Los taxistas denuncian amenazas de una «mafia» de chóferes ilegales
Uno de los trabajadores de la estación de autobuses reconoce que el personal tiene miedo «a que nos pillen alguna noche, porque llevan navajas»
A media mañana de un día cualquiera se les ve pululando por los aledaños y por los andenes de la estación de autobuses de Murcia, como si fueran pasajeros esperando su destino, pero no lo son; como si esperasen a alguien con paciencia, pero en realidad a nadie en concreto; como si no tuvieran otra forma de matar el tiempo. Y no la tienen. Con su sabiduría callejera, «porque otra cosa no, pero listos son un rato», una decena de hombres extranjeros captan clientes que necesiten un 'taxi' ilegal a un módico precio. Ellos son los «enlaces». Los que, a cambio de un par de euros, detectan y guían a los pasajeros hasta los coches que, aparcados a un par de calles y en la mayoría de los casos compartidos con otros viajeros desconocidos, los llevarán a su destino. Para conseguirlos, se colocan junto a la ventanilla de la estación o los abordan al bajar de los autocares. «Aunque no les vale cualquiera. No suelen coger a españoles, ni a nadie bien vestido que pueda parecer un policía. Tienen mucho olfato», explica uno de los empleados de la estación sin decir su nombre ni especificar su puesto de trabajo, «porque podrían reconocerme y quiero evitar problemas».
Evitar problemas significa que les tiene miedo, aunque no lo dice de forma explícita: «Esta gente no tiene nada que perder. Son una mafia y tienen su propia jerarquía. Se pelean entre ellos a muerte si hace falta. Así que, como les toques la moral, igual te pillan alguna noche y te sacan una navaja». Se le ensombrece la mirada.
- En estas condiciones, ¿le merece la pena su trabajo?
- Ese es otro tema.
Él mejor que nadie sabe que los empleados de la estación están «obligados a entenderse» con los chóferes ilegales y que la situación no es nueva, «llevan veinte años haciendo lo mismo», secunda Manuel Las Heras, uno de los taxistas que sí paga sus impuestos y que se ha «visto las caras en varias ocasiones» con alguno de estos conductores. «Han llegado a denunciarme tres veces por intimidación y usurpación de autoridad, porque se pensaban que era policía. Fui a dos juicios de casos diferentes. Al tercero ni se presentaron. ¡Encima me denuncian ellos a mí!», ríe con resignación.
Él lleva 23 años al volante de un taxi. Él vio cómo empezaron a ejercer esta actividad ilegal. Por eso no duda un ápice al decir que «con la mitad del trabajo que nos quitan en una semana, comeríamos nosotros». Según cálculos del sector del taxi, entre 'enlaces' y conductores ilegales suman una veintena, «pero hay épocas en las que se ven hasta unos veinte coches diferentes».
Los profesionales del sector critican que la Policía está «cansada del tema» y que no actúa de forma contundente
Su compañero, Francisco Cánovas, es más reacio a dar muchos datos sobre sí mismo. También él tiene miedo de lo que podría pasar si se revelan demasiado contra los miembros de esta «mafia», como todos la definen. «Pero vamos, que nos han hecho un montón de entrevistas y aquí no cambia nada», mantiene.
Junto a ellos se encuentra Sergio Meroño, el taxista que muestra en un vídeo grabado por él mismo «cómo esta gente no se esconde de nada, incluso paran en nuestra parada a dejar gente». Tras trece años disputándose clientes con ellos, Meroño asegura, con la aprobación de sus compañeros, que «en total se llevarán al 40% de los pasajeros».
Aunque en el caso de los trayectos hacia la sede de la oficina de Extranjería, en la carretera de Molina de Segura, «ellos cogen al 98% de la gente que va para allá», explican. Junto a las dependencias de esta institución, «tienen montado otro chiringuito. Echan el viaje hacia arriba con los coches cargados de gente, se esperan un rato, los vuelven a llenar y se bajan».
Los taxistas corroboran la versión del empleado de la estación y constatan que estos chóferes transportan, en su mayoría, «a gente inmigrante. Se entienden con ellos en árabe y los captan así. Además, es muy raro que nosotros pillemos un trayecto a Almería o a Cartagena, porque en teoría ellos lo cobran más barato». En la práctica, según cuentan, estos chóferes ganan más por carrera, «¡porque cobran menos por persona pero llenan el coche de gente!».
Los conductores 'piratas' se llevan el 40% del negocio y casi el total de los clientes que se dirigen a la oficina de Extranjería
Para ellos, los taxistas de toda la vida, tan solo ha quedado el negocio del centro de la ciudad: «Cuando les va alguien diciendo que quiere ir al centro, entonces nos lo mandan para acá. Porque no quieren carreras pequeñas y porque no se conocen las calles», explica Juan Cánovas, el más joven del grupo.
«Esto tiene solución»
Tanto los taxistas como los trabajadores de la estación reciben amenazas «de forma constante». Todos coinciden en que erradicar la actividad ilegal de esta mafia es posible. «Este es un problema que tiene solución. De hecho, en otros momentos que les han metido presión, se nota que desaparecen de aquí. Pero ya hasta la policía está cansada del tema. A veces incluso los ven pelearse entre ellos y ni se meten», se quejan. Lejos de verle un final feliz al asunto, todos creen que la solución real llegará «cuando ocurra algo gordo». Y algo gordo suena a tragedia y sangre.
Una redactora y un fotógrafo de 'La Verdad' intentaron acercarse a los chóferes ilegales que ofrecen sus servicios junto a la estación. Buscaban uno de estos trayectos 'low cost' para conocer más a fondo su negocio. Pero los dos «enlaces» a los que se dirigieron apenas los miraron a la cara. Tras pronunciar varias veces la petición «taxi barato», ellos señalaron los taxistas de verdad: «Allí. Baratos no sé». Al escuchar la anécdota, el trabajador de la estación se ríe: «Vosotros cantáis de lejos a policía».
La Policía Local incautó 17 coches el año pasado
En la lucha contra la actividad ilegal de estos conductores, la Policía Local intervino durante 2018 un total de diecisiete vehículos que realizaban la labor de un taxi sin serlo. En todos los casos, además de la retirada de los coches, se denunció a los conductores con una multa de 4.001 euros. Estos chóferes 'piratas' podrían recuperar su herramienta de negocio tras el pago de la sanción «más las tasas correspondientes a los días de depósito y la retirada del vehículo», especificaron fuentes del Cuerpo municipal.
Lo que no pudieron confirmar estas fuentes fue en cuántas de las diecisiete ocasiones se reclamaron estos coches. La versión de los taxistas apunta hacia otro lado: «Lo único que les hacen es eso, quitarles el coche. Es lo peor que les puede pasar, pero por mil euros en seguida tienen otro».La Policía Local asegura que en los alrededores de la estación de autobuses «hay agentes con coches encubiertos de forma permanente. Y además se trabaja en colaboración con el sector del taxi para identificarlos». Pero, al igual que sucedió hace unos días, cuando incautaron el último vehículo, «si no los pillan cerrando el trato y recibiendo dinero, no los pueden coger», dice un empleado de la estación de autobuses de San Andrés.