«Mis dibujos son un homenaje a Murcia»

Los dibujos de su exposición en Chys -'Murcia, un paseo en el tiempo'- son «un homenaje personal a la ciudad, porque era algo que necesitaba hacer, por lo bien que se ha portado conmigo, durante casi medio siglo. Cuando llegué, se me abrieron las puertas por todos lados». Este homenaje de Jaime Dengra (Huéscar-Almería, 1940), que se puede contemplar hasta hoy, consiste en una serie de dibujos a tinta china, en los que aparecen los edificios más emblemáticos de la capital. «Lo mejor era evocar el barroco y sus monumentos, como la impresionante fachada de la Catedral». En los dibujos de Dengra se advierte la ausencia de determinados detalles de esos edificios retratados, algo que obedece a su deseo de «eliminar algunos mamotretos horrorosos, que afean edificios y capillas».

Recuerda que llovía, cuando preparaba estas obras. «Hube de tomar apuntes guarecido bajo un paraguas. Y la verdad es que notaba como si los edificios se elevasen. Pero lo importante era recoger con fidelidad los enclaves que más me interesaban, como la fachada del templo de Nuestro Padre Jesús o el Arco de Santo Domingo». Casi se emociona cuando afirma que «hay algo desconocido, porque la gente no puede verlo. Tuve la suerte de conocer al que fuera deán de la catedral, José Antonio Trigueros, y desde la terraza del edificio en que vivía, contemplé los arbotantes de la catedral, que reflejo en uno de los cuadros expuestos. Me quedé pasmado. Me dije que esa debería ser una de las visitas obligadas, porque esa parte gótica de la Catedral es impresionante. Como estamos acostumbrados solo a la grandeza de la fachada barroca, no nos damos cuenta de lo que permanece oculto».

Pese a su origen almeriense, Dengra se considera murciano, hasta «llegar a comprender que lo que tiene Murcia es sorprendente; pero, mucho cuidado, vamos a dejar la ciudad como está, porque podemos cargarnos lo poco que nos va quedando. He estado recientemente en Bruselas, y, desde las terrazas de sus edificios, se puede contemplar el horizonte de la ciudad, con sus cúpulas y palacios. Ojalá en Murcia dispusiéramos de un lugar, que no fuese obligatoriamente la torre de la Catedral, desde el que recrearse con las puestas de sol en otoño o en primavera».

Su fervor por esos edificios que aparecen en las diecinueve obras expuestas le ha supuesto un trabajo de más de tres años. Basta fijarse en la meticulosidad de la reproducción para entender que «algunas obras han llevado más de tres meses. Sé que es un trabajo de locos, pero lo he hecho con mucho entusiasmo».

Dentro de la trayectoria artística de Dengra, hay que evocar los denominados 'árboles locos', que reflejó con mucha agilidad en anteriores muestras. Confiesa con sinceridad que vivió una infancia triste, y «lo que hacía era irme a las antiguas huertas de mi pueblo, dibujar plantas, hojas, alamedas... y los saucos, unos arbustos que convertíamos en petardos, y que, con las hoja secas, parecían transformarse en una especie de figuras humanas. De mayor, encontré algunos dibujos de mi infancia. Entonces pensé en llevarlos a la pintura como 'árboles locos'. Los vio don José Ballester y otro periodista amigo. Ambos me impulsaron a mostrarlos en una exposición. La verdad es que impresionaron». Tras sus sorprendentes tintas chinas, prepara una serie sobre mitología, en la que el protagonismo corresponde a las nueve musas, «porque es difícil imaginar la hermosura que se pueden encontrar en estos personajes, relacionados con el teatro, la música, la pintura... Pero lo cierto es que los dibujos que expongo en Chys son de las obras que me han aportado mayor satisfacción».