Las peleas de gallos encuentran en zonas de huerta y pedanías de Murcia sus 'puntos calientes'
El grueso de las operaciones policiales contra esta actividad ilegal se han realizado en naves y fincas del municipio
El desmantelamiento por parte del Seprona de la Guardia Civil de un tentadero con capacidad para albergar a 200 personas en las gradas en una nave de la pedanía fuentealamera de Cuevas de Reyllo, donde estaba previsto que se celebrara una pelea de gallos, ha vuelto a sacar a la luz la gran afición que aún existe por esta actividad en la Región de Murcia. Y en concreto, Murcia está considerada como una de las 'zonas calientes' donde más prolifera la celebración de este tipo de eventos. Así lo demuestra la decena de intervenciones, alguna de ellas de gran envergadura, que las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad han llevado a cabo en el municipio en las últimas dos décadas.
En este sentido, el grueso de las actuaciones policiales en la Comunidad que persiguen sobre todo el delito contra el maltrato animal se han realizado en el municipio, y específicamente en zonas de huerta y pedanías.
En el caso de la última operación de la Guardia Civil en Fuente Álamo, los agentes frustraron el evento ilegal pocas horas antes de que comenzara, tal y como explica la teniente María, del Seprona. La investigación arrancó con una información de un anónimo, con un día y una hora en la que estaba previsto el inicio de los combates y la vigilancia de las instalaciones corroboró la información. A los agentes más bregados en este tipo de operaciones les sorprendió la notable organización del evento y las instalaciones con cámaras de videovigilancia, un bar, con mesas y sillas, un marcador digital, cámaras para grabar a los gallos, todo con aspecto de ser nuevo y con 50 gallos de la raza combatiente español esperando saltar al coso.
Las redadas en tentaderos comenzaron a tener una mayor visibilidad hace 20 años, coincidiendo con una reforma del Código Penal respecto al maltrato animal
La última intervención antes de la que se hizo en Fuente Álamo fue muy similar. Tuvo lugar en una zona agrícola de Alquerías hace dos años. Allí, la Guardia Civil desplegó la 'Operación Caireles'y desmanteló otro tentadero clandestino. En las instalaciones había cerca de 150 personas en las gradas, 31 gallos, y se confiscaron 8.500 euros supuestamente para las apuestas clandestinas.
Las operaciones contra las riñas de gallos comenzaron a tener una gran visibilidad a partir del año 2004, coincidiendo con una reforma en el Código Penal, que hasta ese año el maltrato se consideraba una falta sancionada con una multa, y convirtió en delito cualquier maltrato grave de animales e imponía penas de prisión de hasta un año de cárcel. Una actuación de la Policía Local de Elda en enero de 2004, en la que se incautó una docena de gallos en una vivienda, destapó las sospechas de celebraciones de combates en Murcia con estas aves, según confesó el propietario. Agentes del Seprona no tardaron en confirmar esta suposición en abril de ese año con la 'Operación Arce' en la que descubrieron un local para peleas de gallos en La Alberca.
Una de las características de estos eventos es la clandestinidad y la citación a través de canales de mensajería privada. «Estas celebraciones no pueden ser publicitadas porque evidentemente están realizando una actividad ilegal. Por ese motivo, la mayoría de las personas que asisten se conocen entre ellos», apunta la teniente del Seprona.
Fueron desalojadas e identificadas 30 personas que se encontraban en el local presenciando las peleas. Además, se localizaron 55 gallos de raza jerezana. El dueño del local admitió que había participado, como aficionado en algunas riñas «en Andalucía», donde era legal entonces y donde sigue siéndolo a día de hoy.
«No hay una prohibición expresa referente a las peleas de gallos en el Código Penal, por lo que se da la paradoja de que en toda España se persigue el delito, con la salvedad de Andalucía y Canarias. Ambas cuentan con cobertura legal para estos eventos», explica el abogado Jorge Novella. En estas dos comunidades, están permitidas las peleas de gallos, siempre sujetas a una serie de requisitos, como lo es que se desarrollen en locales autorizados con la sola asistencia de sus socios y la prohibición de la presencia de menores de 16 años.
La excepción se sustenta en la consideración de una tradición secular y la tienta como indispensable para la mejora del gallo combatiente español, incluida en el Catálogo Oficial de Razas de Ganado de España, como raza autóctona. «En la Región es un delito que sí se persigue, en cuanto que constituye un delito de maltrato animal, incluso las últimas modificaciones del Código Penal han agravado sensiblemente las penas, que serán de prisión cuando se causa la muerte del animal, en el resto de casos suelen saldarse con una pena de multa. No es un delito que en la práctica conduzca al autor a cumplir pena de prisión, aun imponiéndose lo normal es que se le conceda una suspensión», apunta el letrado.
Dos de las intervenciones más importantesdel país se realizaronen 2011 y 2019 en Sangonera la Verde
Indemnización
El municipio ha sido escenario de dos de las operaciones que han trascendido por la espectacularidad de las intervenciones y las realizó la Policía Nacional en una finca de Sangonera la Verde en abril de 2011 y en enero de 2019.
En la primera de ellas, más de un centenar de agentes armados con subfusiles se desplegaron en los alrededores del rancho y accedieron a la finca.
Allí, intervinieron 200 gallos, arrestaron a 130 personas, aficionados que habían acudido desde varios puntos del país, y que fueron puestos en libertad al día siguiente. Fue la mayor operación desarrollada hasta esa fecha en España contra las peleas de gallos, pero un año después, las acusaciones contra los tres principales investigados por presuntos delitos de maltrato animal quedaron archivadas. Además, el propietario de la finca, que advirtió que allí estaba instalada la Peña Cultural Gallista Almería de La Alberca, inscrita en el registro de la Comunidad, fue indemnizado con 15.000 euros por los daños materiales que se le ocasionaron durante la intervención policial.
La otra gran redada policial se llevó a cabo en el mismo complejo cinco años después durante la celebración de una exhibición nacional, organizada por la Federación del Gallo Murciano, a la que asistieron dos centenares de aficionados españoles, portugueses y franceses. Se intervinieron un centenar de gallos de pelea, se investigó a 182 personas por un delito de maltrato animal e intervinieron 300.000 euros.
La abogada del propietario del complejo, Carmen Fernández, explicó a LA VERDAD que la Federación del Gallo de Murcia tenía su sede en la finca que fue objeto de la redada y recordó que la anterior operación contra las peleas de gallos, efectuada en 2011 en ese mismo recinto, acabó con una sentencia absolutoria y una indeminización.
«La prohibición de las tientas extinguirá las razas combatientes»
Aunque la pelea o la riña de gallos está prohibida, la cría y venta de estas aves sí está permitida. Y los criadores del combatiente español consultados por LA VERDAD lamentan la «ignorancia» que existe en la sociedad en torno a esta raza. Son el único animal sobre la tierra -explican- que no conoce el miedo, que nunca huye por más que su inferioridad sea manifiesta. «Nosotros no les enseñamos a pelear. Llevan el combate en sus genes, es su naturaleza y su instinto. Y eso es precisamente lo que les da la grandeza, pero a la vez, en la sociedad actual, es también lo que va a acabar con ellos», explica un gallero de Murcia, que «para evitar problemas» prefiere no decir su nombre. «La prohibición extinguirá las razas de combate», añade.
Los defensores de las tientas explican que cuidan y velan por el bienestar de los ejemplares a extremos que a la gente le sorprendería. «Les damos los mejores cuidados. Cuando le hacemos una alimentación a un gallo, por ejemplo, le damos una dieta de atleta. Yogur con miel, zanahoria picada, fruta y verdura, que son bolas de proteína vegana y vitaminas naturales. Nada de pastillas. Comen mejor que nosotros».
Otro gallero se queja de que la gente no ve los cuidados, y el dinero que gastan en veterinarios «para tener a los animales en perfectas condiciones. El proceso de crianza es muy largo y complicado. Desde que nace hasta que muere, al gallo se le trata como a un príncipe. Nuestra pasión por ellos se refleja en nuestra afición, con la que conseguimos que la especie se haga más fuerte generación tras generación. Quienes desconocen este mundo, solo ven la parte final, que es la selección de prueba en la que se cree que al gallo se le mata y eso es mentira. En el 99% de los casos sobrevive y queda para otras pruebas funcionales». Se quejan, además, de la disparidad de las legislaciones autonómicas donde en unas comunidades se permiten las riñas y en otras no. En Andalucía y Canarias se añadieron excepciones a la prohibición por tradición y por mantenimiento de la raza. «Yo, por suerte, puedo desplazarme a Andalucía donde las riñas están permitidas, pero como murciano y español no tengo los mismos derechos que un andaluz».