Diego Segovia y los bolos cartageneros
TOMÁS MARTÍNEZ PAGÁN
Domingo, 8 de julio 2018, 12:07
Los bolos, deporte de larga historia, cuentan con una gran raigambre en toda nuestra comarca. Tal vez por ser uno de los juegos típicos más populares, dado el gran número de personas que lo practican, y por el interés que despierta a ambos lados de los carriles de juego, tanto que en la mayoría de las ocasiones hay más 'mirones' que jugadores en el campo.
Este deporte nació hacia el año 1500, practicándose desde entonces en todo el Campo de Cartagena. Desde allí, pasaría después a La Unión y Torre Pacheco antes de entrar definitivamente en la Trimilenaria. Por aquel entonces, el mayor interés de las partidas se centraba en los cotos y meriendas que con él se jugaban, aparte de las apuestas que cruzaban entre sí los ricos hacendados, que solían ser bastantes fuertes.
Hoy día, cuando ya es un deporte fuertemente consolidado, mucho tiene que agradecerle al actual presidente de los bolos cartageneros, Diego Segovia Heredia, quien a su 73 años y contando con el apoyo incondicional de su esposa, Manoli Miralles, tanto ha hecho por este deporte. Diego se introdujo en el mundo de los bolos cartageneros en el año 1952, de la mano de su tío y padrino, Diego Segovia, implicándose desde el primer momento con él y pasando por todos los cargos hasta que, hace 38 años, fue nombrado presidente, y ahí sigue. Pero no es este el único cargo que Diego ostenta, ya que también es vicepresidente de la Federación Murciana de Bolos desde 1979 y desde el pasado año es presidente de la Federación de Bolos Cartageneros de la Región de Murcia.
El campo de bolos de La Magdalena dispondrá en breve de la primera escultura de homenaje al manillas, promovida por Paco Montoya
Diego siempre luchó por mantener las tradiciones de su tierra. Ya durante de la Olimpiada Cultural de Barcelona 92, se realizaron unas exhibiciones de deporte popular en las que Diego consiguió el premio Covi, convirtiéndose en uno de la infinidad de trofeos que llenan la sede de la entidad. Junto con Pedro Caparrós, ha conseguido publicar dos libros sobre los bolos cartageneros: 'Los bolos cartageneros a través de la historia' y 'Los bolos cartageneros.... o la historia continúa', muy buenos ambos, tanto por su contenido como por las menciones a los jugadores a lo largo de la historia.
Actualmente Diego, junto a su gran amigo Caparrós, prepara la presentación para después del verano del libro 'Las bodas de oro de los bolos cartageneros', que auguro se convertirá en otro éxito, como los anteriores. Ellos mismos han sido también los que se han encargado de redactar el reglamento que actualmente está en vigor. Y es que Diego no para y siempre trata de llevar a lo más alto su gran afición por el mundo de los bolos, de ahí que haya cosechado tantos premios a lo largo de estos años. En 1982 y 1992 le otorgaron premio al mejor Promotor Deportivo; en 1993, el premio de la Unión de Periodistas Deportivos de la Región de Murcia. También le han concedido el Premio Cartageneros en las Ondas, de Onda Cero, en 2012, así como el Premio El Faro, el Escudo de Oro de San Pedro del Pinatar, la Medalla Laureada Cantonal en 2017 y un sinfín de reconocimientos más, que tengo que dejar en el tintero por falta de espacio.
El Bolos Club
Diego está más que comprometido con este deporte y con su tierra; y para comprobarlo, tan solo hace falta pasarse por el Juego de Bolos, donde habitualmente suele estar, en la pequeña sede que tiene junto al restaurante-bar del Bolos Club. Allí fue donde, la pasada semana, le saludé cuando fui a comer con un grupo de buenos amigos, los cuales nos reunimos de vez en cuando en la que consideramos nuestra sede, la casa de José Nicolás Alba, quien, de nuevo, nos sorprendió con algunas novedades de su particular cocina.
En esta ocasión nos puso unas tostas de pan con anguilas ahumadas sobre base de tomate, encurtidos y aceite de trufas, que estaba exquisita. A continuación, un tomate partido en trozos más bien pequeños, con buen aceite, boquerones y anchoas y acompañado de un buen pan de masa madre para mojar. Antes de terminar con la tanda anterior, un pulpo a feira, que Isa borda en la cocina, junto a unas alcachofas a la plancha salpimentadas y unas empanadillas de frito recién hechas. Todo ello regado con un Rioja joven de su selección personal, que maridaba de maravilla con todos los platos. Para terminar, al centro, dos grandes fuentes, una de chuletitas de cabrito con ajos tiernos y otra de cherna a la plancha, con golpe de aceite y pimientos de cristal. Y un espléndido final a base de tarta de queso y limón.
Y ya inmersos en el 'mundo del hielo', nos sorprendió con un gintónic al más puro estilo José, sin decirnos ni de qué ginebra se trataba, ni de qué tónica, pero que estaba de diez. Mientras lo saboreábamos, surgió el tema del 'diccionario bolero' y Manolo, gran entendido en este arte, nos explicó el significado de la palabra 'manillas'. Así supimos que se trataba del jugador que suele llevar el peso del equipo, lanzando en último lugar y actuando como capitán. Y precisamente ha sido otro inquieto cartagenero, Paco Montoya, de La Magdalena, el que ha conseguido que se realice el primer monumento al manillas en acero, obra de los escultores cartageneros José Antonio López Palazón y Juan Pedro Esteban Nicolás, distinta a todas las demás en cuanto a su forma y ejecución, ya que se ha realizado a partir de varillas calibradas.
Expresiones propias
En breve será presentada y ubicada en una zona céntrica de la ciudad, para que todos los cartageneros se puedan fotografiar con ella, antes de montarla definitivamente en el campo de bolos de esa diputación de la zona oeste cartagenera, donde ya se encuentra en funcionamiento la Asociación Cultural La Chamba de Amigos de los Bolos Cartageneros, que está intentando potenciar este deporte entre todos los jóvenes, teniendo sus puertas abiertas para todos aquellos que deseen participar.
Mientras nos recreábamos en la sobremesa, seguimos hablando sobre otros términos boleros, cuyos significados fuimos aprendiendo: andana, aparear, birlaero, chamba, láguena, margarite, zoronga, palotear... Termino con una de esas frases para pensar: «A veces te encuentras en medio de la nada, y a veces, en medio de la nada es cuando te encuentras».