La ruina cerca la Torre del Fraile
El conjunto rural del siglo XVII en el último reducto de huerta de El Puntal aguarda una intervención de urgencia que frene su deterioro
La relevancia cultural que atesora la Torre del Fraile, en la pedanía de El Puntal, no ha servido para poner freno al deterioro que ... sufre este conjunto rural datado entre los siglos XVII y XVIII. Seis meses después de su protección como bien catalogado, la ruina campa a sus anchas sobre los restos que se conservan de esta antigua explotación agrícola, testimonio del crecimiento económico que experimentó el entorno de Espinardo gracias a las nuevas tierras de cultivo ganadas con la apertura de las acequias de Alfatego, Churra la Vieja y Churra la Nueva.
Una arcada de tapial y ladrillo se alza en mitad de la maleza como el elemento más visible de aquella época de bonanza. A su alrededor, cuesta reconocer el resto de construcciones de la finca que figuran en el expediente de catalogación aprobado en noviembre del año pasado por la Consejería de Cultura. En sus inspecciones periódicas, la Asociación para la Protección de la Huerta (Huermur) ha podido comprobar el avance de grietas y derrumbes. Y el presidente del colectivo, Sergio Pacheco, ya ha pedido a la Comunidad Autónoma una actuación de urgencia que permita, al menos, limpiar y consolidar el conjunto antes de que la degradación que sufre sea irreversible.
En su resolución, la Dirección General de Bienes Culturales recordaba la obligación de los dueños de conservar y salvaguardar la Torre del Fraile. Pero las dudas acerca de la titularidad de la propiedad no facilitan esa tarea. El conjunto rural –que tuvo que pertenecer a una entidad religiosa hasta que con la desamortización de 1835 probablemente pasó a manos del conde de Roche– se incluye en una de las últimas bolsas de suelo pendientes de desarrollo en El Puntal. Así que Huermur solicita al Ayuntamiento que proceda a adaptar el plan parcial que afecta a la zona para que recoja sobre el papel la conservación del bien catalogado.
Huermur propone aprovechar este oasis como un corredor verde que conecte Espinardo, Churra y Monteagudo
Es más, Pacheco considera que se abre una oportunidad para convertir este último reducto de huerta, de la mano de ciudadanos e instituciones, «en un corredor verde que conecte Espinardo y el Sitio Histórico de Monteagudo», aprovechando la vegetación que todavía sobrevive (como los centenarios pinos de Churra) y otros hitos patrimoniales ligados a «este paisaje cultural»: los cauces de riego, el molino Alfatego y Torre Alcayna, dos construcciones que también corren serio peligro por su abandono. «Serviría para fomentar una movilidad alternativa, el deporte y el ocio saludables, un aire más limpio y el mantenimiento del microclima del valle, ya que es la barrera natural que protege y amortigua la 'nueva' ciudad hacia los suelos de secano y casi desérticos que hay al norte-noroeste», explican desde Huermur.
En esa línea incide Cultura. El expediente aprobado por la Consejería no solo destaca que la Torre del Fraile representa «un testimonio único para el estudio etnográfico y de la arquitectura tradicional en la zona norte de la huerta de Murcia». También remarca que el entorno, pese al abandono, «aporta un valor añadido por haberse convertido en un oasis en el área de expansión urbanística de la ciudad».
Chabolas y chatarra
El nuevo equipo de gobierno municipal anuncia su intención de poner en marcha un servicio de protección del patrimonio histórico, dentro de la Concejalía de Urbanismo, «para controlar más estrechamente las construcciones protegidas».
Ahí podría tener cabida la Torre del Fraile, sobre la que, no obstante, se cierne otra amenaza. En las inmediaciones se localiza un asentamiento chabolista con montañas de chatarra a su alrededor. Servicios Sociales trata de dar una solución desde hace años, pero los técnicos afirman que las familias allí instaladas siempre han rechazado «cualquier tipo de ayuda».
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