Incendios, golpes y vandalismo: una restauración para no borrar la historia de la Cárcel Vieja de Murcia
Dos experimentadas profesionales recuperan casi cuarenta piezas del mobiliario de la prisión, con una intervención sutil: «Tiene que parecer que todo ha tenido vida»
Tienen los objetos el valor que o bien cada uno o bien la sociedad en su conjunto quieran darle. Para muchos, esa relevancia –a ... veces económica, a veces puramente sentimental– se dispara cuando una pieza encierra una historia que contar, o cuando «tiene un sabor», tal y como lo resume Montse Pasqual del Riquelme. Ella es una de las veteranas restauradoras que trabajan durante estos meses en la recuperación de las puertas, cartelería, enseres y otros elementos del mobiliario de la Cárcel Vieja de Murcia, que debe finalizar en febrero la segunda fase de su proyecto de rehabilitación.
Abordan la restauración de una sección del módulo de internos, entre cuyos muros se vivió más intensamente la vida carcelaria y represiva. Por ello, se está mostrando una mayor sensibilidad a la hora de conservar «la pátina del tiempo» que la que se puso en los trabajos de la primera fase, centrada en el edificio administrativo, operativo como centro de arte contemporáneo desde mediados de 2022.
«Tiene que parecer que todos estos elementos y utensilios han tenido vida; por eso hemos dejado los golpes y deterioros sufridos a lo largo de décadas», explica Mara Noguera, la compañera de Montse en esta delicada empresa. En cierta medida, esta forma de proceder es también lo que se pactó entre el Ayuntamiento y el Gobierno de España a raíz de la apertura del expediente para la declaración del antiguo presidio como Lugar de Memoria Histórica, buscando que el edificio siga siendo un sitio con una idiosincrasia propia y reconocible, pese a adoptar nuevos usos.
Y es que siempre hay que tener claro qué se busca con una actuación de este tipo. Por ello, las labores realizadas en relación a las 38 piezas intervenidas se han centrado, particularmente, en su limpieza química y mecánica, desinsectación, consolidación, reconstrucción puntual –con pasta de madera– y protección con barniz acrílico, logrando una resistencia y funcionalidad completa, sin que estas entrañen peligro alguno para los visitantes y usuarios del futuro centro de cultura audiovisual.
«En muchas piezas, como en estos enrejados de plomo, hemos retirado capas y capas de pintura», comenta Mara, subrayando que, por ejemplo, «carecía de sentido repintar y dejar como nuevas las puertas de madera chapada de los calabozos», que reposan en estos momentos sobre las paredes de la nave del Polígono Oeste en la que trabajan. Especialmente curioso resulta el «craquelado» que presenta otra de las hojas de madera tratadas en este improvisado taller, o lo que es lo mismo, las marcas de cuarteo sobre su superficie. «Responden a las altas temperaturas generadas por un incendio durante un motín desatado en la década de los 70», expone Montse.
Garitas, juzgados y 'vis a vis'
Además de las labores de restauración en la nave del Polígono Oeste, también se están acometiendo trabajos de recuperación 'in situ' de elementos del mobiliario u otros útiles. Recientemente ha concluido la rehabilitación de la campana de la cocina, que ha sido transformada en un lucernario. También se rematará entre los muros del presidio la cartelería, de la que se han realizado calcos en el taller para mantener la mayor fidelidad posible. Esta obra está siendo ejecutada por el Ayuntamiento, cofinanciada por fondos Next Generation.
Otros elementos restaurados en esta fase –que ejecuta la empresa Eneas– han sido una de las garitas de vigilancia de los patios, las puertas de un arcón frigorífico o las mamparas y paneles de separación tanto del área de los juzgados como de la zona 'vis a vis'. «En esta última la separación se hacía con unas rejas que en algunos casos nos hemos encontrado seccionadas con una radial, por lo que ha sido necesario realizar injertos para que se mantenga la estructura», detalla Mara.
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Especialmente llamativo es el mural con el escudo franquista que apareció en la pared de un despacho y que ha sido trasladado al taller mediante su transferencia a una tela, al estilo de lo que se hizo con las pinturas negras de Goya. «En el centro se aprecia lo que fue la cara del dictador Francisco Franco, pero esta fue golpeada y escondida a brochazos, posiblemente en actos vandálicos posteriores al cierre en 1981 de la prisión», explica Montse, sin saber dónde se reubicará posteriormente esta obra y que, en todo caso, precisará de una buena dosis de contexto.
Lo que sí quieren dejar claro ambas restauradoras es que la forma de acercarse a cada pieza es única, en función de lo que esta pida, ya sea un mueble, un cuadro o un antiguo altavoz, como el que ha sido rescatado de uno de los patios carcelarios. Eso es algo que han aprendido a lo largo de su trayectoria profesional. En ella han restaurado, por ejemplo, hace unos años, la recientemente vandalizada puerta del Casino de Murcia. «Nos dio un gran coraje cuando vimos el destrozo de una pieza única». Todo lo recuperado en la Cárcel Vieja debe perdurar, y no solo en la memoria.
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