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El sótano de la antigua harinera La Constancia de Murcia será un espacio cultural
El Ayuntamiento rehabilitará los casi 300 metros cuadrados de los que es propietario y expondrá parte de la maquinaria original
Ha estado cerrado, a cal y canto, desde que la antigua fábrica de harinas La Constancia cesó su actividad allá por 1975. Ahora, medio siglo ... después, el Ayuntamiento de Murcia ha decidido darle una nueva vida a su sótano, del que es propietario desde los años 90 gracias a una operación inmobiliaria: la cooperativa que estaba construyendo viviendas en el edificio cedía ese espacio a cambio de una altura más edificable.
El proyecto de restauración, elaborado mano a mano por las concejalías de Cultura y de Fomento, se ha incluido en las cuentas del departamento de Cultura que dirige Diego Avilés para 2025, aunque falta por concretar el dinero exacto que se va a invertir, ya que el proyecto no está acabado en su totalidad. Lo que sí está previsto es que la obra empiece y concluya el próximo año y que el espacio esté disponible como un lugar de reunión y encuentro del mundo artístico en sus distintas disciplinas.
«Vamos a recuperar el sótano, sin olvidar su origen, pero con un uso cultural más alternativo y contemporáneo», explica el concejal de Cultura e Identidad, quien añade que los actos que acogerán girarán en torno al intercambio de ideas, de pensamiento; de enriquecimiento artístico y cultural. «Todo se hará de manera muy medida, estudiada y selectiva; y qué mejor sitio que La Constancia, cuyo nombre está en el ADN del arte», destaca Avilés.
La antigua fábrica, ubicada en el barrio del Carmen, en la unión de las calles Ricardo Gil y Juan Antonio Hernández del Águila, junto a los antiguos Molinos del Río, se construyó entre mediados del siglo XIX y principios del XX y tuvo cinco edificios, de los que hoy sólo se conserva uno. Estuvo dedicada a la molienda de cereales y a la producción de harina hasta que cerró. Fue declarada BIC por la Comunidad Autónoma en 1992.
Esta catalogación afecta, además de al único edificio en pie, convertido en viviendas en los años 90, a la maquinaria interior. Entre otros, se conservan en mejor o peor estado, tres hornos hexagonales, una cepilladora de salvado, una cepilladora normal, un torno, un molino de remolido de salvado, rociadores de trigo y depósitos de reposo, 85 conducciones de subida de cereales de madera de pino rojo y 50 cintas transportadoras de cereales de lona con recipientes de hojalata.
Parte de esta maquinaria es la que se va a exponer en el espacio restaurado del sótano, si bien aún no se ha decidido cuáles. La vicealcaldesa y concejala de Fomento, Rebeca Pérez, apunta que en alguna de estas máquinas aún hay restos del producto molido, como cáscaras del grano, que se tiene previsto recuperar para exponerlos también.
Sillares y techo originales
La propiedad municipal dentro del edificio está compuesta, en planta baja, de un vestíbulo de 57 metros cuadrados y de planta sótano. La totalidad de la parcela es de 343 m2, donde se conservan los muros originales de piedra de la antigua fábrica. Sobre estos se apoya el edificio residencial de cuatro alturas y unas escaleras metálicas y un ascensor comunican ambas plantas.
Las concejalías de Cultura y Fomento han mantenido «en todo momento» informada del proyecto a la Dirección General de Patrimonio Cultural. «Todo pasará por el filtro y el visto bueno de este departamento de la Comunidad Autónoma», señala Avilés.
La rehabilitación del espacio «será muy básica», respetando los caracteres industriales. En el techo se mantienen las vigas de madera originales, «que están en muy buenas condiciones»; y se procederá a la consolidación de los sillares y de las entradas de luz y ventanas al exterior, también originales. «Igualmente, habrá ventilación cruzada para evitar humedades en el edificio, una demanda insistente por parte de los vecinos».
Al exponer las máquinas originales que estén en mejores condiciones, el Ayuntamiento «hace un guiño de reconocimiento a su origen». Y como no caben todas, habrá una exposición audiovisual, con efectos sonoros y visuales, «como homenaje a la actividad industrial que hubo». Será una parte expositiva complementaria de la que acoge Los Molinos del Río, situada a escasos metros.
La rehabilitación dejará disponible una zona diáfana bastante amplia en la que tendrán lugar esos encuentros culturales. En principio, será uno al mes, con aforo limitado y a los que se accederá con invitación.
Intercambio de ideas
Avilés explica que la idea es poner en contacto en este nuevo espacio a jóvenes artistas, al talento emergente, con figuras de renombre en cada disciplina, nacionales e internacionales, para que se produzca un intercambio de ideas e incluso se consolide una red de contactos, o 'networking'.
Para su organización, el Ayuntamiento, que tendrá el 100% de la gestión, contactará con entidades y organizaciones como la Escuela de Artes Plásticas y la de Arte Dramático, entre otras, o distintos departamentos universitarios y facultades.
«Por ejemplo, si vamos a hablar de arquitectura, se convocará a jóvenes promesas para que debatan sobre este campo con un profesional de renombre. Esto les servirá para crear contactos», detalla el concejal.
No cierran la puerta a ceder el espacio a propuestas de los colectivos, «pero teniendo en cuenta una máxima: seremos selectivos con el espacio, no cabe todo», puntualiza, insistiendo en que siempre primará el objetivo último del fomento del pensamiento y de las disciplinas artísticas, y de 'networking'.
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