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Álex

Blas Cantó, de la cuna al escenario

Natural de Ricote, creció y se hizo artista en un pueblo donde familiares y vecinos aún recuerdan sus primeros tarareos

FERNANDO PERALS

Murcia

Lunes, 21 de octubre 2019, 14:43

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Ricoteño de nacimiento y molinense de adopción, con apenas uso de razón aprendió a entonar las letras al mismo tiempo que a articular palabra. Ambas cosas fueron de la mano. Como él y la música, a la que agarró tan fuerte nada más nacer que la ha hecho suya. El cantante Blas Cantó (Ricote, 1991) representará el próximo 16 de mayo a España en Eurovisión, que se celebrará en Róterdam (Holanda). Y lo hará tras una carrera musical aún joven pero que inició en las inclinadas y estrechas calles del pueblo morisco de la comarca del Valle al que da nombre. Allí se crió y creció antes de mudarse a Molina de Segura para estudiar la ESO, paso previo a recorrer el camino que le permitiría cumplir su sueño: ser cantante.

Una ilusión que persiguió desde que acudía a la guardería acompañado de su abuela Joaquina. O su 'mamá', como él mismo la llama, porque la madre del cantante, cartera de profesión, iba de aquí para allá mientras el pequeño Blas se hacía persona, a la vez que artista, bajo el cobijo de su abuela. «Desde que empezó a hablar comenzó a cantar. Se dirigía a nosotros tarareando. Era un crío cariñoso, acogedor y travieso. Era como tener tres 'chiquis' -como Joaquina lo llama al ser el más pequeño de seis nietos y por no decirle Blas, nombre que comparte con su padre, al que conoció años más tarde-. Los niños entraban a la escuela llorando. Él iba cantando», dice su 'mamá'.

Trompetas, guitarras y micrófonos esparcidos por su habitación eran los 'juguetes' que marcaron la infancia del cantante. En su segundo cumpleaños se cantó a él mismo el 'Cumpleaños feliz'. Era la voz de cualquier fiesta. Y no lo iba a dejar de ser nunca más. Pasó por la academia Kodály de Molina de Segura. El maestro Ginés Torrano le dio clases de trompeta. Quemaba etapas a velocidad de crucero. Su precocidad asombraba a familiares, amigos y músicos. Con ocho años participó en los premios 'Veo Veo', donde logró el primer puesto a nivel regional, y solo dos años más tarde el primer premio de la final nacional. España ya conocía quién era Blas Cantó. En 2004 presentó candidatura en Eurojunior, aunque la que se alzaría con el trofeo en el festival europeo unos meses más tarde prefiriendo la muerte antes que la sencillez, María Isabel, le dejó a las puertas de un nuevo triunfo.

«Los niños entraban a la escuela llorando y Blas cantando», dice su abuela Joaquina

Cursó en Molina la ESO. Según su familia, los estudios jamás fueron su punto fuerte aunque no suspendía nada. Uno de sus amigos de la infancia, Jaime, destaca que «la clase de Música era para él como para mí la de Educación Física. Su favorita. Un día tocaba el xilófono, otro la flauta y otro cantaba. No soltaba los instrumentos. Me alegro mucho de todo lo que le está pasando. Si hay alguien que se lo merece, es él».

'No' a la universidad

Los estudios obligatorios acabaron y su madre tenía preparado para él una matrícula en la universidad. Pero Blas no quería sentarse frente a un libro que no tuviera la clave de sol como inicio de sus principales líneas. «Yo quiero cantar. Mi vida es la música y me quiero dedicar a ello». Esas fueron sus palabras. Y así fue: cogió una maleta, la llenó de trapos y se aventuró en un viaje sin retorno que le permitiría cumplir su sueño.

El destino final fue Madrid. Pero 'Chiqui' se recorrió toda España poniendo la nota musical en cada rincón. Fue en la capital donde surgió Auryn, la banda con la que creció y se impulsó en este mundo. Pero como todas las cosas de esta vida, esta etapa tuvo un punto y final, que en este caso lo decidió poner el propio Blas, que prefirió centrar sus esfuerzos en emprender su vuelo en solitario.

Desde entonces, un disco titulado 'Complicado' y cinco singles son el equipaje en la maleta del cantante. Un artista al que ahora le llega la oportunidad que muchos otros esquivan y que, incluso, alguno de sus familiares reciben con miedo, como Joaquina: «Su abuelo se puso a llorar y todo. No quiere eso para su nieto. Nos ven como un país tercermundista y casi siempre nos quedamos últimos. Él canta bien, pero cuando se sube al escenario se multiplica por 10. Le encanta actuar delante de mucho público. Su misión siempre ha sido la misma: cantar. Viviremos el festival con una olla de tila y con la esperanza de que no corra la misma suerte».

'Chiqui' vuelve al lugar que lo vio nacer muy de vez en cuando. Al menos una vez al año regresa a los brazos de su abuela en busca de «gachasmigas o arroz con habichuelas, los únicos platos que no le he enseñado a hacer y que me pide cada vez que viene», dice Joaquina. El pueblo ahora aguarda con deseo el momento de que Blas deje a España en el lugar que se merece y a Ricote en lo más alto.

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