Derribando los tabúes de la menopausia: «El impacto emocional está desatendido»

La mayoría de las dudas no las ha resuelto en las consultas, sino en conversaciones con otras mujeres de su generación, o con su madre. Son ellas, las mujeres, las que han empezado a romper los tabúes que rodean la menopausia. Un periodo de la vida por la que pasa la mitad de la población, pero que tradicionalmente apenas ha tenido presencia en la conversación pública, en las políticas o en las prioridades del sistema sanitario. Hay ahora, eso sí, «un 'boom' de información en redes, pero detrás hay mucho negocio», avisa Mar Casado.

A Cristina Hernández, profesora de Literatura en San Javier, los primeros signos de que la menopausia se acercaba le aparecieron antes de lo esperado, sobre 2021. Tiene ahora 46 años. «Me vino de repente -relata-; empezaron a pasarme cosas por las que no me había planteado que iba a pasar: palpitaciones, angustia, un calor que es difícil de explicar. Lo he vivido como una bofetada de realidad. Te miras al espejo y te dices: Ya soy mayor. Te lo dice tu cuerpo, que empieza a engordar, la sequedad de la piel; tienes que resituarte». La precocidad con la que ha entrado en esta nueva fase de su vida, y los síntomas físicos que lo han acompañado, amplificó el malestar psicológico.

Lo que han experimentado Cristina y Mar, y lo que viven a diario miles de mujeres, es un proceso fisiológico, no patológico, pero en muchos casos está rodeado de síntomas que pueden afectar a la calidad de vida y que deben ser abordados «para darles una solución», subraya Gemma Corrales, matrona en el centro de salud de Cartagena Casco y coordinadora del grupo de trabajo de climaterio y menopausia del Servicio Murciano de Salud.

Hasta ahora, la atención a la menopausia se ha centrado en el abordaje de los problemas físicos, que van desde los síntomas vasomotores, como los sofocos, al riesgo de osteoporosis por la descalcificación de los huesos tras la pérdida del factor protector de los estrógenos. «Era un enfoque un poco pobre», admite Corrales. El equipo de profesionales que coordina ha elaborado un nuevo Programa de Atención al Climaterio que se presentará en noviembre y que pone el acento en dos aspectos más olvidados: el bienestar emocional y la salud sexual.

«Lo primero que hay que tener claro es que no hay una respuesta única a este proceso. Hay tantos climaterios como mujeres pasan por esta etapa», aclara Gemma Corrales. El climaterio es el periodo de transición que va desde lo que se conoce como premenopausia -cuando comienzan los desarreglos en la menstruación- a los primeros años tras la desaparición de la regla. Suele llegar entre los 45 y los 55 años, y es sobre este periodo sobre el que se centra el nuevo programa del SMS.

«Le hemos dado un giro completo al programa. En torno al climaterio ha habido un cambio cultural -reflexiona Corrales-; las mujeres que acuden a nuestras consultas de matrona empiezan a plantear dudas sobre lo que les va a pasar mucho antes, cuando aún son jóvenes. Tienen inquietudes, les llega una información masiva a través de las redes e internet, y tenemos que adaptarnos a esa arquitectura social».

Una de las novedades que se plantean es la creación de «espacios comunitarios» en los que las mujeres puedan compartir sus experiencias. Serán «grupos de escucha» en los centros de Atención Primaria en los que también habrá un profesional.

El abordaje emocional es fundamental para muchas mujeres que viven la menopausia como «una etapa de la vida que implica pérdidas», explica Marisol Ródenas, coordinadora del grupo de salud reproductiva del Colegio de Psicólogos. Una mujer con 50 o 51 años está aún en su plenitud, en activo, puede que incluso en el mejor momento de su carrera profesional. Pero empiezan a aparecer signos físicos que pueden vivirse «como un deterioro en ciertos aspectos de la propia capacidad». Puede aumentar la ansiedad, la dificultad para concentrarse, la irritabilidad. Puede también producirse una pérdida de libido.

«La menopausia implica dejar cosas atrás. Claramente, la fertilidad. Y puede coincidir con momentos importantes en la vida. Por ejemplo, con la marcha de los hijos, el cuidado de los padres o una prejubilación», destaca Ródenas. Desde el punto de vista psicológico, se trata no solo de centrarse en los aspectos físicos y su posible impacto en la salud mental, sino de tener en cuenta «el contexto vital» de cada mujer.

La salud sexual ha sido uno de los aspectos más olvidados. «Tradicionalmente, es algo a lo que no se le ha prestado la suficiente atención. Hay un desfase entre cómo se ha abordado el sexo en los hombres y en las mujeres. El 90% de las mujeres tienen sintomatología local, como sequedad vaginal, que puede tratarse», señala Herminia Martínez, ginecóloga de La Arrixaca.

Mar Casado ha pasado por algunas de estas molestias, y está convencida de que «hay que hablar de cómo afecta la menopausia a las relaciones sexuales sin tapujos». «Percibes menos apetito sexual, hay sequedad, incomodidad. Hay gente a la que le molesta hablarlo, pero no es mi caso. Yo lo he comentado con mi madre, que tiene 73 años. Y hay que abordarlo con la pareja».

Desde 2021, la terapia hormonal local está financiada. «Hay tratamientos lubricantes hormonales o no hormonales que pueden ayudar mucho a mejorar la salud sexual y, con ello, la emocional», explica Herminia Martínez.

La falta de respuesta a las necesidades de la mujer en esta etapa tiene mucho que ver con las desigualdades de género, avisa la psicóloga Juana Herrero, quien fue jefa del área de Igualdad del Ayuntamiento de Murcia. «Todo lo relacionado con la biología específicamente femenina ha estado desatendido porque todo se ha abordado desde una mirada androcéntrica», reflexiona. El papel de la mujer «era la reproducción y la maternidad» y, por tanto, «lo que le pasase después ya no tenía importancia». En los años 80 y 90, Herrero ya puso en marcha grupos comunitarios en los centros de la mujer de Murcia para que se pudiese hablar abiertamente de estos temas. Varias décadas después, el SMS se plantea crearlos en los centros de salud.

Otro objetivo es la formación de los profesionales. Muchas mujeres siguen percibiendo que son más escuchadas y mejor atendidas si quien está al otro lado de la mesa en una consulta es otra mujer. Muchas han sentido cómo sus problemas emocionales o de otro tipo no eran tomados demasiado en serio, aunque «la feminización de la profesión médica está cambiando la mirada», vaticina Gemma Corrales. «La perspectiva de género se tiene ahora más en cuenta, pero queda mucho por hacer. Sigue muy ausente de los planes de estudio», apunta Juana Herreros.

Mar Casado ha tenido sus momentos altos y bajos desde que apareció la menopausia. Pero tras resituarse afronta esta nueva etapa de la vida con «mucha energía». «Me levanto a las siete menos veinte de la mañana, hago deporte. Tengo dos hijos y llevo una vida maratoniana», resume. Muchas de las molestias que pueden surgir con el climaterio van desapareciendo, o se atenúan.

«Al final, se trata de aceptar que entramos en otra etapa vital», destaca la psicóloga Marisol Ródenas. Tras la sensación de pérdida puede llegar la percepción de que «se ganan otras cosas»: más tiempo para la vida social tras el fin de la crianza en el caso de las mujeres que han sido madres, una liberación de cargas familiares, o incluso de ciertas esclavitudes relacionadas con la mirada tradicionalmente masculina sobre la sexualidad. «El sexo va más allá del coito», recuerda Gemma Corrales. Queda, en definitiva, toda una vida por delante.