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El cielo estrellado sobre la ciudad de Murcia, este lunes en pleno apagón. LV
La noche en la que Murcia pudo ver las estrellas

La noche en la que Murcia pudo ver las estrellas

La ciudad se sumió este lunes y por unas pocas horas en la casi absoluta oscuridad, con sus vecinos recorriendo sus calles con linternas en una jornada histórica

Martes, 29 de abril 2025, 07:19

Las calles son un juego de sombras deambulantes. Los restos del sol se perciben reflejados en el agua del Segura a su paso por Murcia. Un policía agita desde la nada una linterna de señalización para dirigir el tráfico. Algunos balcones adornan la oscuridad con luces de Navidad. La ciudad se ha rendido a la noche en mitad del mayor apagón sufrido en España, y todo parece cambiar por unas horas.

Circular en coche se ha convertido en una tarea de riesgo, pero todos parecen asumir un papel extra de responsabilidad, cediendo el paso a peatones que aparecen de repente por los lados y conduciendo por debajo de los límites de velocidad. Las prisas han desaparecido y todos marchan como si acabaran de salir de la autoescuela.

Varios jóvenes ocupan una estrecha calle junto al jardín de Floridablanca para jugar al fútbol mientras sus padres tratan de arreglar, ayudados por linternas, la puerta del garaje. Son las nueve de la noche pasadas y hay quien no pierde la rutina de salir a correr. Los telefonillos no van, y los amigos se avisan entre ellos a gritos desde el asfalto para que baje el rezagado.

Hay quien camina con linternas en la frente o en la mano, muchas compradas del día, pero rememorando en pleno centro de Murcia la Noche de las Luciérnagas de Albudeite. No hay móviles ni Inteligencia Artificial que valgan una distracción en esta noche de apagón total en la capital de la Región. Hay que tirar de memoria para acordarse de dónde estaban los pasos de peatones.

A lo lejos, las dos grandes farolas que coronan la puerta del Consistorio de Murcia ayudan a situarse. Tras bajar por la calle Arenal y al llegar a la plaza Belluga, varios policías tratan de aventurar cuándo regresará la luz al ser preguntados por unos turistas. Mientras, en torno a ellos, varios fotógrafos plantan sus trípodes frente a la fachada de la catedral. La noche le saca un brillo diferente, y hay quien se queda fascinado mirando el arte que cuelga por esa portada.

Pocos bares siguen abiertos, pero en la plaza de la Cruz el Trapería Uno aguanta con linternas y unos clientes a oscuras beben animados en las mesas de fuera. Las calles rozan el desierto poblacional, como una especie de toque de queda pactado entre todos tras casi doce horas sin poder encender nada.

Panorámica del río Segura desde el puente de Hierro, en la noche de este lunes. LV

Esquivarse unos a otros

Las velas reinan en los salones y la sensación desde fuera es la retroceder muy atrás en el tiempo. Dan un aspecto señorial al centro de Murcia, mientras los escasos viandantes tratan de no golpearse unos con otros esquivándose a escasos metros. El camino ya no tiene luz natural, y muchos se prueban a cruzar el jardín Chino sin golpearse con nada por no gastar batería del móvil y encender la linterna.

Varios salones iluminados con velas en la calle Barrionuevo de Murcia. LV

Son las diez de la noche pasadas, y en la rotonda del Rollo se ven parejas pasear sabiendo que esta noche es histórica. En las azoteas, hay vecinos que agitan luces cual faros en mitad de la urbe. Las pedanías al sur de Murcia habían recuperado los primeros la luz en las casas, marcando una clara frontera en la noche entre los privilegiados y quienes cenaban iluminados con un tibio fuego.

Todo recuerda un poco a la pandemia, se romantiza llegada la noche el caos de día que ha supuesto el apagón. En el cielo, una imagen se sobrepone en la ciudad. Las estrellas se ven ante la pausa que otorga la contaminación lumínica. Quién diría que en Murcia se podría apreciar alguna vez y con tanta claridad el firmamento. Todo se relaja un poco tras la inédita jornada.

Pasadas las once de la noche, la luz de las farolas comienza a dejarse ver por las principales avenidas y carreteras. Los edificios recuperan la corriente eléctrica y dejan una imagen parecida al encendido del alumbrado de una feria. Los barrios estallan en aplausos, gritos y silbidos. La vuelta a la normalidad se celebra como los partidos importantes de fútbol. Murcia ya tiene su luz.

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