Una empresa pide destinar el cine Rex de Murcia a locales de ocio, oficinas y tiendas
Urbanismo inicia los trámites para la ampliación de usos, a la espera de recopilar informes y alegaciones
El cine Rex busca otra oportunidad tres años después de echar el cierre. La Concejalía de Urbanismo acaba de poner en marcha la máquina administrativa para una posible ampliación de los usos de la histórica sala de proyecciones de la calle Vara del Rey, en pleno centro urbano. Carceserna SL, la empresa propietaria del edificio, de quien ha partido la iniciativa, plantea la posibilidad de destinarlo a locales de restauración y ocio -excluyendo discotecas y salas de fiesta-, oficinas, comercio y servicios profesionales. También solicita que se permitan equipamientos de tipo deportivo, docente, sanitario y cultural, un epígrafe en el que podría tener cabida, por ejemplo, un gimnasio
Fuentes de Urbanismo señalan que, de momento, el proceso se encuentra «en una fase muy inicial». La Junta de Gobierno acordó en su reunión del pasado día 10 someter a información pública, durante un periodo de 30 días a partir de su aparición en el boletín oficial, la modificación del plan especial del centro histórico que conllevaría esa ampliación de usos. En ese periodo de tiempo se recogerán alegaciones de colectivos y ciudadanos, además de informes de otros organismos, como las direcciones generales de Patrimonio Cultural -al tratarse de un inmueble protegido- y de Territorio y Arquitectura, que habrá que contestar y estudiar antes de tomar una decisión definitiva, para la que nadie se aventura a dar una fecha.
El cine Rex, inaugurado en 1914 como teatro y remodelado en los años 30 y 40 del siglo XX para su uso como sala cinematográfica, cuenta con un grado 2 de protección, lo que obliga a su rehabilitación manteniendo «la estructura general del inmueble». En una de las últimas reformas participó el arquitecto Guillermo Martínez Albaladejo, dándole el aire racionalista que presenta en la actualidad.
El anuncio de cierre en el verano de 2019 provocó una movilización ciudadana. A partir de entonces se sucedieron varios intentos, con apoyo municipal, para que el cine siguiera funcionando. Pero la pandemia le dio la puntilla, y ya no ha reabierto. El posible cambio de usos ha puesto en alerta a colectivos conservacionistas. Huermur dice que pedirá el expediente completo y avisa de que «estaremos vigilantes para que no se desprotejan los elementos que figuran en su ficha de catalogación, y que no se modifique ni la estructura ni los valores del inmueble». Desde la Plataforma por la Defensa del Patrimonio expresan su temor a que el camino iniciado suponga «el fin del edificio». El PP cree que «es clave que los usos que se puedan ampliar cuenten con la conformidad de los residentes en la zona».
