocasiones triplicados y, según varios 'brokers' del sector, no pocos se pagan 'en negro' por medio de un documento privado. Aseguran que en el precio también influye el estado de la concesión, por eso en el Tomás Maestre, el segundo más grande de España, encallado administrativamente desde 2023, hacerse con el uso de un amarre puede rondar los 8.000 euros, mientras que en Lo Pagán no baja de los 32.000 euros. Aun así, los expertos destacan en la Región unos precios más accesibles que en Baleares o Cataluña, donde la rotación es alta, pero aún más elevados son los costes de tener un barco amarrado.
La oferta portuaria ha crecido en la costa murciana hasta los 4.434 amarres actuales, de los que 2.820 se encuentran en el Mar Menor, pero con la crisis ambiental de la laguna, la capacidad ha tocado techo. López augura un futuro en el que «no habrá más barcos en la laguna que los eléctricos, también los de pesca», aunque ese paisaje se perfila lejano, ya que los precios impiden esa revolución en la náutica. «Un motor fueraborda de 90 caballos de potencia puede valer unos 12.000 euros, mientras que el mismo en eléctrico sube a 100.000 euros, pero es que tampoco hay infraestructuras adecuadas aún en los puertos», afirma Antonio Mirete, fundador y gerente de su propia marca de embarcaciones de recreo, MaretiBoat.
Confirma que los precios de los barcos han subido un 20% en los últimos dos años, sobre todo por el encarecimiento del poliéster, las resinas, los motores y hasta el transporte. El pulso del deseo por navegar no se ha debilitado por unos miles de euros más. Los astilleros no paran y, aunque Mirete asegura que «el cliente de barco de 6 metros ha desaparecido, aumenta el de 8 metros para arriba. Si hace cuatro años costaba 80.000 euros, ahora te cuesta 140.000 euros, y todos los extras que le quieras meter».
La opción del barco de segunda mano «a veces es más caro que el nuevo», advierte José Espín, de InterYatchs, experto en compra venta de embarcaciones. Cada día recibe diez peticiones de clientes que buscan barco. En el ámbito del capricho, ha llegado a ver cómo descartaban una buena compra por el color de las tapicerías. Reconoce que los precios han subido, incluso en «los numerosos barcos de más de 30 años». Otra opción es alquilar una embarcación: desde una lancha, entre 100 y 800 euros al día, hasta un yate, por un pico de entre 1.000 euros y 4.300 euros al día, según los portales de alquiler.
Los gastos de la embarcación
Dicen que el barco da dos alegrías, una cuando lo compras y otra cuando lo vendes. También es conocido el dicho que aconseja, en vez de comprar barco, tener un amigo con barco. No les falta razón. Si ya has comprado el que concilia tus sueños y tu bolsillo, tienes que hacer frente al mantenimiento del motor (500 euros para arriba), el antifouling, esa pintura anticaracolillos para el casco y demás cuidados, que pueden sumar unos 2.800 euros al año. Súmale el amarre o, si contratas un invernaje, más o menos lo mismo, sin contar posibles averías. A pesar de que cuesta más que mandar a un hijo a estudiar al extranjero, Espín se reafirma: «Navego desde niño y no lo cambio por nada».
Un nuevo modelo de negocio en la Región te permite navegar todos los días que sientas la llamada del mar sin poseer un barco. La franquicia estadounidense Freedom Boat Club te hace socio desde 195 euros al mes y puedes zarpar desde 6 puertos murcianos o los 404 donde tienen flota en todo el mundo sin más preocupaciones. «El 85% de nuestros socios son expropietarios de barcos, porque se les convirtió en un engorro, mientras que nuestra flota está siempre lista para zarpar», explica Juan Antonio Mompeán. En un año ha aumentado su cartera de socios un 40%, también los de tarifas premium de hasta 595 euros al mes.
El mar hace adeptos. Y en tiempos de fiebre por vivir experiencias, como en esta era postpandemia, más aún. La matriculación de barcos creció desde el 1 de enero un 20% en la Región, y un porcentaje superior en las motos náuticas. Solo en el distrito de Cartagena se matricularon 87 barcos y 136 motos en los primeros seis meses de 2025, según datos de Capitanía Marítima. Hay que sumar los de San Pedro, Mazarrón y Águilas.
La Comunidad Autónoma ha expedido 1.977 títulos para pilotar embarcaciones en medio año, por lo que es probable que supere los 3.588 emitidos en 2024. Más del doble que los títulos sellados hace 10 años. También se han contabilizado 256 cambios de propiedad de barcos. El mercado se mueve más que el viento de lebeche.
Dudas sobre la capacitación
El número de licencias de navegación, que permiten gobernar motos acuáticas y barcos de hasta 6 metros en navegaciones diurnas de hasta 2 millas de la costa, también superará las de 2024, cuando se entregaron 188, ya que en medio año de 2025 se han emitido ya 141.
«El barco ya no es un lujo, porque hay quien se gasta más en una bici, y en el Mar Menor no necesitas uno grande, porque no hay calado», explica Antonio Maestre, de la Escuela Náutica Buenaventura. Detecta un repunte de jóvenes que quieren disfrutar del mar y alerta de que en muchos casos se suben a un motor potente sin apenas aprendizaje. «Depende de la conciencia de los instructores, porque el riesgo de accidente es alto», afirma. Para pilotar una embarcación de hasta 15 metros necesitas clases teóricas y prácticas, por unos 500 euros. Por 100 euros obtienes la licencia de navegación para barcos de menos de 6 metros.
El presidente de la Federación Nacional de Motonáutica, José Miguel Martínez, dueño de la empresa motos Pacutos, denuncia «la ligereza con la que se dan los títulos». «Viene un chico a comprar una moto de 300 caballos y te dice que el título lo ha comprado por 70 euros sin dar una sola clase», afirma. Desde la Consejería de Fomento informan de la necesidad de cumplir con dos horas de clases teóricas y 4 horas de prácticas obligatorias de navegación, aunque no hace falta examen. Pacutos denuncia sin embargo «la falta de control oficial y de inspecciones». «Los barcos deben tener grabadas las salidas de las prácticas, pero no lo comprueban», afirma. «Conceptos básicos, como los nudos a los que debes entrar a un puerto, no se respetan por falta de capacitación, porque has comprado la licencia por 70 euros en menos de media hora», critica. El portavoz de la motonáutica, un sector no exento de polémicas en el Mar Menor, defiende que «la accidentalidad de las motos es nula, porque son ágiles y no tienen hélices, y aun así causan psicosis infundada en las playas». Entre 20.000 euros y 35.000 euros cuesta una cabalgadura acuática para darle puños contra el viento. Las ventas en Pacutos se mantienen altas -120 motos en 2024-, pero asegura que «nada parecido al año 2020 con el furor postcovid, cuando vendimos 280 motos». Reclama «vigilancia en el Mar Menor para que los que cumplimos nos dejen disfrutar en paz».
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