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El agricultor Antonio Benito observa sus melocotoneros cubiertos de hielo, ayer por la mañana. C. CABALLERO

Agricultores de la Vega siguen en alerta a causa de las heladas

La quema de parafina, la lluvia artificial y la puesta en marcha de aerogeneradores son los métodos más usados por los productores

Sábado, 28 de enero 2023

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Las heladas que se vienen produciendo durante las últimas madrugadas en la Vega Alta siguen causando estragos en las explotaciones de fruta de hueso extratemprana, que ya acumulan unas pérdidas en floración que podrían llegar casi el 50%. No obstante, el presidente de Coag Iniciativa Rural en la comarca, Miguel Ángel Piñera, matiza que hablamos «de un porcentaje de toda la producción anual de la zona, que no llega al 5%, por lo que las pérdidas globales son escasas».

Hasta ahora, las heladas más severas se están dando en parajes como las Ramblas, el Horno y las Cañadas, así como en hondonadas de la vecina localidad de Calasparra, donde se acumula el frío y también existen cultivos de diferentes variedades precoces de melocotón, nectarina y paraguayo, recuerda Piñera. En estos lugares, el mercurio ha descendido en ocasiones hasta los cinco grados bajo cero.

Un gasto de 3.000 euros al día

Mientras tanto, los agricultores continúan con toda la artillería preparada hasta este domingo. Después, se espera una estabilización de las temperaturas, aunque el frío nocturno continuará con heladas débiles. El sistema más utilizado por los productores hoy es la quema de parafina, colocada en botes metálicos distribuidos estratégicamente por toda la finca. Sin embargo, se trata de un método extremadamente caro, explica Antonio Moreno, secretario de Agricultura de UPA. «Cada bote pequeño de parafina cuesta 14 euros, y hay que poner uno cada cinco o seis metros. Estamos hablando de un gasto de entre 3.000 y 4.000 euros cada madrugada en una finca de tamaño medio», asegura.

El productor de fruta de hueso Antonio Benito, al que el agua le cuesta más barata al regar directamente desde la acequia, viene utilizando estos últimos días lo que se conoce como la microlluvia artificial mediante riego por aspersión aéreo. El agua, con temperaturas tan bajas, se congela al caer a los árboles y en la flor genera lo que se denomina el 'efecto iglú'. «Se crea una capa de hielo que protege la flor, que nunca bajará de cero grados por mucho frío que haga», explica este agricultor, quien aclara también que «un árbol en floración puede aguantar estas temperaturas, a diferencia de cuando ya esté la fruta formada, la cual suele soportar menos el frío».

Por último, otro de los sistemas se centra en crear corrientes de aire en las fincas con aerogeneradores gigantes, lo que crea una circulación de aire que neutraliza la helada. Sin embargo, se trata del método que requiere una mayor inversión inicial, ya que el precio de estos 'molinos' no baja de 40.000 euros.

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