El bar 4 Esquinas de Cieza baja la persiana tras 133 años al servicio de sus clientes
El establecimiento pone este domingo el punto final a una trayectoria que inició en 1892; el pintor Pepe Lucas dejó su impronta en las paredes y la barra
Tres generaciones avalan al café bar 4 Esquinas, el emblemático local de Cieza que este domingo se despide de sus clientes tras 133 años de servicio ininterrumpido. Corría el mes de febrero de 1892 cuando la familia Ortega puso en marcha lo que por aquel entonces se conocía como una taberna, en la calle del Hoyo.
Eran tiempos de carne guisada y chatos de vino, de café molido a mano y aguardiente. Años en los que ir de bares constituía un auténtico lujo, al alcance de solo de unos pocos. Con el paso de las décadas, el negocio se trasladó unos metros desde su ubicación original hasta la calle Angostos, adaptándose a los nuevos tiempos. En 1968, de la mano del pintor ciezano Pepe Lucas, el local experimentó una profunda remodelación. Un año antes de marcharse a Madrid, el artista dejó su impronta en las paredes y en la parte superior de la barra.
En 1973, tras la jubilación de su padre, Francisco Ortega se hizo cargo del negocio. Primero junto a su hermano, y más tarde con su esposa, Pascuala Buitrago. «Esto muere conmigo, porque mis hijas han tomado otros caminos y yo no quiero que esto caiga en manos de cualquiera», afirma Francisco, rotundo, a solo unas horas del cierre definitivo, mientras su jubilación y la de su compañera llaman ya a sus puertas.
Francisco recuerda que en 2007, Lucas volvió a restaurar el local, convirtiéndolo, por dentro y por fuera, en un conjunto artístico que hoy se considera entre los más significativos de la ciudad de Cieza. El inmueble, con su planta baja y sus dos alturas, se ha consolidado, junto al Paseo, como uno de los mayores legados que el pintor dejó en su pueblo natal.
La fidelidad de los clientes ha sido, según Paco y Pascuala, la clave del éxito: «Hemos estado a piñón fijo y hemos formado parte de la vida de muchas generaciones, dando luz y color a fechas tan significativas para Cieza como la Semana Santa», afirma el matrimonio, convencido de que «no habrá cofrade ciezano que no se haya tomado una copa y una tapa entre procesión y procesión». Paco y Pascuala servirán las últimas hamburguesas, los últimos bocadillos o los últimos sánwiches cuando la noche de este domingo aun no haya terminado de caer en estos largos días de últimos del mes de junio. Cierra así algo más que un café, algo más que un bar. Desaparece para el público ciezano el señero 4 Esquinas.
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