«Nadie nos garantiza que no volverá a repetirse»: los vecinos de Javalí Viejo, en Murcia, mantienen su miedo a nuevas riadas
Tres años después de la inundación que costó la vida a un vecino, en la calle San Nicolás muchos propietarios aun no han regresado a sus viviendas mientras otros no ocultan su preocupación
La madrugada del 25 al 26 de septiembre de 2022, las precipitaciones que descargaron con intensidad en Murcia se concentraron sobre todo en un único ... punto. Fue en la calle San Nicolás, en Javalí Viejo. Allí, se desbordó la rambla Ventosa. El agua arrastró vehículos, anegó viviendas y cocheras y, en última instancia, se cobró una vida, la de uno de sus vecinos, Antonio. Era la 1 y 17 minutos de la madrugada. Juani tiene el momento marcado, porque también pudo ser ella, que vive un poco más abajo: «Me despertaron y cuando salí, la casa entera estaba marrón de barro». Una enfermedad degenerativa le causa problemas de movilidad y le obliga a usar el andador. Antes de poder reaccionar, se encontró aprisionada con el agua por la cintura en uno de los dormitorios de su casa. Fue rescatada finalmente por los bomberos. Aquella noche se recogieron 40,6 litros por metro cuadrado en solo diez minutos, según la AEMET.
«Escuché de repente un gran golpe. El agua reventó la pared trasera», cuenta Isabel en una vivienda próxima a la de Antonio, mientras enseña todos los arreglos que han tenido que hacer porque «solo quedó el tejado». Su casa es una de las que lindan con la curva que traza en su recorrido la rambla Ventosa. Como en la del fallecido, la fuerza del agua derribó la construcción. A Antonio le sorprendió en su salón y fue arrastrado por la corriente hasta otra edificación en el extremo contrario de la calle, una cochera, que hizo de tapón.
En diciembre de 2024, esa edificación fue demolida por el Ayuntamiento. Hoy el solar está cercado por una valla de alambre y tiene una puerta metálica. No han tardado en crecer arbustos y matorrales, ni en acumularse latas de bebidas de refrescos. Hay otros inmuebles que han sido reparados y acondicionados desde entonces, pero las persianas están echadas, las puertas lucen candados y, en el algunos casos, incluso están tapiadas. Dicen algunos vecinos que hay quien no ha vuelto y ha vendido la que era su casa. También están los que no han podido terminar de arreglarla.
Reclamación familiar
Tres años después, una cuadrilla de albañiles se afana en remodelar y reparar el número 16 de la calle San Nicolás, donde vivía Antonio, una edificación de 1965. En 2023, sus dos hijos reclamaron al Ayuntamiento de Murcia y a la Confederación Hidrográfica del Segura una indemnización de 100.000 euros. Culpaban entonces a ambos organismos del estado de abandono que presentaba a la rambla, lo que, a su juicio, provocó su fallecimiento. Sin embargo, el Consejo Jurídico de la Región ha desestimado esa petición recientemente al no advertir concurrencia entre la actuación de la Administración pública y el daño que alegaban los familiares. Es más, concluye la resolución, «aquel [el fallecimiento] se debió a las lluvias de extraordinaria intensidad caídas el día de los hechos y que conforman un supuesto de fuerza mayor». Tras rechazarse esta reclamación patrimonial por la vía administrativa, el abogado de la familia, Fernando García de Ángela, ha anunciado a LA VERDAD recurrirán para ello a los tribunales por la vía contenciosa.
«Salí descalza. Lo perdí todo»
«Salí descalza, con lo que llevaba puesto. Lo perdí todo», cuenta Isabel de aquella fatídica madrugada. En el interior de su vivienda, el agua alcanzó una altura de 1,85. Hoy las habitaciones lucen muy distinta, arreglada por completo. Muestra la pared reparada que la fuerza del agua tumbó. También ha subido la altura del patio después de que se inundara aquella noche. «La rambla traía frigoríficos, colchones, escombros... y cuando llegó al estrechamiento, volvió hacia atrás», sigue explicando. Más allá de la demolición para prevenir que la calle colapse otra vez con una crecida, se lamenta de que «no han vuelto a hacer nada en la rambla».
«Lo único que sabemos es que Antonio no está ya con nosotros y nadie nos garantiza que no volverá a repetirse». La que habla es Josefa, hermana de Juani, que relata el miedo que provoca cualquier episodio de fuertes lluvias desde entonces: «En cuanto hay una alerta amarilla o naranja, nos vamos. Preparamos una muda y nos vamos a casa de otros familiares». Estas dos hermanas, que viven puerta con puerta, aún recuerdan el pavor de esos momentos en los que sus vidas estuvieron en peligro. Algo que, por desgracia, experimentaron otra vez recientemente: «En junio hubo otra tormenta y la rambla volvió a bajar con agua por toda la calle. Tuvieron que sacarme por la parte de arriba», rememora Juani en la cocina de su casa junto al andador. Hace apenas una semana, el pasado domingo, otra tromba llenó la calle San Nicolás con un palmo de agua, según Josefa.
Trabajos de limpieza municipal
Es la rambla Ventosa la responsable de este miedo. Discurre detrás de estas viviendas y baja desde los cerros próximos a la zona. Tras los sucesos de 2022, los expertos llegaron a afirmar que era «una inundación anunciada». El cauce está hormigonado, pero en sus inmediaciones se acumulan vertidos y escombros, una situación que esta semana fue denunciada por el PSOE. Desde el Ayuntamiento sostienen que «en los últimos días se ha realizado una nueva limpieza de este cauce, garantizando con ello que la rambla no cuente con elementos que puedan ser arrastrados». Esta actuación la enmarcan en las acciones de «limpieza, inspección, mantenimiento y control sobre los cauces, ramblas y zonas inundables del municipio que se llevan a cabo durante todo el año» y que «se ven reforzadas en esta época a fin de mitigar los riesgos».
En este tramo de la rambla Ventosa, al atravesar un núcleo urbano, la competencia de su mantenimiento y limpieza es del Ayuntamiento de Murcia. Fuentes municipales atribuyen los problemas a los arrastres que trae aguas arriba. En este caso, señalan a la competencia de la Confederación Hidrográfica del Segura.
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