Petri García: «Cartagena es una ciudad muy generosa, siempre responde cuando hace falta»

–¿Cuál es la situación general de Cáritas en Cartagena?

–Cáritas está muy bien. Tenemos muchos voluntarios y gozamos de buena salud. Todos los proyectos funcionan de maravilla.

–¿Tienen más voluntarios que otros años?

–Aunque van oscilando, solemos contar con el mismo número.

–¿Qué rango de edad predomina entre los voluntarios?

–Es alto, se encuentra entre los sesenta y los setenta años. Tratamos de hacer cosas para captar jóvenes, trabajamos con las universidades y las parroquias para atraer a más voluntarios.

–¿Cuáles son las necesidades de Cáritas en Cartagena a día de hoy?

–Las necesidades reales las vamos llevando muy bien porque Cartagena es una ciudad muy generosa. Siempre responde cuando hace falta. Ahora que empieza nuestra campaña `Ola de frío, ola de amor'. Nos hacen falta mantas y ropa de abrigo de hombre.

–¿Qué puede hacer la gente para colaborar?

–Quien desee donar puede acudir al hogar Sagrada Familia, en la zona de las Salesas, a las iglesias y al centro social de San Diego. Pido, una cosa por favor, que las prendas estén en buen estado. Que no den algo que ellos no se pondrían porque esté roto.

–¿En qué consiste el programa?

–Es un dispositivo coordinado con otras entidades como Cruz Roja, la Hospitalidad de Santa Teresa, La Huertecica, y los Servicios Sociales del Ayuntamiento. Existe una colaboración muy grande para sacar ese proyecto adelante. Salimos los jueves y domingos a las nueve de la noche pero no sabemos la hora de regreso.

–¿Por qué?

–Hay veces que te encuentras un problema grande y hay que llamar a una ambulancia, o a una persona nueva y te tienes que parar más tiempo con ellos para explicarles cómo funcionamos. También hay gente a la que ya conocemos y nos quedamos con ellos conversando. Empezamos a trabajar sobre las ocho de la tarde en el comedor, preparando el café con leche y colacao, bocadillos y galletas. También llevamos mantas y ropa de abrigo. Sale una furgoneta con cuatro voluntarios, entre ellos un técnico, y van a las calles donde sabemos que duermen personas. Les hablamos, les ofrecemos el café y si necesitan una manta se la damos. Sobre todo les animamos a que se acerquen a otros recursos como la Hospitalidad, o si alguno puede venir con nosotros le ofrecemos la comida en el comedor. Es orientarlos y tratar de estar con ellos.

–¿A cuánta gente asisten?

–La realidad de Cartagena es que no hay mucha gente en la calle, entre diez y veinte personas, unos doce seguro. Aunque hasta que no salgamos y mantengamos una primera reunión de coordinación con el Ayuntamiento y el resto de entidades, Policía y Protección Civil no sabremos el número exacto. También hay que tener en cuenta que no es un número fijo, puedes salir un jueves y que haya un número y al volver ese mismo domingo que haya la mitad o al revés, varios más. Hay gente de paso, que está en la calle y al día siguiente se va.

–¿Les ha pedido ayuda para auxiliar también a los inmigrantes traídos de Canarias?

–Nosotros estamos abiertos a lo que nos demanden. De momento estamos donde estamos. En este tema no hemos tenido que intervenir para nada.

–¿Cómo comenzó el programa?

–El proyecto comenzó porque veníamos que había gente durmiendo en la calle. Pusimos el Hogar Sagrada Familia porque vimos que había personas a las que había que tener más cuidadas. Llevamos veinte años haciéndolo, trece con el comedor y seis con el hogar.

–¿Qué hacen en el hogar?

–El Hogar Sagrada Familia es un centro de baja exigencia. Ahí están las personas durante una estancia de tiempo entre media y larga. Tenemos 13 plazas y las personas que van allí están debidamente estudiadas para corroborar que dan el perfil. Nosotros pedimos muy poco, son personas con muchas dificultades y muchas carencias que hay que empezar a trabajar, les ayudamos en lo que podemos.